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SANTO TOMÁS DE IXTLÁN, OAX.- El Templo de Santo Tomás Apóstol de Ixtlán, uno de los edificios dominicos del siglo XVIII con mayor riqueza arquitectónica y artística de la Sierra Norte de Oaxaca, está construido en cantera blanca y verde, posee dos portadas de estilo barroco churrigueresco y 11 retablos de oro, incluido el del Altar Mayor.
Uno de los elementos arquitectónicos que lo hace sobresalir sobre otras edificaciones religiosas de la región -también dominicas, barrocas y centenarias- es su amplio atrio almenado sobre un terraplén que a sus dos mil 060 metros sobre el nivel del mar permite una de las vistas de mayor extensión sobre la Sierra Norte.
Desde él pueden observarse las principales montañas del Distrito de Ixtlán (Raa-Nita con tres mil 200 metros sobre el nivel del mar; Pozuelos con tres mil 159 y La Guetzi con dos mil 600); el muy cercano nudo del Zempoaltépetl, el cerro sagrado de los mixes; y hasta el Citlaltépetl (Pico de Orizaba) asentado en territorio de Veracruz.
El atrio de Santo Tomás, uno de los mayores orgullos de los ixtlecos junto con el Templo del Apóstol y su vecindad con Guelatao, pueblo natal del ex presidente Benito Juárez, tiene una función muy importante para la vida social y espiritual del pueblo: servir de escenario principal y secundario de las diez fiestas religiosas que hay al año.
El calendario festivo de Ixtlán comienza con el Baile de los Compadres, en la primera semana de febrero y que anuncia las Carnestolendas; el Carnaval, el último domingo antes de la Cuaresma; la Semana Santa (marzo o abril); las fiestas patronales de San Pedro (29 de junio), la Virgen de la Asunción (15 de agosto); San Francisco (cuatro de octubre); los Días de Muertos (uno, dos y tres de noviembre); la Soledad (18 de diciembre); Santo Tomás Apóstol (21 de diciembre) y la Navidad (24 y 25 de diciembre).
El día del Carnaval, que no se celebra en las mismas fechas que en otras regiones del país, toda la comunidad sube al Cerro de Cuachirindoó para danzar, divertirse y comer tamales con tepache.
La celebración más grande corresponde a la del patrono Santo Tomás, pues acuden a ella vecinos y feligreses de los cuatro barrios (San Pedro, Asunción, San Francisco y Soledad), de las seis agencias municipales de Ixtlán y centenares de ixtlecos emigrados a Estados Unidos, México y otras ciudades de la República.
Esta fiesta es precedida el 18 de diciembre por un desfile de carros alegóricos (uno por cada barrio y un quinto de la alcaldía) portando imágenes que recorren las principales calles de la población; se gastan juegos pirotécnicos; se baila la Danza de los Lanceros y se consumen mole, amarillo de cuatro carnes (pescado, cerdo, res y pollo), pulque y tepache.
Ixtlán de Juárez tiene una población total, según el XXI Censo General de Población y Vivienda del año 2000, de cinco mil 127 habitantes, cuatro mil 403 zapotecos y mil 246 mestizos. Su principal actividad productiva es la explotación de recursos forestales, la cual ocupa el 70 por ciento del PEA y la agricultura de temporal (maíz, fríjol, hortalizas).
La presencia de los indígenas zapotecos en la región es, según versiones orales, reciente y oscura, pues la ?gente grande? dice que los primeros pobladores procedían de un lugar de ubicación indefinida llamado Laduu, del cual habrían salido por las presiones de conquista que ejercían los aztecas.
En esa peregrinación estuvieron primero en Tuxtepec y luego en Mitla, en el Valle de Oaxaca, antes de asentarse y ocultarse en lo que hoy se denomina Ixtlán, vocablo nahua que significa ?lugar de fibras? y que en zapoteco denominan Laa Yetzi, que en español se traduce ?hoja gruesa o magueyera?.
El Templo de Santo Tomás Apóstol, cuya fachada y torres fueron recientemente restaurados, tiene un pendiente que a finales de enero fue expuesto a técnicos de la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural del Conaculta: la limpieza de sus retablos, enmohecidos con el polvo y el humo del copal y las candelas quemadas en más de tres siglos.