Respuesta de los duranguenses a la promoción del Municipio fue superior a la esperada
El Municipio nunca esperó tanta respuesta de la gente, expresan algunos organizadores en la apertura del cañón turístico Tres Molinos, cuando estaban en la Plaza de Armas. Creyeron que la mayoría de los duranguenses había salido de vacaciones, pero fue tanta la demanda que hubo que ya no sabían ahora cómo ?cumplir?, pues faltaron autobuses.
Por ahí, Jesús Reyes, de Proyección Siglo XXI, también organizador de este evento turístico, aceptó que el número de personas que esperaban para el jueves era de unas 300, pero la realidad los rebasó en forma inmediata.
Mucha gente de escasos recursos económicos acudió a la Plaza de Armas para tomar el autobús, pues les pareció atractiva la oferta del Municipio. Sólo diez pesos por el traslado de ida a Tres Molinos. Ya llevaban ?papitas?, refrescos y algunos ?lonches?, como la señora Adriana Vázquez Berumen y sus hijos Adriana y Carlos José Vázquez, de seis y diez años, respectivamente, pues no sabían si habría algo de comer en ese lugar.
Como esta familia muchas otras se enteraron por los medios de comunicación; sin embargo, al llegar a Plaza de Armas había que preguntar a otras personas, pues no había suficiente orientación.
Los gomezpalatinos, Javier Durán Ballesteros y Ana María Moreno Martínez visitaron Durango en Semana Mayor y se cuestionaron sobre los ?turibús? que diariamente realizan recorridos por la ciudad y sobre este nuevo paseo.
Compararon a Torreón, con Durango: ?Allá en las plazas encuentras vitrinas en donde se informa lo que hay, a qué hora existen visitas turísticas y cómo te puedes mover, pero aquí no hay nada... tenemos que andar preguntando?.
LA LLEGADA A TRES MOLINOS
El Municipio no previó, no por las personas que viajarían en autobús, sino por las que llegaron en vehículo.
La carretera se observa llena de automóviles, la mayoría se dirigía al cañón. Las últimas gasolinerías que se encuentran al final de la ciudad y antes de tomar la carretera a La Flor están llenas de vehículos que demandan combustible.
Autos repletos de familias, camionetas que, a la vieja costumbre, se ?atiborran? de gente en la parte trasera.
Al llegar a Tres Molinos, después de unos 20 a 30 minutos de camino, hay dos patrullas de Vialidad que manifiestan disposición de apoyar a los paseantes.
Al tomar el camino hacia el cañón, hay un letrero que prohibe la ingesta de bebidas con contenido alcohólico y aunque no hay ninguna revisión a los vehículos, abajo sí existe constante vigilancia de policías preventivos.
Para llegar al cañón deben transcurrir otros 20 a 30 minutos, hay tráfico y a menos que se transite en una camioneta, el camino impide que la velocidad sea superior a 30 kilómetros por hora, pese a las opiniones de algunas autoridades municipales, quienes se atrevieron a afirmar que en el camino pedregoso podría circularse a entre 60 y 70 kilómetros por hora.
Hubo que hacer una parada previa antes de llegar al cañón, algunos empleados municipales avisaron que ya no había manera de continuar descendiendo en vehículo; abajo ya estaba llenísimo. Sólo podrían bajar camionetas que podrían estacionarse al otro lado del río.
Muchas familias hicieron una buena caminata de otros 15 a 20 minutos para llegar al río. Hubo que cargar hieleras, bebés, pañales y todo lo que necesitaban.
Algunas camionetas apoyaron con el traslado de gente, vehículos de redilas y camiones hicieron lo propio para trasladar a otro número de personas hasta el destino.
La panorámica que se observa en el cañón desde este lugar, al advertir el ?mosaico de vehículos y de gente?, abre un cuestionamiento: ¿cómo fue que tantas personas se constituyeron en ese lugar y tan rápido?
Tanta gente y tantos vehículos invitaba a pensar que este lugar sería un caos si las autoridades municipales no habían previsto la afluencia que en esos momentos se registraba, pero no fue así.
Ayer, a las 12:00 horas, ya habían llegado unos 250 vehículos con un promedio de cuatro a seis pasajeros en cada uno, lo que habla de casi mil 500 personas. Ya para las 13:30 horas se calculó que había entre mil 800 y dos mil y seguían llegando más.
¿Y CÓMO SE VA A CUIDAR AL CAÑÓN?
La gente va llegando al cañón y es recibida por personal de la Dirección Municipal de Salud y Medio Ambiente, quienes antes de que otra cosa suceda les regalan una bolsa de camiseta amplia, para que ahí guarden su basura e instruyen sobre su uso.
Fueron ubicados entre 14 y 15 tambos en distintas zonas del cañón, para que ahí se deposite la basura. Hay una brigada de limpia que realizan rondines para mantener aseado el paraje Tres Molinos.
El jueves pasado se detectó a tres personas ingiriendo bebidas de contenido alcohólico. La Policía Preventiva los invitó a deponer esta actitud y no hubo ningún problema. La idea es que este lugar sea un atractivo turístico de recreación totalmente familiar y seguro para los niños.
Existen escuadrones de Seguridad Pública, Bomberos, Obras Públicas, Salud Pública, etcétera, que realizan sus recorridos para verificar que todo se encuentra en orden.
