Farris Hassan, un muchacho de 16 años, viajó a Irak sin autorización de sus padres pero rápidamente se dio cuenta que no había sido muy buena idea. Las autoridades ahora lo trasladarán de vuelta a Estados Unidos, y el joven ha prometido que al llegar besará el suelo de su país.
Tal vez fue cuando el taxi lo dejó en la frontera entre Irak y Kuwait, solo, en medio del desierto. O cuando una multitud lo rodeó en un puesto de alimentos de Bagdad después que usó un libro de frases en árabe para ordenar. O en el momento en que un taxista kuwaití casi le da un puñetazo en la cara cuando se mostró reticente a pagar la tarifa de 100 dólares.
En un momento dado, Hassan se dio cuenta que salir de Florida y viajar a Irak por su cuenta no era lo más seguro que pudo haber hecho en sus vacaciones de Navidad. Y ni siquiera le había dicho a sus padres.
La peligrosa aventura de Hassan finalizó cuando la 101 División Aerotransportada trasladó al adolescente de Fort Lauderdale a la embajada estadounidense en Bagdad, que lo había estado buscando y ésta prometió que estará de vuelta en Estados Unidos el fin de semana.
Todo comenzó con una clase en secundaria sobre “periodismo de inmersión”. Tras su experiencia puede darse como muy afortunado de estar vivo después de haber ido mucho más lejos de lo que cualquier maestro pediría.