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TOKIO, JAPÓN.- Las notas censuradas que escribió un periodista estadounidense, quien logró llegar a Nagasaki poco después que fue atacada con la bomba atómica, aparecieron seis décadas después, ofreciendo un testimonio sobre la destrucción de la ciudad y los padecimientos causados por la radiación a sus habitantes.
El diario nacional Mainichi comenzó a publicar este mes una serie de notas y de fotografías de George Weller sobre Nagasaki, ubicada unos 980 kilómetros al suroeste de Tokio. El material fue rechazado por los censores militares estadounidenses, y permaneció perdido durante 60 años. Weller contrató una lancha japonesa de remos, viajó en tren y luego se hizo pasar como coronel del Ejército estadounidense, para llegar a Nagasaki a comienzos de septiembre de 1945, informó el diario. El periodista recibió varios premios durante su carrera y trabajaba para el desaparecido Chicago Daily News.
Cuando llegó a la ciudad, había pasado aproximadamente un mes después del ataque atómico contra Japón -la primera bomba fue lanzada sobre Hiroshima y la segunda en Nagasaki. Japón capituló el 15 de agosto de 1945, con lo que terminó la Segunda Guerra Mundial.
Weller, quien falleció en 2002, fue el primer periodista extranjero que llegó a la ciudad devastada. El general Douglas MacArthur, jefe de la ocupación estadounidense en Japón, había prohibido el ingreso de los reporteros a la población, recordó el diario.
Las copias al carbón de las notas, que tenían una extensión total de unas 25 mil palabras en 75 páginas escritas a máquina, fueron descubiertas por su hijo, Anthony, junto a una veintena de fotografías, el verano pasado, en su apartamento en Roma, informó el diario.
Aunque eludió a las autoridades estadounidenses para llegar a Nagasaki, Weller sometió sus notas -la primera fechada el seis de septiembre- al juicio de la censura. Las notas enfurecieron tanto a MacArthur que él personalmente prohibió su publicación y ordenó que los originales no le fueran devueltos al periodista.
Alrededor de 70 mil personas murieron por la explosión en Nagasaki. Anthony Weller dijo al rotativo que aparentemente, los oficiales querían eliminar la información sobre las enfermedades causadas por la radiación, y temían que el trabajo de su padre inclinara la opinión de los estadounidenses contra la creación de un arsenal nuclear.
En una nota fechada el ocho de septiembre, Weller describe su caminata por la ciudad, descrita como un paraje devastado por la guerra, y revela evidencias que respaldaban las versiones de que la radiación había causado una “misteriosa enfermedad” a los pobladores.