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Rumbo al Centenario / La historia de algunas historias

Fernando Llama Alatorre

-Tercera parte-

La rebelión de los indios y las primeras fundaciones

La zona noroeste de Coahuila era desconocida pues aun cuando había sido cruzada desde 1590 por Gaspar Castaño de Sosa y Juan Morlete, ninguno de ellos dejó descripción o referencia sobre ella y es poco probable que exploradores aislados penetrarán en la región ocupada por los tobosos y apaches que tenían una reputación de fiereza y crueldad. En el sur bajo la jurisdicción de la Nueva Vizcaya desde Anhelo hasta La Laguna se encontraban únicamente dos poblados que por su número de habitantes y su riqueza económica podrían considerarse villas, éstas eran Saltillo y Parras pero su prosperidad era muy relativa.

Las rebeliones de los indios eran frecuentes con los consiguientes ataques a los poblados españoles obligando al gobierno a instalar asentamientos de tlaxcaltecas contiguos o muy próximos a pesar de los conflictos suscitados por la vecindad.

En esa vasta región prácticamente desconocida se proyectó fundar un presidio y se comisionó al Capitán José de Berroterán para explorarla. Berroterán inició su marcha el 13 de enero de 1729 de la Misión de Conchos cerca de Camargo, Chih., fundada desde 1602 pero aún bajo la jurisdicción de la Nueva Vizcaya y se dirigió a Mapimí, pasó después por los poblados de Las Cruces y San Pedro del Gallo hoy en Durango y del último punto tomó rumbo hacia el oriente penetrando en el actual territorio de Coahuila que en esa época pertenecía a la Nueva Vizcaya llegando a La Laguna de Mayrán, y de ahí partió con dirección a Cuatrociénegas por una ruta probablemente aproximada al actual camino entre esta población y San Pedro, Coah., pero antes de llegar a Cuatrociénegas viró al oriente dirigiéndose a Monclova entrando a la provincia de Coahuila. de Monclova se dirigió al presidio de San Juan Bautista del Río Grande en línea recta y de este punto continuó hacia el noroeste en un trayecto casi paralelo al río Grande (Bravo) por el lado sur en la gran llanura del Golfo. Cruzó el Bravo pasando al actual territorio de Texas caminando paralelo al río por una corta distancia y de nuevo pasó a terreno de Coahuila.

En el Distrito de Parras también aparece un nuevo poblado fundado por tlaxcaltecas de la Villa de ese nombre deseosos de establecerse en tierras no asfixiadas por los latifundios del marquesado de Aguayo, la Compañía de Jesús y otros de menor cuantía, dueños de todas las tierras de Parras. Salieron de esta población porque el marquesado de Aguayo les robó el agua, en Homos no pudieron establecerse por no pelear con los jesuitas que los habían detenido en algunas ocasiones en su lucha contra el Marquesado por lo que optaron establecerse en el sitio conocido como El Álamo, (Viesca). El Marquesado reclamó la propiedad de ese terreno entablándose un litigio ganado por los tlaxcaltecas cuando demostraron la caducidad de la concesión porque el Marquesado no había establecido las fundaciones estipuladas.

El Gobierno Virreinal concedió el terreno a los tlaxcaltecas fundándose el pueblo de San José y Santiago del Álamo (Viesca) el 24 de julio de 1731 en presencia de Prudencio de Basterra Alcalde Mayor y Capitán a Guerra de los Distritos de Saltillo y Parras acompañado del sacerdote Lic. Manuel Valdés.

La misión de San Buenaventura languidecía por los continuos ataques de los indios, pues al ser abandonado Cuatrociénegas, San Buenaventura quedó como el punto más avanzado hacia el oeste en la zona de Monclova, en 1738 solamente quedaban 16 familias y en 1744 por su cercanía a Nadadores se definieron las tierras pertenecientes a ambas misiones y las del poblado tlaxcalteca de Nuestra Señora de la Victoria de Casa Fuerte (Nadadores nuevo), y el Virrey conde de Revillagigedo suprimió la Misión de San Buenaventura y ordenó la fundación de un poblado con el nombre de Nuestra Señora de Guadalupe de Horcasitas de San Buenaventura en 1747, origen de la actual villa hoy popularmente conocida como San Buena.

En lo que se refiere a Coahuila los jesuitas habían formado un inmenso latifundio abarcando de Parras hasta Jimulco en los límites con Durango y de norte a sur desde Parras hasta incluir una pequeña zona del norte de Zacatecas. Los latifundios jesuitas habían llegado a convertirse en verdaderas provincias autónomas como en Sonora y Paraguay constituyendo fuentes de riqueza y poderío para la Compañía de Jesús y con una soberanía muy relativa del Gobierno Español en esas regiones.

En Parras ya sólo poseían el Colegio y su templo por haber sido secularizadas las misiones de La Laguna como apuntamos anteriormente, sin embargo continuaban siendo dueños de las tierras del latifundio y al ser expulsados se confiscaron sus propiedades.

Los poblados de la Provincia de Coahuila y los Distritos de Saltillo y Parras no obtuvieron ningún beneficio con esta medida al no dárseles tierras para su desarrollo pues el latifundio pasó a la Junta de Temporalidades que lo administró por algún tiempo y después fue vendido íntegro a una persona perpetuándose como latifundio, dejando los poblados enclavados en él, con las mismas condiciones de carencia de tierras.

En lo concerniente a la iglesia sí hubo modificaciones importantes pues el seis de junio de 1794 el Obispo de la Diócesis de Linares don Andrés Ambrosio de Llanos y Valdés decretó la secularización de varias misiones creando los curatos de Monclova, Nadadores y Candela. En este mismo año se establecieron en Saltillo las Cajas Reales cuyo objeto era recaudación de impuestos en las provincias para pago de los empleados.

En el primer año del nuevo siglo se terminó en Saltillo la construcción del templo de Santiago, pero sin la torre; en el norte se fundó el 21 de febrero de 1801 un nuevo poblado en el sitio conocido como Mota de San Andrés, por el Gobernador, don Antonio Cordero y Bustamante, en acatamiento a una orden expedida el 22 de septiembre de 1800 por el Mariscal de Campo don Pedro de Nava, Comandante de las Provincias Internas, bautizándolo en su honor con el nombre de Nava, estableciendo en él colonos españoles y tlaxcaltecas. El mismo comandante ordenó se fundara un poblado en Cuatrociénegas, el sitio pertenecía al Marquesado de Aguayo, pero había sido abandonado muchos años antes por los ataques de los indios. La fundación se efectuó el 24 de mayo de 1800 y desde esa fecha no ha sido abandonada.

Bibliografía:

Historia del Estado de Coahuila de Pablo M. Cuéllar Valdez.

Formación y decadencia de una fortuna de María Vargas-Lobsinger.

El imperio de la familia Sánchez Navarro de Charles H. Harris III.

Historia de Torreón de Eduardo Guerra.

Coahuila y Texas en la época colonial de Vito Alessio Robles.

Francisco de Urdiñola y el norte de la Nueva España de Vito Alessio Robles.

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