Cuando se anunció la activación de Ricardo Ruiz en el roster de 28 peloteros, se pensó en este jugador como un suplente de infield; el llamado para el ex de los Diablos Rojos del México se dio ante la lesión en el codo de Abel Martínez, que impidió al antesalista de Vaqueros Laguna realizar el viaje a San Luis Potosí para la serie frente a los Tuneros.
Se dijo entonces que Ricardo Ruiz era un buen utility de infield, para una emergencia en tercera, segunda, el campo corto y la inicial; también se informó que Ruiz podría cubrir los jardines, si la emergencia era mayor.
Ruiz ha cumplido ya 12 juegos con Vaqueros Laguna y el destino quiso que muy pronto no sólo fuera un relevo valioso, sino un titular indiscutible de buen contacto con la pelota; su desempeño en el cuadro es acertado y en el jardín izquierdo también cumple.
Las lesiones de Rafael Álvarez, Julio Reyes y Rafael Castañeda obligaron a Gerardo Sánchez a utilizar a Ricardo Ruiz, inicialmente en el infield y después como jardinero izquierdo, en donde su trabajo ha sido bastante bueno. Por si eso fuera poco, Ruiz está convertido en un efectivo segundo bate, que igual da la línea oportuna, hace la jugada adecuada y es un buen corredor de bases.
Los mismos problemas de salud, las lesiones y bajas de juego, crearon un hueco profundo en el staff de lanzadores, lo que obligó a traer brazos nuevos a la organización.
Se daba así la activación de Obed Posadas y Édgar Ahumada, pitchers quizá con muy poco nombre, pero que desde su llegada dieron muestras de sentir un gran compromiso con la organización, además de hambre de trascender, lo que finalmente hace que un elemento, novato o de experiencia, se convierta en estelar de cualquier liga.
Precisamente se avecinaba la gira a San Luis Potosí, era el turno para Adrián Hernández, pero el cubano seguía indispuesto, la opción para el primero de la serie fue Julio César Jiménez y el zurdo tuvo una actuación desafortunada, muy lejana a las que brindó el de Zacatecas en el arranque de la campaña. Carlos García salió del roster y fue así como irremediablemente llegó la oportunidad para que Obed Posadas iniciara un partido.
Los buenos trabajos de este serpentinero derecho dieron confianza al cuerpo técnico, y el miércoles anterior, en su segunda salida como abridor, hizo un gran esfuerzo frente a los Sultanes de Monterrey. Posadas recibió dos jonrones pero en la loma enseñó que da pelea, que no se achica al recibir un batazo grande, y al igual que Oswaldo Mairena levantan la cara cuando viene un error de su cuadro.
Jesús Treviño cumplía un trabajo eficiente como brazo zurdo, cuando de pronto se da la lesión que lo deja fuera de toda la temporada. Como anillo al dedo llegó Édgar Ahumada, lanzador de brazo equivocado que también ha demostrado tamaños para hacerse cargo de la lomita en momentos de apremio, muy comunes en un equipo que ha batallado y que va a la alza, como es el caso de Vaqueros Laguna.
Hoy en la mente de los directivos pasan muchas ideas, de pronto se piensa en situaciones que se pueden hacer para remediar la situación, pero finalmente se da algún suceso que impide concretar la negociación. La lesión de Rafael Álvarez hizo que se pensara detenidamente si mantenerlo y esperar su recuperación. Finalmente se optó por reforzar el pitcheo y se dio así la firma del también venezolano Elio Serrano, que ya el miércoles ante los Sultanes de Monterrey lanzó dos entradas sin mayores problemas, y parece que tiene con qué ser ese preparador que requiere Ben Rivera para la última entrada.
Y al hablar de Ben Rivera no queda más que quitarse el sombrero y reconocer el trabajo del dominicano. En el segundo de la serie frente a los Sultanes, Rivera lanzó tres entradas perfectas para superar en el duelo a su paisano Máximo de la Rosa, que en el cierre de la novena entrada entró a buscar el salvamento, pero encontró un cuadrangular de Ramón Espinosa que mandó el juego a extrainnings, para que el estelar dominicano posteriormente se convirtiera en el derrotado.
Sin contar el juego de anoche, Vaqueros Laguna había ganado ocho de los últimos 11 y estaba a cuatro de ventaja del liderato de la Zona Norte. No es para echar las campanas al vuelo, pero sí para fincar esperanzas sólidas en un repunte definitivo que ponga al equipo naranja a la altura de los mejores de su grupo, el plantel que se tiene, con todo y lesiones, está para eso.
Ver el trabajo de pretemporada día a día en el Estadio de la Revolución y analizar la trayectoria de cada uno de los integrantes del roster, da para pensar en el repunte del equipo, aun cuando se estaba metido en aquella horrible racha de derrotas que incluyó limpias en casa frente a Aguascalientes y Tigres, con intermedio de una gira de cinco derrotas y un triunfo por Villahermosa y Campeche.
Las cosas que no salieron bien se han corregido sobre la marcha porque no hay tiempo, ya que el equipo necesita ganar continuamente para estar en los primeros lugares de la Zona Norte. Las lesiones y la epidemia que afectó hasta a 12 peloteros no es un pretexto sino una realidad, y si alguien puede dar su testimonio al respecto es Adrián Hernández, quizá el más afectado por el virus que se hizo presente.
Ganar la serie a los Sultanes de Monterrey, así sea en el Estadio de la Revolución, habla de la fortaleza necesaria para enfrentar a cualquier rival con buenas posibilidades de éxito. No se pueden omitir las fallas; la salida de Boi Rodríguez se lamentó en su momento, así como la de ?Bobby? Lara. Se habló bien de la decisión de tomar a José Amador Rodríguez sobre Grimaldo Martínez y el tiempo ha dado la razón; el beisbol no es como otros deportes, aquí se debe estar presente un día sí y el otro también, porque en un abrir y cerrar de ojos suceden cosas que cambian el panorama y dan pie a puntos de vista tan lamentables como equivocados.