Mientras llegan los vehículos y la gente, las distintas direcciones trabajan en algunos detalles. Obras Públicas estira las camionetas que se quedan varadas en al río y que no pueden pasar al otro lado.
En el río hay peces como bagre y lobina, mismos que pueden pescarse. Según Javier Guerrero García, director de Proyección Siglo XXI, no hay restricciones en esta actividad; incluso, se piensa fomentar como deporte.
Arriba hay venados, señala Javier Guerrero, pero por lo pronto no se tienen los permisos con los que se pueda explotar la caza.
Se le cuestiona sobre la posibilidad de que en lo sucesivo haya mayor demanda turística en el cañón y que falte control sobre la pesca y la caza, pero él no vio ningún problema.
FALTA INFORMACIÓN, QUEJA GENERAL
Ahí están los integrantes de la Asociación ?Tierra Norte Aventura?, quienes ya estaban haciendo prácticas de rappel. Cerca del río había un muro de escalada que ellos controlaban. La tarifa para participar en este deporte fue módica -diez pesos-, pero no había información a la mano.
Después de algunos minutos decidieron que era mejor hacerse publicidad sobre las actividades que realizaban y el costo de las mismas.
La misma asociación indicó que se estaba estudiando la forma de hacer tirolesa, es decir, pasar del pico de un cerro o montaña a otra, a través de una cuerda, pero casi a las 14:00 horas todavía no había señales de esta posibilidad.
Rodolfo Núñez Salazar, miembro de la asociación, dice que este deporte es seguro. Primero se le dan las instrucciones al interesado en realizar la actividad y luego se le otorga todo el equipo para que esté seguro.
A esa hora ya habían experimentado este deporte de aventura unas diez personas, quienes dijeron garantizar la seguridad de los participantes con tres líneas de vida o cuerdas, que pueden ser para gente ubicada entre los seis y 70 años.
Hay niños trabajando con artesanías dirigidos por el personal del Instituto Municipal del Arte y la Cultura (IMAC); aquí no hay mucha demanda, los menores prefieren el contacto con el agua.
Alrededor de 25 caballos en todo el cañón, algunos utilizados por niños, otros jóvenes, que por diez pesos pueden pasear todos estos animales se notan mansos.
Hay ubicados unos puestos de ?gorditas?, la mayoría solos. La mayoría de los visitantes creyeron que en este lugar no habría nada qué comprar, así que prefirieron llevar sus propios alimentos.
FAMILIAS
HASTA DE 40
La noche del jueves unas 50 familias decidieron acampar en este lugar. Llevaron su casa de campaña, cobijas, colchones o simplemente se quedaron dentro de sus automóviles.
La familia Valles Ibarra y Flores viene de la colonia Lucio Cabañas y se compone de unos 40 integrantes, más de la mitad son nietos e hijos, quienes disfrutan de la corriente del río que se acumula en una represa que hizo especialmente el Municipio.
Llegaron a las 18:00 horas del jueves y ahí se quedaron. Ellos pasaron camionetas y hasta algunos vehículos sobre el hondo río. Cargaron con un calentón de leña, que les sirvió para hacer de comer y para calentar los alimentos.
La capirotada no podía faltar, tampoco los chuales, el café, el aguacate, pero para rematar se dieron el lujo de pescar algunos pequeños bagres, que desde hacía dos horas se encontraban moribundos en una charola.
Aquí pernoctaron básicamente todas las familias que decidieron quedarse en Tres Molinos, protegidos de muchas alimañas y de otros posibles peligros como del mismo hombre, a través del río que les formaba una especie de coraza casi en forma de círculo.
Se percibe el ansia que tenían muchas familias de un lugar turístico como éste, pues utilizaron todas las estrategias para llegar a Tres Molinos. No les importó en qué, llegaron en camiones troceros, camiones de tres toneladas y aún de más.
AL MOJO DE AJO; AL GUSTO DEL CLIENTE
Los ejidos El Nayar y El Tunal trabajan en forma conjunta en el proyecto turístico y, a decir de Roberto Arreola Arreola, director municipal de Desarrollo Rural, existe mucho interés en que se siembre carpa y bagre en un manantial y que éste se engorde, para que los visitantes puedan llegar a escoger el tamaño de su próximo platillo, que podría ser al mojo de ajo o a la parrilla, que aseguran se hará en el mismo lugar.
El funcionario comenta que la construcción de este criadero de peces servirá para que en un futuro prácticamente casi inmediato se pueda llegar a tener el beneficio de engorda de peces. Así los turistas podrán observar el pez que más les guste y degustarlo tras una rápida preparación y cocción en este cañón.
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Regular
Más o menos
Satisfechos a medias, es lo que se percibe en habitantes de algunos poblados cercanos a Tres Molinos, quienes fueron invitados por autoridades municipales a comercializar productos y servicios. Ellos explicaron que lo obtenido en estos dos días ha sido regular.
Personas del poblado El Carrizo y de otras comunidades aledañas acuden a vender gordas y a ofrecer servicios de paseo a caballo, otras a comercializar fritangas. Ellos piensan que les podría ir mejor.
Para el que ofrece los caballos sería mejor que la gente perdiera el miedo a estos animales; para las señoras que venden gordas, que la gente no llevara tanta comida, y para quienes expenden fritangas, que las autoridades municipales ?no se las hagan tanto de emoción? al tratar de removerlos del lugar donde se ubicaron con el pretexto de que estorban.