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Rincón beisbolero

Claudio Martínez Silva

Llama la atención que un hombre de beisbol como José ?Zacatillo? Guerrero, veterano de mil batallas, trabaje con el entusiasmo que él lo hace en los primeros días de la pretemporada de Vaqueros Laguna.

Desde las 9:30 horas, cuando Marco Antonio Soto inicia el acondicionamiento físico, el cuerpo técnico participa activamente y da gusto ver como este miembro del Salón de la Fama pone el ejemplo a las nuevas generaciones que buscan una oportunidad en el campamento de Vaqueros Laguna.

Enrique Reyes ha recibido muchos adeptos por el buen trabajo de los Pericos de Puebla en los últimos años, pero la figura de José Guerrero Cano ha sido fundamental para el éxito del equipo verde. Por cuestiones políticas que no viene al caso señalar, ?Zacatillo? no estaba en su casa, pero hoy afortunadamente está presente, como guía no sólo de peloteros, sino incluso del cuerpo técnico e incluso de los mismos directivos, siempre con un consejo acertado, en base a sus más de 50 años en el beisbol.

Platicar con José ?Zacatillo? Guerrero es interesante para todo amante del beisbol; ayer don Pepe lucía entusiasmado por el gran número de peloteros jóvenes que trabajan en el Estadio de la Revolución, pero acertadamente señala que será vital el aporte de la gente de experiencia para ayudar a que los muchachos puedan dar el estirón.

Junto a Gustavo Llenas, llamado cariñosamente ?Chilotito? veíamos a Vicente ?Huevo? Romo corregir los movimientos de un lanzador derecho, Ismael Castillo, que demuestra excelentes hechuras. Gustavo Llenas avaló las condiciones de este lanzador que jugó para los Piratas de Campeche, pero de pronto dijo: ?nadie como Vicente?. Y es que el dominicano coincide con los expertos al definir al popular ?Huevo? Romo como el mejor lanzador en la historia del beisbol mexicano.

Es motivante llegar temprano al Estadio de la Revolución y ver como desde las 9:30 de la mañana la actividad es intensa, con el trabajo físico que se realiza bajo una buena planeación, para que al término de éste se dé paso a la práctica de cuadro y a la actividad de los lanzadores en el bullpen, bajo la atenta mirada de Vicente Romo y Adolfo Navarro.

La práctica de bateo es interesante y aunque no deja de serlo, se pueden ver las cualidades ofensivas de quienes hoy buscan un lugar en el equipo de Liga Mexicana. Para el próximo lunes la actividad se intensificará aún más, con atención especial para el cañonero venezolano, Rafael Álvarez, del que se tienen excelentes cartas de recomendación y que es una de las caras nuevas de Vaqueros Laguna.

Varios cañoneros venezolanos han desfilado por las filas del equipo lagunero y cómo olvidar a Leo Hernández, que llegó de los Yanquis de Nueva York en 1987 para convertirse en campeón jonronero de la liga, cuando Ramón ?Diablo? Montoya era el manager de los entonces Algodoneros. Con muchos problemas para cubrir la tercera base, Leo Hernández producía muchas carreras con su bate, pero no menos impulsaba para el rival, por sus deficiencias con el guante.

Venezolano también era el inquieto Ossie Olivares, que en 1991 repartió líneas en el Estadio de la Revolución, aunque su indisciplina le impidió echar raíces en la organización. Olivares fue de esos peloteros que tienen todo para ser estrellas, pero por su comportamiento van de equipo en equipo y nunca logran establecerse.

En la era de Javier Cavazos, el Unión Laguna trajo a Jesús González Loroño, venezolano que fue una excelente contratación, quizá por haber jugado ya en México, con Acereros de Monclova y Piratas de Campeche. González Loroño fue campeón de dobles con los Algodoneros y también terminó entre los mejores productores de la liga; seguramente los buenos aficionados al beisbol lo recuerdan como uno de los mejores bateadores de Venezuela en la pelota mexicana.

Junto a Jesús González vino su paisano Argenis Conde, lanzador de gran velocidad, que años atrás había jugado en México con los Tigres Capitalinos; en el Unión Laguna se contrató al manager venezolano Pompeyo Davalilllo, que en 1999 no pudo terminar la temporada al frente de la nave; el castigo del destino fue implacable, porque un año antes la directiva le había dado las gracias a José ?Zacatillo? Guerrero; Javier Cavazos, en su calidad de presidente, no promovió el movimiento, pero sí lo avaló, para dar paso a Davalillo, que finalmente fue el gran fracaso de quienes lo contrataron.

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