En Rosas del Tepeyac ocupan terrenos hace 20 años y solamente el 25% los ha pagado
Más de 18 años han transcurrido desde que comenzó la invasión en el predio Ampliación Rosas del Tepeyac. En ese lapso han desfilado tres administraciones estatales sin concretar el proceso de su regularización.
El actual Gobierno lo empieza a intentar. Ya le dio un mejor valor al predio y espera haya respuesta de los poseedores irregulares de los lotes. Pero apenas ha liquidado su terreno el 25 por ciento de los pobladores. El resto goza de patrimonio gratuito desde hace casi dos décadas.
La estampa de esta colonia que creció bajo el liderazgo de la organización social Antorcha Popular, y de las liderezas Graciela Ortega y Herminia Saucedo, está llena de contrastes.
Muchas familias disfrutan ahora una vivienda de dos plantas y acabados modernos y costosos. Otras en realidad han avanzado poco en la edificación de su hogar y los rodea la pobreza. Aunque eso sí, prácticamente ya casi nadie habita una casa de cartón y láminas.
La Ampliación Rosas del Tepeyac es una colonia que se compone de 337 lotes de tamaño irregular, aunque la mayoría de una superficie de 140 metros cuadrados. El de los lotes es el mismo número de familias que habitan esta abrupta zona del norte de la ciudad, en las faldas del Cerro del Mercado.
Desde hace casi 15 años el Gobierno del Estado les garantizó que se quedarían con el terreno que ocuparon sin permiso alguno. A cambio les pidió que pagaran un precio simbólico de mil 400 a mil 800 pesos por sus espacios, aunque fuera poco a poco y sin intereses. Casi a nadie le importó la condición.
Hoy, la nueva administración del Instituto de Vivienda del Estado de Durango (IVED) retoma el caso y decide revalorar el precio de los terrenos a un costo mayor, pero todavía simbólico para todos aquellos que no han liquidado el valor de su propiedad y que, por tanto, no cuentan con el respectivo título o escrituras.
El argumento oficial es que los gobiernos, con el paso de casi dos décadas desde que inició la invasión, han invertido en escuelas, alumbrado, cordonería, agua potable, drenaje y algo de pavimento, por mencionar algunos servicios.
Pero la decisión gubernamental generó malestar entre quienes se dicen pobres y, sin embargo, tienen dinero para hacer crecer sus viviendas a un ritmo mayor que quien con esfuerzos paga renta o abona el crédito de su casa. Cuento de nunca acabar.
DE POBRES A POBRES
En la calle Tlalpan 126 de esta colonia vive la familia compuesta por Elvira Domínguez, Jorge Hernández Leyva y sus cinco hijos. El terreno en el que edificaron el pie de casa donde duermen no ha sufrido grandes modificaciones pues dicen que son pobres de verdad.
Dieciocho años han pasado desde que el matrimonio empezó a habitar este espacio. Estaban recién casados. Y es a partir de que viven ahí que han nacido sus cinco hijos: Leonardo, de 17 años; Jesús, de 12; Oscar, de siete; Georgina, de cinco; y Eliú, de dos años.
?Este lote salía inicialmente en mil 800 pesos. Pero, la verdad, no hemos tenido dinero para abonar... Casi no hemos dado los pagos, como debería ser. Y ahora será más difícil, porque dicen que ya nos aumentaron el precio a más del doble. ¡No pos imagínese! Si no podíamos antes, ahora menos?, dice Elvira.
Es sábado al mediodía y toda la familia se la navega en el patio y en la entrada de la casa. Ahí está Jorge, el jefe del hogar, esperando a ver si pasa un amigo por él que lo invitará a ?las liebres? para completar un poco más los gastos del hogar.
?Trabajo en una maquiladora, pero estoy de vacaciones... me dieron diez días. Aprovecho estos días para trabajar en otra cosa, como en las ?liebres?, que es un trabajo de cargador de bultos y materiales de construcción. Está muy difícil la situación?, explica el hombre de la casa.
Ambos reconocen la obligación de pagar por el terreno que habitan desde hace tanto tiempo. Sin embargo, señalan que así como hay muchos que tienen buen trabajo y viven bien, hay otros, muchos otros que como ellos no han salido de la pobreza con el paso del tiempo.
SIN MENTIRAS
Las autoridades del Instituto de Vivienda decidieron abatir las colonias irregulares en la medida de las posibilidades del Gobierno. De ahí que retomaron el caso de la colonia Ampliación Rosas para hacer que la gente pague con una actualización del precio, a fin de poder titular por fin esas viviendas.
Roberto Zamora, subdirector Social del IVED, asegura que está plenamente justificada la revaloración de los terrenos pues en ninguna parte se consiguen espacios urbanos y con servicios que cuesten diez o veinte pesos el metro cuadrado.
