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Riesgos en 2006/Actitudes

José Santiago Healy

México tendrá el próximo año la gran oportunidad de brincar por segunda ocasión consecutiva de un sexenio a otro sin las traumáticas devaluaciones de antaño.

Debido al control en las finanzas públicas, a los altos precios del petróleo y al crecimiento económico, los mexicanos viven como pocas veces una prolongada estabilidad económica.

Si bien es cierto que el crecimiento no llegó al siete por ciento anual prometido por Vicente Fox, se han alcanzado tasas moderadas y consistentes.

También ayudaron las remesas de los paisanos que viven en Estados Unidos que este año alcanzarán la friolera de los 20 mil millones de dólares y la masiva emigración de mexicanos al exterior que libera tensiones sociales y económicas.

Por supuesto para que México alcance un desarrollo medianamente aceptable en donde se supere la pobreza ancestral y los enormes rezagos sociales, se requieren veinte o treinta años más de esfuerzo y dedicación.

De nada valen los avances si cada sexenio se cae como en el pasado en profundas crisis financieras que colocaban al país peor que al inicio de cada Gobierno.

Por ello es muy importante, diríamos que crucial, que el cambio sexenal de 2006 se realice sin sobresaltos ni estallidos financieros.

El clima político cada vez más caliente por las elecciones presidenciales provocará muchas tormentas, pero si no se cometen errores oficiales ni se repiten sucesos graves como los de 1994, México podrá ligar tres sexenios con una moderada y valiosa estabilidad.

Pero habrá que cuidarla con pinzas, evitar traspiés y declaraciones torpes como las del secretario de Economía, Sergio García de Alba, mismas que hicieron recordar el “error de diciembre” de 1994, protagonizado por el entonces secretario de Hacienda, Jaime Serra Puche.

García de Alba, cuyos antecedentes son poco conocidos por no decir que grises, dijo recientemente en Los Pinos que “están los elementos dados para que haya un razonable ajuste en el tipo de cambio y así apoyar el desempeño económico y el tema del empleo”.

Todavía no llegaba la noticia al mercado cambiario cuando el presidente Vicente Fox salió al quite para asegurar que nadie le “metería mano” al peso y que seguirá flotando como hasta ahora.

Días después el secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, aseguró que las finanzas están sólidas y blindadas por lo que no existe posibilidad ni necesidad de un ajuste la paridad del peso contra el dólar.

Seguramente García de Alba no volverá a abrir la boca de esa forma tan irresponsable, porque a estas alturas una metida de pata de tal naturaleza puede costarle al Gobierno de Vicente Fox los cinco años de disciplina y control fiscal.

En aquel fatídico diciembre de 1994, Serra Puche mencionó en una entrevista matutina por radio que el peso se ajustaría en el futuro para tomar su valor real en el mercado. Todavía no concluía su respuesta cuando se desató por carretadas la fuga de capitales.

En sólo tres días salieron más de diez mil millones de dólares y las fugas se prolongaron varios meses porque el presidente Ernesto Zedillo y su novel ministro de Hacienda no tenían la menor idea de lo que estaba pasando.

Para 2006 existen claras evidencias de que grupos nefastos buscarán enrarecer el ambiente y provocar una nueva crisis política y financiera.

No hay que olvidar que a río revuelto, ganancia de pescadores, y que en cada turbulencia sexenal surgen de la noche a la mañana misteriosas y cuantiosas fortunas.

Así que ojo amigos lectores, cuando escuche las versiones catastrofistas sobre el fin sexenal, vengan de la izquierda o la derecha, identifique primero a la fuente y a sus móviles antes de creer lo que le digan. Hay que poner un alto a tan perversa manipulación.

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