SAO PAULO, BRASIL.- Con un gol y muchas lágrimas Romario se despidió ayer para siempre de la selección absoluta de Brasil a los 38 minutos de un partido amistoso contra Guatemala que los de Carlos Alberto Parreira vencieron por 3-0.
El defensa central Anderson estableció la ventaja a los cinco minutos, Romario, el Señor que hace llover goles, aumentó a los 17 y el ariete Grafite selló la cuenta a los 60 ante un adversario que corrió con entusiasmo por todos los sectores de la cancha, pero sin causar daño.
La salida de Romario de la cancha del estadio Pacaembú, que desde hace 37 años no recibía un partido internacional de la selección brasileña, fue escoltada por los ex futbolistas Raí, Viola, Dunga, Paulo Sergio y Branco, que alinearon con él en el equipo campeón del Mundial de Estados Unidos, en 1994.
?Lamentablemente acabó, pero la vedad estoy muy feliz por todo lo que conquisté con esta camiseta?, dijo con los ojos inundados de lágrimas el mejor futbolista del mundo en 1994 en el momento en que ponía fin a dieciocho años de éxitos en la selección brasileña.
El segundo mayor goleador en la historia de la selección, ahora con 71 goles, 24 atrás de Pelé, fue sustituido por Grafite a los 38 minutos y mantuvo paralizado el partido mientras dio una vuelta olímpica en medio de aplausos.
El delantero, de 39 años, había marcado su último gol en partidos oficiales a la selección de Perú, en las eliminatorias del Mundial de 2002, y su último partido en competiciones de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) fue en ese mismo torneo, en Montevideo, en la victoria de Uruguay por 1-0.
La superioridad brasileña comenzó a marcarse a los cinco minutos, cuando Anderson envió de cabeza al fondo un centro desde la derecha, a la salida de un córner.
Romario tuvo su primera oportunidad de gol a los ocho minutos, con un lanzamiento cruzado que recibió por la derecha y de primera transformó en un remate seco que murió en las manos del portero Miguel Klée.
A los 17, una jugada de carambola permitió al jugador del Vasco da Gama celebrar el último gol en su última noche vestido de canario.
Un mal despeje del portero dejó a Ricardinho con el balón en sus botas, que de inmediato despachó al centro del área, donde el goleador estaba para conectar de cabeza al fondo de la red
En su celebración, Romario levantó su camiseta para hacer un homenaje a su hija Ivy, de poco más de un mes de vida, que nació con síndrome de Down: ?yo tengo una hija que es una princesita?, rezaba la inscripción en una remera blanca que portaba bajo su uniforme.
El gesto le valió una tarjeta amarilla del árbitro uruguayo Martín Vázquez y que le mereció un furioso abucheo de los hinchas.
A los 27 minutos un gol de Romario fue anulado por posición adelantada.
El ex jugador del Barcelona y del Valencia españoles no necesitó para brillar de la chispa del nobel Robinho, dieciocho años más joven que él.
Robinho pasó casi inadvertido y Romario, acostumbrado a atraer todos los reflectores de las cámaras, no decepcionó en su última noche como internacional.
El mismo Grafite, que sustituyó al personaje de la velada de hoy, no tuvo problemas para marcar el tercer y último gol a los 60 minutos con un toque suave al lateral izquierdo de Klée.
Brasil terminó presionando, los de Ramón Maradiaga aguantando y satisfechos por haber encajado apenas tres goles en un partido que la prensa local creía que podría arrojar una tremenda goleada.