Y TORREÓN ALCANZÓ LA CATEGORÍA DE CIUDAD EN 1907
Un pueblo sin archivos es un pueblo al que se le dificulta conocer su pasado. La historia de Torreón, por una causa o por otra, tiene muchas lagunas provocadas por la ausencia de archivos completos. Algunos culpan a la incuria, otros a la Revolución o a Pancho Villa y hasta al miedo a que se conozca la verdad en algunos aspectos
Por eso ahora recurro al periódico El Imparcial de la capital de la República para conocer cómo vivieron los torreonenses los momentos en los que la villa fue ascendida a la categoría política de ciudad, veamos:
A partir del 15 de septiembre de 1907 nuestro Torreón comenzó su vida como ciudad, la finca con un torreoncito sería el testigo principal del rápido crecimiento y desarrollo del lugar que, de ser un pequeño rancho habitado por campesinos que desde 1850 estuvieron dedicados al cultivo del algodón, maíz y frijol, en sólo poco más de medio centenar de años se convertía en gran ciudad.
Ese día, la plaza principal llamada entonces Dos de Abril, en honor a la fecha en que Porfirio Díaz ganó una gran batalla, ya lucía fijados en las cuatro esquinas el bando solemne que la Legislatura de Coahuila había expedido el 13 de julio último, por medio del cual se erigió en ciudad a la villa.
Serían las ocho de la mañana cuando el jefe político, el presidente del ayuntamiento, los regidores, el jefe de armas, los empleados del Estado y la Federación y gremios de artesanos, etcétera, se reunieron en ese lugar para iniciar el desfile-procesión por las principales calles, significando así la importancia del acontecimiento.
Pero primero colocaron la primera placa de la nueva nomenclatura en la esquina donde se llegó a encontrar el edificio de Crédito y Ahorros, hoy Juárez y Cepeda, donde después de su incendio se construiría el Banco de La Laguna.
A la cabeza del desfile marchó una descubierta del VII Regimiento; cientos de obreros, luego los miembros del Círculo Mutualista y otras corporaciones, quienes daban a aquella procesión cívica inusitada importancia.
Siguió la comitiva por la avenida Cepeda y por la Matamoros llegaron hasta la calle de Ildefonso Fuentes. También se inauguró la Escuela Número Dos para niñas con un costo de 40 mil pesos. En el acto hizo uso de la palabra el doctor Carlos Viesca Lobatón, quien expuso sus ideas sobre la instrucción pública y se refirió al estado de progreso del país, debido ?a la paz y demás beneficios de la administración del general Díaz?.
Luego recorrió la comitiva la avenida Morelos para colocar en la calle Ramón Corona la primera piedra del Palacio Municipal, hablando en ese acto el doctor Leopoldo Escobar, que fue muy aplaudido, disolviéndose en ese lugar el convite.
Tanto el día 15 como el 16 se cerraron las cantinas reinando orden completo; los habitantes revelaron ante los visitantes moralidad y amor al trabajo. La corrida de toros del día 15 en la tarde salió regular y Gaona mató con valentía. El segundo espada fue cogido por el cuarto toro, afortunadamente sin consecuencias qué lamentar; la plaza presentó un lleno completo.
Ya en la noche de ese día, la Jefatura Política y las autoridades presidieron la ceremonia del Grito de Independencia realizada en la plaza Dos de Abril donde se levantó el altar de la Patria. Ese día el lugar estaba adornado e iluminado con multitud de focos de luz eléctrica y lámparas orientales. En el lugar se levantó una plataforma donde se verificó la selecta velada donde habló el licenciado Jacobo M. Aguirre e hizo reseña histórica de Torreón, por cierto ignorando la fundación de Zuloaga y a todos los habitantes de antes de 1887.
También participó el licenciado Manuel Garza Aldape quien disertó sobre la Independencia de México. A las once de la noche se realizó la ceremonia del Grito de Independencia con mucho entusiasmo y no podía faltar la serenata en honor del general Porfirio Díaz quien precisamente ese día cumplía años, y desde luego, ningún político quería estar ?fuera de la jugada?.
El día 16 se inauguró la Banda de Música Municipal para culminar con un desfile y los consabidos discursos políticos, esta vez pronunciados por don José Gálvez y Rodolfo González Llorca.
Ya para entonces la recién nominada se extendía rápidamente hacia el oriente con dirección a Matamoros (de La) Laguna; aseguró el corresponsal de El Imparcial que apenas hacía siete años los terrenos o lotes se conseguían hasta 60 veces menos que el valor en 1907, además calculaba la población torreonense entre 25 y 30 mil habitantes con 12 mil de población flotante. Ahora sí se podía decir que había muchos grupos de inmigrantes extranjeros atraídos por la riqueza que ahí circulaba.
Torreón era una ciudad modelo que había alcanzado grandes adelantos. Sus calles eran amplias con edificios modernos, algunos ya derruidos, y dignos de cualquier capital como el hotel Salvador, el mejor de la localidad y los bancos como el de Londres y México, Nacional, de Coahuila y hasta uno de chinos, con edificios propios y hermosos.
Se notaba un movimiento considerable y constante. La vida era de día y noche y, hasta en la madrugada circulaban coches, automóviles y circuitos de tranvías eléctricos. Diariamente llegaban y, según El Imparcial, salían 20 trenes. Ya se estaba construyendo un sistema de agua y drenaje. Había banquetas, claro, en el centro, y pronto se arreglarían las calles con pavimento.
Estaban establecidas casas comerciales de importancia como la de Lack, de maquinaria, El Puerto de Liverpool, etc., que tenían sus edificios propios de tres y cuatro pisos construidos con ladrillo y cantera, conforme al estilo americano. Había también agencias de las mejores casas americanas. Fábricas de jabón como La Unión y la gran Metalúrgica, guayulera La Continental, fábricas de muebles, La Internacional, empacadora, la fábrica de hilados y tejidos La Fe, etcétera.
Al estrenarse como ciudad, a Torreón se le tenía ya como uno de los más importantes centros industriales, comerciales, mineros y agrícolas del país.
Una de las primeras acciones emprendidas por el ayuntamiento fue la de gestionar ante la Compañía Bancaria de Bienes Raíces un empréstito por dos millones de pesos para la pavimentación de la ciudad, única mejora que faltaba, según ellos, para completar su belleza. El sobrante se invertiría en obras materiales. Comentarios a vobe44@yahoo.com.mx