DESCONOCEN LOS PLANES CONCRETOS DEL QUE GOBERNÓ ALEMANIA DESDE 1998.
Su retirada, será un golpe al SPD, que probablemente tenga problemas para llenar el vacío dejado por el canciller, su figura más carismática.
Berlín, (EFE).- El canciller alemán Gerhard Schroeder eligió hoy un escenario emblemático para anunciar que no formará parte del futuro Gobierno de coalición: un congreso de sindicalistas, los aliados tradicionales de los socialdemócratas con los que mantuvo, sin embargo, una relación tensa.
Aunque Schroeder ya el martes había anunciado indirectamente su retirada ante un congreso de empresarios del sector de maquinaria, no fue hasta hoy, ante el congreso del sindicato de minería, en que fue explícito.
"No formaré parte del próximo Gobierno, definitivamente no", dijo emocionado tras ser recibido por los sindicalistas con un aplauso tan cálido como posiblemente no lo haya vivido durante los últimos años.
Sus relaciones con los sindicatos se deterioraron visiblemente desde que hace dos años emprendió las reformas sociolaborales de la denominada Agenda 2010.
Hoy, ante el Sindicato de Minería, Química y Energía (IG BCE) -este fue el que, dentro de lo que cabe, menos le criticó en los últimos años- Schroeder parecía haber vuelto a casa.
"Quisiera poder seguir siendo uno de los vuestros", dijo al despedirse de los delegados y antes de salir hacia Estambul, en uno de los que serán sus últimos viajes antes de abandonar definitivamente el Gobierno, hacia mediados de noviembre.
Desde que en las elecciones del pasado 18 de septiembre su Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) plantó cara a la demoscopia al alcanzar un resultado que ahora le permitirá formar un Gobierno de gran coalición, a Schroeder se le ve distendido y risueño.
Sin embargo, su discurso de hoy tuvo un acento distinto, más relajado aún. Se permitió una ironía y franqueza como sólo la tiene el que se quita de encima la responsabilidad gubernamental.
En un momento, por ejemplo, al defender la necesidad de que el Estado siga siendo un actor fuerte en la sociedad, dijo que la prueba negativa de lo que pasa cuando se lleva al extremo la desestatalización la conoce todo el mundo, con motivo de las catástrofes recientes.
"No quiero (mencionar) ningún país concreto porque el cargo que todavía ostento me lo impide, pero todo el mundo sabe que hablo de Estados Unidos", dijo ante la carcajada general.
Pero licencias aparte, Schroeder aprovechó su discurso para sentar algunas de las pautas del futuro Gobierno de conservadores y socialdemócratas, que se gestará previsiblemente en las próximas semanas con su participación.
Schroeder dejó claro que participará en las negociaciones de coalición y subrayó que el objetivo de su partido dentro del nuevo Gobierno será continuar el proceso de reformas emprendido por él y luchar por mantener la cohesión social.
Aunque el SPD no se llevará la cancillería, obtendrá ocho ministerios, mientras que la Unión Cristianodemócrata y la Unión Cristiano Social (CDU/CSU) tendrán uno menos, incluido el ministro de la Cancillería, que es un cargo sin cartera.
En estos últimos días, la prensa, a la que Schroeder acabó viendo como uno de sus principales enemigos, ha sido más benévola que en el pasado e incluso ha descubierto en él una virtud hasta ahora desconocida: el altruismo.
De momento Schroeder sigue sin revelar cuáles son sus planes concretos y si, como su antecesor Helmut Kohl, aceptará su escaño y pasará a ser un diputado más, o si su retirada implica también la despedida definitiva de la política activa.
El calendario formal prevé que el próximo martes, día en que se constituirá el Parlamento, cese en el cargo pero también que el presidente federal, Horst Koehler, le pida continuar como canciller en funciones hasta que haya un nuevo Gobierno
