La cantidad de agua acumulada amenaza con poner en riesgo la salud y ecología del ejido Lerdo
EL SIGLO DE TORREÓN
CD. LERDO, DGO.- En una extensa laguna de aguas negras a cielo abierto que amenaza con elevar su nivel y poner en riesgo la salud y la ecología, se convirtió el tajo de arena de unos dos kilómetros de longitud que corre paralelo al canal de riego Santa Rosa-Tlahualilo, casi a la misma distancia del terreno donde se tiene proyectada la construcción de la planta de tratamiento de aguas residuales, en el ejido Lerdo.
La razón: la empresa que distribuyó las bombas sumergibles con que operan siete cárcamos de la ciudad inició el retiro de estos equipos, porque el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Lerdo (SAPAL) no cubrió el adeudo por 1.5 millones de pesos que se generó por dicha compra, la cual se realizó desde hace cuatro meses.
Se trata de nueve bombas sumergibles para cárcamo que serían retiradas en su totalidad entre ayer y este día y que, según los técnicos de la empresa afectada, operaban a una capacidad de bombeo de 160 litros por segundo y consumían la mitad de la energía eléctrica de los equipos del organismo operador, descritos como obsoletos e inoperantes.
El retiro definitivo de las bombas aumentaría la acumulación de aguas negras en el arroyo cercano al canal de riego, que ante la emergencia por la falta de equipos adecuados es utilizado como desagüe del cárcamo Solidaridad y al que se bombea el agua residual de otros cárcamos del sistema, sostuvo el técnico Enrique Díaz.
La carencia de dichos equipos quedó al descubierto cuando un grupo de trabajadores del SAPAL se esforzaba por echar andar una bomba en ese cárcamo, la cual no impedía el derrame de aguas residuales en el sitio donde éstos laboraban.
Encargados de la empresa señalaron que hace cuatro meses, el Municipio solicitó esa cantidad de bombas sumergibles, las que regularmente se dejan de 15 a 30 días en periodo de prueba y si hay conformidad en cuanto a su funcionamiento, se facturan.
En este caso, el Municipio determinó que continuaran operando pero no hizo el pago correspondiente de los 1.5 millones de pesos.
Hasta el martes pasado, el director del SAPAL, José Manuel Ramírez Robles, había manifestado a la empresa que estaba a la espera de un préstamo del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras) para efectuar el pago, lo que ya no fue aceptado y se tomó la determinación de retirar los equipos, pues la empresa de la Ciudad de México a la que se realizó el pedido reclamó la devolución de los mismos a la proveedora local.
Los técnicos de la compañía señalaron que la acumulación de aguas negras en el cauce arenoso podría traer consecuencias funestas en el medio ambiente, ante la posibilidad de filtraciones al subsuelo, además de los malos olores que ahí se generan; esto, además de afectar a los ejidatarios de esa comunidad que utilizan el agua residual en el riego de unas 150 hectáreas.
En el largo plazo, si el SAPAL no utiliza los equipos de bombeo adecuados podría provocarse el colapso de los colectores, al acumular gases y aumentar el volumen de aguas residuales.
Aunque dijeron estar conscientes de las consecuencias de esta medida, señalaron que es un asunto de carácter económico o administrativo en el que el organismo operador no dio la cara por el Municipio.
Emergencia
El Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Lerdo (SAPAL) tendrá que ofrecer una solución mediante la reposición de equipos, ante la emergencia provocada por el retiro de las bombas con que operaban algunos cárcamos, los cuales son:
·Solidaridad, del ejido Lerdo.
·El Chonito, sobre el tramo periférico que conduce a Gómez Palacio, a 500 metros de una planta maquiladora.
·Del Norte, situado a esa misma altura, en el tramo de salida a la carretera a Durango.
·20 de Noviembre, ubicado en la colonia del mismo nombre.
·César G. Meraz, en la misma colonia.
·Álvaro Obregón, en la misma colonia.
·Centauro, a un costado de la ciclopista.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón