El sub comandante Marcos puede definirse como un gobernante militar insurgente de una importante región de Chiapas, pletórica de petróleo, de uranio y de otros codiciados tesoros y paradójicamente paupérrima, por lo que está siempre amenazada.
A ese hombre inteligente, atractivo y culto, México le debe su despertar ciudadano de 1994. La sociedad civil, miles de entusiastas páginas, mucha diversión, alboroto y el fantástico hipercamping de Aguascalientes. El periódico “La Jornada”, el mote de “Ocosingo Times”.
Las señoras “de sociedad”, empezando por Margarita López Portillo que le dedicó una oda que hay ver, muchas titilaciones. Los indígenas, su exposición en Internet y la simpatía internacional. El Ejército, la antipatía popular. El PRI le debe el principio de su fin, el descrédito que sacaría al siempre tricolor finalmente de Los Pinos, para dar entrada al PAN y su Fox, vencedor de Marcos.
No por los ofensivos “15 minutos”, pero sí por el error táctico del sub comandante de aceptar aquella marcha nacional en camiones de redilas, demasiado largo desfile de indígenas por un país tan racista como México.
Fox la propició en nombre de la “democracia”, para ridiculizar en cierta forma a Marcos y a su gente.
Bien recibida al principio, resultó al final una gira circense que no convenció a nadie y le restó fuerza y fuerzas al sub y al movimiento. Culminó el 12 de marzo 2001 con un discurso lírico e ingenuo del insurgente en el Zócalo de México City.
No logró Marcos convertirse en el líder de un más amplio “Congreso Nacional Indígena” - ¿quizá porque es mestizo o blanco?- y sonó falsa su voz cuando dijo y repitió, usando el yo mayestático “... nosotros no deberíamos estar aquí”.
“Quienes deberían estar aquí son las comunidades indígenas zapatistas, sus siete años de lucha y resistencia, su oído y su mirada... quienes deberían estar aquí son las insurgentas y los insurgentes, su persistente sombra, su callada fortaleza, su memoria levantada...”.
De ahí sin duda, se arrancó Fox con las mexicanas y los mexicanos, las chiquillas y los chiquillos, etc. Si a este mal paso le agregamos la canallada prianista, encabezada por Diego Fernández de Cevallos y Manuel Bartlett, de demoler desde el Senado la Ley Indígena que tantos meses de trabajo y tantos esfuerzos costó, entenderemos la comprensible frustración de Marcos, su humillado silencio de estos años y hoy su “alerta roja” para recordar su existencia a los precandidatos a la Presidencia de 2006 que no lo pelan.
Es obvio que no conoce bien lo que pasa con los panistas. Sus referencias y citas son obsoletas. De los cuatro poco magníficos, sólo hace ligera mofa de Santiago Creel y acusa muy vagamente al Yunque. De los priistas al que pone como zapote por presunto patrocinio de los narcos y secuestradores, es a Jackson (Enrique, no Michael). A Madrazo lo define como “un gángster sin escrúpulos”.
Pero a López Obrador es al que peor le fue con este Marcos de 2005 que le puso una verdadera “patiza” el domingo pasado. AMLO, resultó ni más ni menos que el chivo expiatorio y “respiratorio” del injustamente olvidado sub comandante.
Exagera tanto el sub en sus muy subjetivas “acusaciones”, que el PRD y el propio AMLO decidieron no acusar recibo y hacen bien. Lo malo es que esta indiferencia le va a restar aún más fuerza al insurgente.
De todas sus acusaciones a AMLO, sólo se puede apoyar una ¿qué necesidad tuvo Andrés Manuel de tratar de “estadista” a Fox cuando se retractó de la canallada del desafuero?
México necesita
a un Marcos,
a muchos Marcos
El que tenemos no se puede permitir pasar de moda, aunque desafortunadamente no logró gran cosa ni aún en su altísimo momento de gloria, cuando el mundo entero hablaba de él y lo visitaban y apoyaban personajes de gran nivel internacional. Según deprimentes datos actuales, los gobernantes de México son tan repugnantes, desde presidentes hasta gobernadores, que Marcos -y todo el movimiento que produjo - no ha podido lograr en Chiapas un cambio significativo a nivel estadístico.
Ni siquiera de una sola de las infames condiciones de vida de los indígenas, que inspiraron precisamente su heroico y muy pintoresco levantamiento el primero de enero de 1994 contra el neoliberalismo y su TLC, hoy llamado Telecan, para que se entienda que México pertenece a Norteamérica no sólo geográficamente sino que en el panismo es más que nunca el patio trasero de USA.
Emitir esta verdad le costó el puesto a uno de los inventores de Fox, el desaparecido ¿por otro tráiler? embajador de México ante la ONU, Adolfo Aguilar Zinzer, convertido al final en el crítico más agudo del deterioro total en manos de Fox y sus “Derbezes” de la política exterior de México.
Estos son algunos datos del momento en Chiapas.
-El Programa para el Desarrollo de la ONU califica a Chiapas como el estado mexicano con menores valores de salud, educación e ingreso.
-En 2003, el Colegio de México estimó que de cada cien chiapanecos, 84 están en “pobreza de capacidades” y 68 de cada cien no pueden comprar la canasta básica (20 pesos en las ciudades, 14 en el campo).
-La marginalidad, según la Secretaría de Desarrollo Social, afecta la vida del 73 por ciento de la población. De los cuatro millones de habitantes del estado, dos millones 892 mil viven en estado de muy alta desnutrición.
-“Sí Paz”, Organismo No Gubernamental, afirma que el 22.91 por ciento de la población de más de 15 años es analfabeta. (promedio nacional 12.6 por ciento). Por cada cien hombres analfabetos, hay 182 mujeres.
-La población indígena es analfabeta en un 42 por ciento.
-Hay un médico por cada 25 mil habitantes.
-Productor de petróleo y electricidad, el 35.2 por ciento de los hogares del estado no tiene electricidad.
-85.7 por ciento cocina con carbón o leña.
-El 36.2 no tiene agua entubada.
Por otra parte, sobreviven los grupos de asesinos paramilitares y sigue el cerco militar a la región zapatista. Más que de errores tácticos de otros, Marcos debería quejarse a diario de la indiferencia criminal de los gobernantes de México hacia la población indígena. Indiferencia y consecuentes problemas que no han cambiado desde 1994.
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