Agencias
WASHINGTON, EU.- El cineasta estadounidense de origen mexicano Robert Rodríguez, icono del cine independiente de bajo presupuesto, estrenó el viernes en Estados Unidos, Sin City (Ciudad del Pecado), la adaptación de una historieta de Frank Miller poblada de sexo, violencia, depravación y gran cuidado estético.
Luego de darse a conocer en 1992 con su película El Mariachi y tras consolidarse como director con Desperado (1995), From Dusk Till Dawn (1996) y Spy Kids (2001), Rodríguez apostó por el blanco y negro para esta aventura en la que los buenos y los malos son reemplazados por duros y débiles, ricos y decadentes, asesinos a sueldo, policías corruptos y hermosas pero despiadadas mujeres.
Para los personajes recurrió a Bruce Willis, Benicio Del Toro, Clive Owen, Rosario Dawson, Brittany Murphy y a Mickey Rourke, a quien rescató del olvido de la misma forma que Quentin Tarentino lo hizo con John Travolta cuando filmó Pulp Fiction.
De hecho, Tarantino participó en Sin City como director invitado, al igual que Miller quien, como creador de la historieta, es responsable junto a Rodríguez del guión de la película, que reúne tres capítulos de la tira cómica original.
El asesinato de una bella mujer desencadena la furia de Marv (Rourke), un lumpen que, al encontrarla muerta en su cama, en la primera noche que pasaban juntos, se lanza a recorrer la ciudad sediento de venganza.
"Esto es sangre contra sangre y a raudales. Vuelta a los viejos tiempos, los días difíciles ¡Los del todo o nada!"
Por otro lado, el corrupto y violento policía Jackie Boy (Del Toro) se enfrenta al más duro entre los duros, Dwight (Owen), por un tema de polleras que desencadena una sangrienta guerra de pandillas.
Y está también Hartigan (Willis), un solitario policía a punto de jubilarse, que persigue al violador y asesino serial Roark Junior (Nick Stahl), para poder salvar a la voluptuosa desnudista Nancy, interpretada por Jessica Alba.
La mano de Tarantino está omnipresente en la estructura de tramas paralelas, cruces de personajes y diálogos serenos en pleno diluvio de hemoglobina de la película, que fue realizada totalmente en blanco y negro, salvo por el rojo que mancha un vestido, algunos ojos azules y varias blondas cabelleras.
Para esta película, que costó 40 millones de dólares, Rodríguez rompió con las reglas de Hollywood para filmar en su estudio de Austin (Texas, sur), donde reside. Además, renunció a la Asociación Estadounidense de Cineastas para poder tener como co-director a Miller, que no es miembro de ese grupo.
La prensa estadounidense recibió Sin City con ciertas reticencias y no ha cesado de advertir al público sobre la extrema violencia que destila el filme.