El País
Madrid, España.- Un delincuente vocacional, entrenador de un equipo infantil de futbol, que anda enamorado de una paraguaya limpiadora de un hotel. Un mal estudiante de instituto que, sin embargo, preside la inmensa mayoría de los clubes escolares, desde la esgrima al ajedrez pasando por las matemáticas, además de escribir (y dirigir) las obras del aula de teatro.
Un campeón de tenis de Wimbledon que dilapida su carrera tras ver cómo su hermanastra, de la que está enamorado, se casa con otro. Desde luego, no son los típicos personajes que pueblan las salas de cine habitualmente.
La capacidad de inventiva del estadounidense Wes Anderson (Houston, Texas, 1969) le ha llevado a ocupar un hueco importante en el panorama del nuevo cine americano gracias a personajes como los anteriores, correspondientes a sus películas Bottle Rocket, Academia Rushmore y Los Tenenbaums.
Ahora Anderson tiene nueva obra, Life Aquatic, y su protagonista está en la línea de su excentricidad habitual: Steve Zissou, interpretado por Bill Murray, un presumido explorador submarino que clama venganza contra un tiburón jaguar que se ha zampado a un compañero llamado Esteban en su última expedición.
Nominado al Oscar al mejor guión original por Los Tenenbaums (escrito junto a su amigo íntimo y habitual intérprete Owen Wilson), Anderson bautizó a su productora con el nombre de American Empirical Picture, lo que da una idea de las intenciones críticas hacia la sociedad de su país que se esconden en cada una de sus comedias.
Life Aquatic, su película más ambiciosa, tiene un reparto estelar en el que se incluyen sus imprescindibles Wilson y Murray, junto a habituales como Anjelica Huston y nuevas aportaciones del calibre de una embarazada Cate Blanchett (en la realidad y en la historia de ficción), Michael Gambon, Jeff Goldblum y Willem Dafoe.
El nuevo filme de Anderson rompe con todas las reglas de los géneros convirtiéndose en una especie de comedia de aventuras con un punto romántico y diversos toques de cine de acción. Una cinta que comenzó a forjarse en su época universitaria, cuando Wes escribió una historia corta acerca de un oceanógrafo y su barco, el Belafonte.
?Ésta es una película en la que he estado pensando durante 14 años?, afirma el autor, ?siempre me sentí fascinado por este extraño y asombroso personaje que crea una especie de familia excéntrica en medio del mar?. Noah Baumbach, un amigo director que también escribe piezas cómicas para la revista The New Yorker, ha ejercido de coguionista del proyecto.
?La destreza verbal y la habilidad para transformar cadencias en un abrir y cerrar de ojos es algo que no existe fuera de las películas de Wes. Con él sabes que el diálogo será brillante, pero en este película lo eleva hasta el siguiente nivel?, comenta Barry Mendel producor de Life Aquatic.
Anderson, además, vuelve a basar buena parte de sus secuencias en la influencia de la banda sonora, esta vez a través de numerosas canciones clásicas de David Bowie, interpretadas en versión acústica, con ritmo de bossa nova y en portugués, por el brasileño Seu Jorge, uno de los actores de la película. Una banda sonora que se completa, por ejemplo, con un extracto del Concierto de Aranjuez, de Joaquín Rodrigo.
Ese gusto por la buena música se une a otras de las obsesiones habituales de su cine, caso de las familias sui géneris, una melancolía difícil de analizar, cierta tristeza, grandes dosis de insolencia, triángulos amorosos cargados de celos, ralentización de algunas imágenes con fondo musical y, cómo no, su obstinación por las escenas acuáticas, ya sean en el mar o en una piscina (de hecho, sus tres películas anteriores tienen alguna secuencia en la que un personaje se tira desde un trampolín, se sumerje en el agua y su imagen es captada por Anderson a cámara lenta).
