(Segunda parte)
LA ALIANZA
Las condiciones de falta de higiene en que se encontraba La Alianza en 1918, motivó que el Comité Sanitario, encargado de la lucha contra la epidemia de influenza que asoló a nuestra región, ordenara el retiro de los puestos y vendimias callejeros. La ciudad se alegraba de la desaparición de ?la corte de los milagros?, pero los vendedores pidieron la intervención de las autoridades y la recomendación del Comité no fructificó.
Para principios de 1919, la Compañía Jabonera había cambiado de opinión y no estaba de acuerdo en continuar facilitando sus terrenos, por lo tanto clausuró una puerta que daba hacia la Múzquiz ocasionando con esto que las ventas bajaran y muchos comerciantes se retiraran. En la reunión de cabildo del 20 de enero, el doctor Samuel Silva propuso sustituir el mercado Alianza por un nuevo mercado que reuniera condiciones de higiene y comodidad. El terreno que se consideraba adecuado para dicha construcción era el que estaba ubicado del otro lado de las vías, entre el Rastro y las bodegas del antiguo Ferrocarril Central y que eran propiedad de éste. Las razones que motivaban su propuesta eran, según dijo: la aglomeración, la falta de higiene, pero principalmente el hecho de que la Compañía Industrial insistía en que se le devolviera su terreno. A pesar de que la propuesta contaba con el acuerdo del director del Ferrocarril, Felipe Pescador, y con la aparente aprobación de los comerciantes del mercado, el asunto no prosperó.
Un gran incendio ocurrido en 1926 renovó el interés de las autoridades municipales por cambiar de lugar al mercado Alianza. Pero la falta de acuerdo entre el Ayuntamiento y los Ferrocarriles Nacionales de México respecto al monto de la renta impidió el traslado que la ciudad tanto anhelaba.
En abril de 1938, el problema de congestionamiento del mercado era tal, que las autoridades decidieron prohibir el tránsito de vehículos por la prolongación de la avenida Hidalgo, en la cuadra comprendida entre Múzquiz y Viesca, concentrando en estos lugares los puestos establecidos por la calle Viesca, entre Hidalgo e Iturbide. En su afán de que las calles quedaran libres de puestos, se obligaría a los arrendatarios de las bodegas de la Compañía Harinera y Mantequera de Torreón a dejar completamente libre las banquetas.
Los esfuerzos hechos, en su momento por distintas autoridades municipales, para lograr un centro de abastos que reuniese las condiciones de un verdadero centro de abastos no fructificaron y el crecimiento desordenado del mercado se aceleró haciendo desaparecer una de las primeras calles de nuestra ciudad, la Viesca.
Comentarios: silvia.castro.zavala@gmail.com
