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RUMBO AL CENTENARIO| LOS EX-VOTOS COMO FUENTES DE INFORMACIÓN

POR DR. SERGIO ANTONIO CORONA PÁEZ

LOS EX-VOTOS COMO FUENTES DE INFORMACIÓN

Entre los estudios de mentalidad, los que pueden efectuarse en relación a la percepción y expresión religiosa de un grupo consisten en la localización, descripción, análisis e interpretación de sus documentos religiosos. Si entendemos el concepto de mentalidad en sus dos acepciones, primero, la manera cómo un grupo social percibe o se apropia de la realidad, y segundo, la manera cómo este grupo expresa su percepción de la realidad en manifestaciones individuales, entonces esta clase de investigaciones es la que nos puede dar el perfil de la fe de los creyentes en un lugar y un momento dados. Si el estudio se hiciera tomando como base a una sociedad actual, estaríamos haciendo antropología. Si el estudio lo referimos a los testimonios del pasado, estaremos haciendo historia de la mentalidad religiosa.

Una clase muy común de documentos relacionados con la piedad popular en México se encuentra representada por el ex-voto, a veces llamado popularmente retablo. Este género pictórico surgió en nuestro país casi apenas consumada la conquista. Con la difusión del catolicismo y con la inmigración de pintores, grabadores y orfebres del vasto imperio español, comenzó también la costumbre de agradecer a Dios, a la Virgen o a los santos por los milagros o favores recibidos.

En la actualidad, no todos los ex-votos son necesariamente representaciones pictóricas; todos hemos visto piernas y brazos de plata, fotografías, restos de naufragios, etc., aunque en esencia todos tienen la misma función: la acción de gracias. En este artículo se consideran sólo aquellos testimonios que podemos percibir como representaciones icónicas bidimensionales (cuadros).

Los ex-votos de la época colonial consistían ordinariamente en cuadros hechos al óleo sobre lámina metálica, sobre madera o sobre tela. Los había desde los que rayaban en lo suntuoso hasta los más humildes y económicos, siendo estos últimos mayoría.

Un rasgo común de todos ellos es que atestiguan y hacen referencia, al menos en parte, a elementos de la vida cotidiana; así, la persona que agradecía el favor era de ordinario minuciosamente retratada con un estilo realista más o menos ingenuo; la ropa correspondía a la que se usaba en la época; se proporcionaban datos y circunstancias de hechos que verdaderamente ocurrieron, tal y como fueron percibidos. Y envuelto con todo este ropaje, encontramos una teología, es decir, una concepción de lo que Dios era y hacía por el ser humano de la época; una antropología, una idea de lo que el hombre era y también de lo que no era; un testimonio sobre la práctica del "ser humano" en relación a La Divinidad, así como valores explícitos o implícitos en la obra (lo que se consideraba deseable). Estos factores configuran la mentalidad de la época.

Por esta razón, el ex-voto constituye un documento histórico de primera línea: porque nos da cuenta del pasado, de la sociedad y de la mentalidad que lo originó. Un buen ejemplo de esta clase de “archivos” lo tenemos en Parras, Coahuila, y muy concretamente, en la iglesia del Santo Madero, en la cual existe una colección no desdeñable de cuadritos dejados por fieles agradecidos. Los más antiguos que se encuentran en exhibición son pinturas que representan al cerro donde se ubica la capilla que lo corona, a veces con elementos de paisaje y siempre con el texto que les da sentido y anclaje.

Estos ex-votos narran, por decirlo así, hechos cuyo desenlace era percibido como una intervención salvífica, eminentemente sobrenatural que no fluye directamente de Dios sino, de manera indirecta, a través de la reliquia taumaturga: el Santo Madero o Santa Cruz.

Para ejemplificar, uno de los ex votos representa al cerro y capilla del Santo Madero a lo lejos y desde el aire, como si fuese una toma realizada en aeroplano. En el camino que va a la cima aparecen tres personas arrodilladas y con sendas velas. El texto es el siguiente: “Ysaac García. Cruz rocha. Antonio acosta. El año de 1897 el 24 de novi(em)bre ce les cayó un corte en donde cortaba piedra i los cuvrió. Ysaac aclamó al madero del cerrito de Jesus Ma. Y ofresen Este ovcequio en aucion de Gracias (sic)”.

Otro ejemplo lo constituye el retablo fechado el cuatro de junio de 1901. Al igual que en el caso anterior, el motivo principal lo constituye el cerro con la capilla del Santo Madero, realizado con bastante sentido del color. Es probable que el pintor sea el mismo que el del cuadro anterior. A medio cerro, camino de la cumbre, encontramos una mujer arrodillada que viste de rojo, cubierta con un gran manto negro y portando una vela. El texto narra el hecho: “el año de 1886 el 18 de mayo sucedió la desgrasia. a la familia de andres garcia se les boltio un car(r)eton en el alto del cambalache i luego inbocaron al santo madero y quedando enteramente sanos dedicaron este retablo. junio 4 de 1901 (sic)”.

Los retablos: testimonios de lo cotidiano

Por la diversidad de poblaciones regionales que aparecen en las dedicatorias de los retablos, sabemos que el culto al “calvario parrense”, el Santo Madero, estaba bastante difundido a finales del siglo XIX. Un ejemplo de ello es el cuadro que representa al cerro y capilla del Santo Madero sobre un fondo completamente azul. A medio cerro, un hombre arrodillado con una vela. El texto dice: “Notable acontecimiento. En San Pedro de la Colonia, yendo por la avenida de Rayón montado a caballo al arendar un burro que se monto a la vanqueta, resbaló el caballo y me quebró una pierna y viéndome a la muerte invoqué al Santo Madero de "Jesús María", a quien con el mayor afecto de mi alma, le dedico este retablo. Sn. Pedro. Junio 24 de 1899. Anastacio Chacon”.

Otro magnífico retablo está formado por un collage en el que el fondo lo constituye una reproducción pictórica del cerro y capilla del Santo Madero, que por su fidelidad al original parece casi fotográfica. Un segundo plano está formado en la parte inferior con el texto que reza lo siguiente: “Parras de la fuente. El 19 de Dicienbre de 1900 se bido Pedro Picaso muy grave de una enfermedad y aclamó al santo Madero y se alivió.”

El tercer plano está formado por una representación de los hechos. Vemos a don Pedro Picaso en una recámara amueblada al estilo rural de la época, embaldosada en color rojo. El mobiliario aparece muy completo; no falta nada, ni siquiera los frascos de medicina ni la "taza de noche" bajo la cama del enfermo que tiene la cabeza vendada. Al pie de la cama estilo "imperio", una mujer arrodillada vestida de azul y cubierta con un manto es mostrada en actitud orante.

Desde luego, el historiador no busca entre los ex votos populares valiosas "obras de arte". En general, estos cuadros están realizados con técnicas que no podrían llevar otro calificativo que el de ingenuas. Su valor radica en el testimonio etnográfico de otras épocas; en la imagen furtiva de tiempos pasados y de viejas ideas que han quedado con vida latente, en su naturaleza de mensajes que esperan ser acogidos o interpretados por cualquiera que sepa interrogarlos.

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