En esta nueva tragicomedia política, los “Ernestos” son Zedillo y Derbez. El Ángel es aquel Gurría Treviño otrora conocido como “El Ángel de la Dependencia”. En estos momentos Ángel Gurría, es, según Notimex, el candidato puntero para la Secretaría General de la OCDE, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, es decir el Club de los 30 países más ricos del mundo, al que nuestro país pertenece, gracias a los sueños de opio de Carlos Salinas quien en aquel año de su locura de 1994 hizo que México saliera del club de los 77 países no alineados (subdesarrollados), porque ya habíamos dado el salto del quinto mundo al primero, gracias a él.
Ángel Gurría ha sido nominado y totalmente patrocinado por el Gobierno de Fox y sin que hayamos sido consultados los contribuyentes, para que logre el Angelito irse a vivir a París con esa alta posición internacional.
Con Ernesto Zedillo, el Ángel de este cuento obtuvo dos grandes puestos de Gabinete, primero fue secretario de Relaciones Exteriores y luego secretario de Hacienda. Para manejar el dinero público sería muy hábil pues había sido en anterior sexenio director del banco gubernamental por excelencia “Nacional Financiera” (Nafinsa), en donde fue un joven viejo que a punto de cumplir 42 años, decidió autojubilarse con una pensión vitalicia igual al sueldo completo total con el que entonces fungía, alrededor de 80 mil pesos, más prestaciones millonarias que incluían un superseguro para él y su familia. Esto lo descubrió y denunció Marcelo Ebrard, a la sazón diputado y la Cámara obligó al pobre Ángel a renunciar a su escandalosa pensión del sexenio anterior mientras recibía sueldo de secretario del Despacho de Ernesto Zedillo.
Gurría obedeció: le cedió su pensión a la asociación filantrópica de su mujer, la oculista Pali Quintana, cuyo hermano de los mismos apellidos, es el concesionario de Xcaret.
¿Y por qué tan mono se porta Derbez con Gurría, a nuestras costillas? Porque a Ángel Gurría le debe el Gobierno de Fox aquel ilegal pago de su Gabinete en “stand by” entre la elección el dos de julio y la toma de posesión, el primero de diciembre de 2000.
¿Recuerdan el llamado “equipo de transición”? En primera fila de los ilegales “cobrones” se encontraba precisamente Derbez, que iba para dos puestos en el Gabinete de Fox:, secretario de Economía y hoy secretario de Relaciones Exteriores. Tan fue ilegal ese pago que hoy Fox pide permiso al Congreso para hacer lo que hizo Gurría, reconociendo que él y Zedillo violaron la Ley, que claramente indica que el Gobierno no puede pagar sueldo oficial a un funcionario que no tenga una plaza autorizada en el Presupuesto de Egresos de la Federación.
Con todo y lo que cuestan las elecciones, tuvimos y tendremos que pagar doble durante seis meses a dos Gabinetes, el que se va y el que llegará. El otro que encabezaba con Derbez la lista del equipo de transición de Fox era aquel Alzati, alias Falsati, secretario de Educación de Zedillo al que le cortaron inmediatamente la cabeza porque ostentaba un título de “doctor” que no poseía. Quería el lindo administrar Pemex. Le pagamos a un “falsario” sin plaza.
Ernesto Derbez quiso y no pudo ser jefe de la OEA. Hoy envía a presidir la OCDE a un mexicano que como vimos no tiene a la honradez precisamente en un altar. ¡Esa manía de los funcionarios mexicanos de ambicionar puestos internacionales cuando lo hacen tan mal en su país y tienen tamaña cola que les pisen!
Si la autojubilación de Nafinsa a los 42 años con sueldo y prestaciones completas, fueran los únicos pecados de Ángel Gurría, fuesen suficientes para no recomendarlo, menos aún nominarlo y pagarle la campaña internacional. Pero el candidato a la OCDE tiene mucho más sobre su conciencia. Se está actualmente exponiendo en la prensa su inaceptable conducta contra un cónsul de México en San Antonio en 1995 al que amenazaron de muerte (él mismo y el presidente Zedillo) por haber reportado la presencia en San Antonio, Texas, de Muñoz Rocha, el fugitivo más buscado por la Policía mexicana, sospechoso de haber sido agente organizador del asesinato del secretario del PRI, José Francisco Ruiz Massieu, el 28 de septiembre de 1994.
Ese cónsul se llama Humberto Hernández Haddad. Es hoy precandidato a la gubernatura de Tabasco, abogado practicante y con sus escritos en El Universal se ha hecho acreedor a la confianza y estima de un amplio público. No ha cejado desde 1995 a la fecha de denunciar al Ángel de marras como solapador del grupo que escondió (y según informes, aún esconde) a Muñoz Rocha, un diputado con curiosa licencia otorgada casi en lo oscurito por María de los Ángeles Moreno, hoy presidenta del PRI en el DF y de Pichardo Pagaza entonces presidente del PRI.
¿Quién ha ocultado a Muñoz Rocha? Obviamente el autor intelectual del asesinato de Ruiz Massieu, cargo del que fue exonerado Raúl Salinas. Hay quien piensa, dentro y fuera de la familia Ruiz Massieu, que pudo ser el presidente electo Ernesto Zedillo y su mentor, cónsul del imperio, José Córdoba Montoya. El 18 de octubre 2005 el pleno del IFAI, Instituto Federal de Acceso a la Información, ordenó a Relaciones Exteriores dar a conocer la máxima prueba del caso, un documento del Departamento de Justicia de USA que testimonia la presencia de Muñoz Rocha, en San Antonio, cuando lo denunció al Gobierno de México, el cónsul Hernández Haddad.
Pero el joven vocero de Derbez, Allan Nahoum Kaim (líder de una secta de ultraderecha) acaba de publicar en Diario Monitor su veredicto propio: dice que Ángel Gurría, acusado por el ex cónsul de “encubrimiento criminal”, ya fue exonerado por la PGR, lo cual es absolutamente falso.
El canciller Derbez, que ya bastantes vergüenzas nos ha hecho pasar fuera, ahora recomienda a un mexicano de cuestionada honradez y acusado de “encubrimiento criminal”, nada menos que a presidir en París el “Club de los Países Ricos”, la OCDE.
¿Usted cree que Ángel Gurría debe tener en París bajo sus órdenes a dos mil funcionarios, entre ellos a 700 economistas, juristas, científicos y otros especialistas repartidos en 12 direcciones que tienen todo tipo de investigaciones?
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