MÉXICO DF, (Reuters) - Preocupadas por las ancianas sin hogar que aún trabajan como prostitutas en el centro de la Ciudad de México, grupos de mujeres están preparando una espaciosa casa de retiro para sacar a 65 de ellas de las calles.
Rechazadas por sus familias y despojadas de buena parte de lo que ganan por policías y proxenetas, las ancianas trabajadoras sexuales dicen que no tienen más opción que seguir trabajando, a veces por menos de dos dólares al día o por un plato de comida.
"Puedo tener dos o tres clientes por día, pero no puedo cobrar lo que cobran las jóvenes. A veces pido nada más comida o un cuarto de hotel", dijo Gloria María, un mujer de rostro amable de 74 años, quien casi siempre duerme en un sucio mercado de comida callejero en el centro de la capital.
Con fondos recaudados esta semana se arreglará el techo de un elegante, pero derruido edificio del siglo XVIII donado por el gobierno de la Ciudad de México para ser utilizado como casa de retiro para Gloria María y otras mujeres como ella.
Como muchas de sus colegas, Gloria María fue violada de adolescente y poco después cayó en la prostitución.
Aunque la prostitución no está legalizada en México, las trabajadoras sexuales son toleradas junto con los lustrabotas, vendedores de jugo de naranja y de tamales que abarrotan las calles de las grandes ciudades, creando una economía informal que absorbe a millones de desempleados.
Pero mientras muchos de estos trabajadores pueden poner sus ahorros bajo el colchón para su vejez, o esperan que sus hijos los mantengan, las prostitutas generalmente se quedan sin nada luego de un vida de explotación por parte de proxenetas y el pago de sobornos para evitar ser arrestadas.
Pocas siguen en contacto con sus familias o sus hijos.
"Otra gente paga impuestos y puede jubilarse con un pensión.
Nosotras somos explotadas por la sociedad y en la tercera edad pues ya no les servimos", dijo una joven y frágil prostituta, con una larga cabellera rubia y zapatos con plataforma.
"Lo único que queremos son los mismos derechos que cualquier otra persona", dijo en un concierto el martes para recaudar fondos para el hogar de retiro.
Los organizadores están recaudando fondos de donadores privados y esperan que las empresas locales les otorguen camas y les ayuden con las refacciones que necesita la casa, como la plomería, el cableado y la pintura.
Se espera que las mujeres cocinen, limpien ellas mismas y ganen dinero a través de artesanías para ayudar con los costos.
La casa de retiro es vista como un proyecto piloto y los organizadores saben que tiene que ser parte de una solución de largo plazo para las trabajadoras sexuales.
"Las trabajadoras del sexo son doblemente marginadas", dijo Emilienne de León, líder de un grupo derechos de la mujer llamado Semillas. "Son rechazadas por la sociedad y sus familias. En la tercera edad, o se venden muy barato o no logran ni siquiera tener algo para comer".
