En su Historia de Torreón de 1932 Eduardo Guerra escribió que el 15, 16 y 17 de marzo de 1929 la ciudad de Torreón vivió un bombardeo aéreo como consecuencia del levantamiento armado del general José Gonzalo Escobar, mismo que desde hacía nueve años había sido el Jefe de Operaciones Militares en esta plaza. Según el señor Guerra durante ese tiempo el general ?había creado intereses y amistades, había sido buen amigo de la ciudad de Torreón, y sus habitantes habían visto con agrado su encumbramiento en la carrera militar?. Describió este autor que la ?nueva revolución? proclamada el tres de marzo anterior enarbolaba ?el sufragio efectivo, la no reelección y la libertad efectiva de conciencia?, y que rápidamente fue secundada por los generales de varios estados de la República Mexicana.
Desde esa perspectiva Torreón se convertiría en una plaza militar rebelde, y de ahí que los torreonenses fueran testigos de esos tres días de bombardeo aéreo por los aviones del ?Gobierno General?, y que si bien el primer día de estos acontecimientos los habitantes más cautos buscaron refugios seguros, otros tantos ?temerosos, pero dominándoles la curiosidad contemplaban las evoluciones del avión?, y que todavía el día 17 ?tres aviones del gobierno hicieron llegar sus proyectiles y bombas sobre Torreón?. Al día siguiente un grupo de habitantes se dirigió al aeropuerto llevando una bandera blanca para informarle al piloto del avión del gobierno que recién aterrizaba, que los rebeldes habían evacuado la plaza.
Hasta aquí lo que Eduardo Guerra ofreció sobre este acontecimiento más centrado en la anécdota, y que como tal desde 1932 lo siguen consultando las generaciones de lectores laguneros, pero que muestra sus limitaciones cuando por ejemplo se quiere saber cuáles fueron las razones de fondo que originaron un movimiento de esta naturaleza y cómo terminó. Estas respuestas solamente pueden ser dadas por quienes conciben el quehacer de historiar como un continuo proceso social, y en este sentido diremos que el contexto del bombardeo aéreo que nos ocupa fue el siguiente:
La rebelión militar de 1929 encabezada en Torreón por el general Gonzalo Escobar siguiendo el Plan de Hermosillo, fue un vasto movimiento que aglutinó a la mayor parte de las fuerzas obregonistas quienes consideraban que el llamado y la organización de una asamblea constitutiva en la ciudad de Querétaro para la formación de un partido político nacional, del uno al cinco de marzo, no tenía otra finalidad que la consolidación del poder del general Plutarco Elías Calles. El Plan de Hermosillo dado a conocer el tres de marzo llamaba al pueblo a sublevarse para poner fin ?a la tiranía del general Calles? porque se suponía ?y así fue- que por medio de ese nuevo partido Calles impondría al próximo presidente, tras el asesinato meses atrás del reelecto candidato a la Presidencia de la República general Álvaro Obregón. En este plan se decía también que se apoyaba la candidatura a la presidencia de Gilberto Valenzuela, un civil.
En efecto esta rebelión se extendió rápidamente por el país arrastrando a casi una tercera parte de los generales y del ejército federal. Sin embargo no consiguió el respaldo popular urbano y rural no obstante los continuos llamados de los levantados. Eso sí, la rebelión escobarista opacó la importancia de los trabajos de la asamblea constitutiva del nuevo partido obligando a sus organizadores a decretar un día antes, el cuatro de marzo, el nacimiento del Partido Nacional Revolucionario (PNR), y en esos mismos momentos el recién nacido nombró como Presidente de la República a Emilio Portes Gil, quien a su vez nombró inmediatamente como Secretario de Guerra y Marina al general Calles, quien se encargaría, después de varios meses y acciones bélicas importantes, de apagar lo que al cabo del tiempo se ha convertido en la última gran tentativa de golpe de estado militar en México, y que tuvo como una de sus repercusiones iniciales el bombardeo aéreo a la ciudad de Torreón en ese mes de marzo de 1929.
