Tanto se estiró la liga que terminó por romperse. Esa batalla en solitario contra lo que considera un trato injusto de su partido, finalmente llegó al único puerto al que podía llegar, al de la ruptura. Ayer, Jesús María Ramón, anunció que retiraba su precandidatura, caracterizó a la dirigencia del PRI como ciega, sorda y muda; y finalmente dio a conocer que se suma a los esfuerzos del Partido Unidad Democrática de Coahuila (UDC). Hasta aquí, nada que escape a lo que se anticipaba; nada fuera del guión de esta versión política coahuilense de la “crónica de una muerte anunciada”.
Sin embargo es la forma la que merece ser analizada. Para el hasta ayer aspirante a la candidatura tricolor para la gubernatura, en el estado “el alto nivel de desempleo, la inseguridad y el bajo nivel educativo son una agobiante realidad; la corrupción y el crimen organizado pretenden marcar el ritmo de nuestro antes tranquilo y seguro terruño. La gran mayoría de nuestros niños y jóvenes crece teniendo por horizontes la economía informal, la migración o el delito; nuestros campos y minas son grandes productores de migrantes y hogares fragmentados; nuestros hombres y mujeres demandan con urgencia oportunidades para mejorar su calidad de vida”.
Y eso no es todo, ya que después de tan amarga caracterización de lo que hoy es Coahuila, enfiló sus baterías hacia la propia dirigencia del tricolor: “de tiempo atrás he venido luchando dentro del PRI para que vuelva sus ojos y atención a nuestro origen: a la ciudadanía, a sus demandas y anhelos, a su guía, inspiración y aliento; la cúpula partidista no escuchó ni escucha, se halla ocupada preparando su proceso interno que, dicho sea de paso, ha sido y está siendo severamente cuestionado por diversos actores y sectores representativos de nuestra comunidad. La ceguera, la sordera y la cerrazón son la constante que definen, hoy en día, el actuar de la dirigencia partidista”.
Y por todo lo anterior, el empresario anunció que no participará en el proceso interno para la selección del candidato a gobernador, declaró que no ha hecho ni hará ninguna negociación o alianza con la cúpula, ni tampoco, con ninguno de los actores políticos que, en su caso, participen en su proceso para postular al candidato y que decidió sumarse al esfuerzo del “partido de mi tierra, el partido de casa”, el UDC.
Habrá quien insista en que la postura de “Chuy” María, los golpes bajos entre aspirantes y el dispendio de recursos, entre una docena más de detalles, no es otra cosa más que la resulta de caminar por los senderos de la democracia. Pero también los habrá que adviertan, con la ruptura del diputado con licencia, que se confirma el nivel de desaseo del proceso interno tricolor y cómo se salió ya de todo control.