Washington, (EFE).- Un niño cuya abuela haya fumado cuando estaba embarazada puede tener un riesgo de desarrollar asma infantil dos veces mayor que el de niños sin ese antecedente, según un estudio que publica la revista médica "Chest".
El estudio fue elaborado por investigadores de la Escuela Keck de Medicina de la Universidad del Sur de California y sugiere que los efectos dañinos del tabaco en los pulmones pueden llegar dos generaciones más allá, de las abuelas a los nietos, aunque la madre de éstos no parezca afectada.
"Este es el primer estudio que muestra que si una mujer fuma mientras está embarazada, tanto sus hijos como sus nietos tienen más probabilidades de sufrir asma", sostuvo el director del estudio Frank Gilliland, profesor de medicina preventiva en Keck.
Los investigadores de Keck entrevistaron a parientes o tutores de 908 niños del sur de California que participaron en un estudio de salud infantil que incluyó a niños y adolescentes menores de 16 años.
De los participantes, 338 habían sufrido asma antes de los 5 años de edad y otros 570 no padecían la enfermedad.
El asma afecta ligeramente más a los negros (5 por ciento) que a los blancos (5por ciento). Cada año mueren en EEUU unas 5 mil personas como consecuencia del asma.
El estudio realizado en Keck determinó que los niños cuyas madres fumaron durante la gestación tenían 1.5 más probabilidades de desarrollar asma en los primeros años de vida que los niños cuyas madres no fumaron durante el embarazo.
Los niños cuyas abuelas fumaron durante el embarazo tenían 2.1 más probabilidades de desarrollar asma.
"Sospechamos que cuando una mujer embarazada fuma, el tabaco puede afectar el mitocondrio del ácido desoxirribonucleico del feto y, si es una niña, también sus futuras células reproductivas", dijo Gilliland.