Según pesquisas de la PGJE se trata de policías; se ignoran aún datos de la coporación a la que pertenecen
SUN-AEE
MÉXICO, DF.- Los extorsionadores y presuntos asesinos de Enrique Salinas de Gortari son integrantes de una corporación policiaca que él mismo buscó para tratar de solucionar las diferencias económicas con su ex esposa Adriana Leonor Lagarde Lozano, de acuerdo con los avances de las investigaciones de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México.
Los fiscales asignados al caso mantienen bajo reserva los nombres de los autores materiales del crimen perpetrado el cinco de diciembre y los datos de la corporación (local o federal) a la que pertenecen.
Las pesquisas locales corrieron en dos carriles diferentes: el entorno de negocios de Enrique, que estaba por cerrar un contrato con Pemex y tenía un adeudo con un empresario de Nuevo León y la liberación, el descongelamiento, de sus cuentas bancarias en Francia y Suiza por siete millones de dólares y las diferencias por el eventual incumplimiento de un acuerdo económico con su ex esposa.
El dinero liberado por el juez europeo Paul Perraudin, los siete millones de dólares, se convirtió en el móvil de la extorsión y posteriormente, en el crimen de Enrique Salinas, cuyo cuerpo fue encontrado el seis de diciembre de 2004 en el Municipio mexiquense de Huixquilucan.
El ingeniero Salinas de Gortari y Lagarde Lozano se enfrascaron en una disputa personal y judicial por los millones de dólares descongelados en Europa. Frente a un juez civil en México, Enrique llegó a decir que Adriana sería responsable de cualquier situación que le ocurriera.
Con ese nivel de presión, una persona cercana a su actual esposa Hilda Aideé Denecken le recomendó contratar a policías para tratar de ?arreglar? sus diferencias con Lagarde Lozano.
El hermano del ex presidente tomó esa propuesta. Pero los oficiales se convirtieron, al final de cuentas, en la fuente de la extorsión cuando Enrique y Adriana alcanzaron un convenio para el reparto de los bienes.
Enrique se abstuvo de utilizar los servicios de los policías. Simplemente dejó de darles la cara y por supuesto, nunca pagó por sus ?labores?, según las investigaciones estatales.
Los policías comenzaron a presionar a Salinas de Gortari para que cubriera sus gastos. De esa forma inició la extorsión que acabó en homicidio. El propio Enrique, conforme a esta versión, terminó contratando a quienes lo asesinaron.
Todo hace suponer siempre de acuerdo con las pesquisas que ese día se entrevistó con los extorsionadores, en el contexto de un ambiente de tensión y confrontación.
El hallazgo de fotografías inéditas tomadas en el lugar donde fue abandonado el Passat, placas PVW-93-83 de Morelos, confirma a los fiscales que Enrique fue asesinado en un lugar ajeno al interior del auto.
Los servicios periciales han determinado que los atacantes parecen haber golpeado a Salinas en medio de una discusión, sujetándolo por atrás, a la altura del rostro. En el forcejeo le provocaron varias lesiones en el rostro (nariz y frente, especialmente) con los propios lentes que portaba la víctima. Posteriormente lo derribaron en el piso para someterlo. Según los peritos, la muerte le sobrevino casi de inmediato, acaso en 15 segundos.
