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Ruido/Nuestro concepto

El día de hoy Torreón se viste de gala. La ciudad es sede de la XXIII Conferencia de Gobernadores Fronterizos México-Estados Unidos, encuentro que sin duda se desarrollará bajo el ojo del escrutinio mundial por la diversidad e importancia de los temas agendados. Sin embargo hay dos fantasmas que recorren la región con una cauda de incertidumbre e incomodidad: la posible manifestación de protesta de la llamada “Ola Verde” y las movilizaciones que en su desesperación ante la contundencia de los señalamientos en su contra, promueve el alcalde de Matamoros que se siente agredido y sin cobijo.

Sobre la inconformidad de los seguidores de Raúl Sifuentes y su lucha por lograr contender por la candidatura priista al Gobierno del Estado, ésta se dirime y agota, en última instancia, en los tribunales electorales, Estatal y Federal, por lo que la presión política en un momento de gran oportunidad para la promoción de la región ante mandatarios estadounidenses y potencialmente, ante inversionistas de todo el mundo, resulta impropia, excesiva y hasta injusta para todos aquellos que por fortuna no viven y mueren en función del proceso interno tricolor.

Torreón debe estar de fiesta, por las oportunidades periféricas que ofrece un evento de la magnitud del que hoy inicia y por lo tanto, no debe ser contaminado por luchas políticas que se deben ganar en las mesas de negociación, en las instancias jurídicas correspondientes e incluso en los acuerdos que podrían llegar a tomar, o no, los grupos actualmente en pugna, pero que no deben llegar jamás a las calles y menos en un momento de gran trascendencia para toda una ciudad.

Sobre el afán del alcalde de Matamoros de desviar la atención de las irregularidades en la Cuenta Pública de 2003 -y del hecho que la mayoría de los regidores ha votado por su destitución- hacia una supuesta campaña de desprestigio en su contra, sólo quedaría recordar que el desempeño de su administración no sólo está sujeto al escrutinio de la ciudadanía y los medios de comunicación, sino también de la Contraloría Mayor del Congreso del Estado y ante esto, poco gana con movilizar a sus simpatizantes para lanzar consignas sin sustento. Por el bien de todos, queda esperar prudencia en los quejosos y eficiencia en aquellos encargados de velar por la tranquilidad del evento.

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