ADIÓS
Despide el mundo cristiano
a Juan Pablo, a quien venera
por encaminarlo al cielo,
donde sabe que lo espera.
Su pureza e inocencia
esgrimió como un ejemplo,
para cautivar al tibio
y llevarlo hasta su templo.
ADIÓS
Despide el mundo cristiano
a Juan Pablo, a quien venera
por encaminarlo al cielo,
donde sabe que lo espera.
Su pureza e inocencia
esgrimió como un ejemplo,
para cautivar al tibio
y llevarlo hasta su templo.
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