Aún así, el ajuste del costo por metro cuadrado quedó en 45 pesos, con la salvedad de que la gente que en realidad viva en condiciones de pobreza podrá tener una consideración especial en el valor a pagar por su terreno.
Zamora señala que aproximadamente desde el año 1991 se comenzó la regularización de esta colonia, pero de entonces a la fecha solamente han liquidado las familias que habitan 84 lotes de los 337 que hay en total.
A un precio de diez pesos metro cuadrado liquidaron 45 personas o familias, otros 34 terrenos pesos se pagaron a la razón de 20 pesos metro, y a partir del reajuste han cumplido ya cinco personas de a 45 pesos metro cuadrado.
En proceso de haber abonado aunque sea una mínima parte se encuentran otras 78 familias, las cuales, a diferencia de las anteriores no tienen todavía el beneficio y la certeza de un título de propiedad, que les serviría no solamente para estar seguros de su patrimonio, sino para acceder a programas sociales de vivienda.
Y lo más preocupante para el IVED es le hecho de que no se ha aportado siquiera un peso en el caso de 127 lotes, a pesar de que son habitados éstos fácilmente desde hace una década o más.
?La idea es que la gente valore su propiedad. Le apostamos a que la gente tenga su vivienda, y no se trata de desalojarlos ni mucho menos, sino de que ya regularicen su situación?, dice el Subdirector Social del Instituto.
FORMULARIO
Aunque ya se había hecho años atrás, en esta ocasión el Gobierno envió a trabajadoras sociales para que levanten un censo de la calidad de vida de cada familia que habita en la colonia Ampliación Rosas del Tepeyac, para ver si fingen insolvencia o si de verdad necesitan la consideración oficial en lo relativo al pago de sus terrenos.
Las trabajadoras sociales han visitado casa por casa en las últimas dos semanas, con el propósito de conocer la edificación de las mismas, el tipo de muebles y la información que los habitantes están dispuestos a otorgar respecto de sus ingresos y sus egresos mensuales en promedio.
El formulario de preguntas, al que tuvo acceso este diario, inquiere el número total de personas que habitan la vivienda; el ingreso que percibe el matrimonio y los ingresos económicos que agencia la familia completa, incluyendo los hijos.
Se pregunta sobre los egresos mensuales cuánto gasta la familia en: alimentación, transporte, gasolina, educación, impuesto predial, renta, combustible, luz, agua y otros gastos. Y se les pide que en base a ingresos y egresos se perciba si hay remanencia. Pero en muchos, la mayoría de los casos la gente dice que no sobra nada; al contrario, siempre falta.
Sobre la tenencia de la vivienda, se les cuestiona si es propia, rentada, prestada, compartida o por servicios; respecto al tipo, si es casa, departamento, jacal, cuarto o vecindad; en cuanto a la especificación el número de dormitorios, si tiene sala, cocina, baño o letrina; o en su defecto, si es una habitación compartida con cocina y dormitorio.
También, la superficie del lote en metros cuadrados, así como la superficie construida; el material de la vivienda, pisos, muros, techos y los servicios con que cuenta. El encuestador hace una observación de lo que percibió directamente en la visita, y cada cuestionario se anexa al expediente. De él dependerá si le conceden o no atenuantes de pago.
LOS ?PEQUEÑOS DETALLES?
La colonia Ampliación Rosas del Tepeyac se localiza a unos metros del acceso principal de Grupo Acerero del Norte, empresa que trabaja en el Cerro del Mercado.
Colindan con este asentamiento humano las colonias Rosas del Tepeyac, Cerro de Guadalupe y la Méndez Arceo. Y a pesar de que cuenta con la mayoría de los servicios públicos, lo cierto es que los vándalos y ?cholos? siguen siendo autoridad en toda la zona.
Pamela Morales Macías tiene 15 años y vive en la referida colonia desde que tiene tres de edad. Su padre, José Francisco Morales, es ingeniero civil y su madre, Monserrat Macías, es ama de casa.
Segura no está, pero cree con mucha certeza que el terreno en que está construida su casa de dos plantas ya fue liquidado por sus padres ante el IVED.
Ella no nació ni creció en esa colonia, pues sus padres se cambiaron para allá cuando cumplía los tres años. Pero sus hermanos Liliana, Erick Francisco y Fernanda sí han presenciado desde pequeños el lento crecimiento y la pasiva mejora de sus alrededores.
Pamela dice que vive tranquila pues ya se acostumbró a ser vecina del Cerro del Mercado y de sus trabajadores. Lo que le incomoda es que los ?cholos? de las bandas ?Los Lupes?, ?La Curva? y ?Los Surfos? tengan siempre sitiadas las esquinas de las calles en la Ampliación Rosas del Tepeyac.
Y es que así, entre la relativa opulencia y la verdadera pobreza; entre los intereses políticos de algunos y el abuso de muchos de los beneficiados. Así han transcurrido casi dos décadas desde que fue invadido este predio bajo el consentimiento de tres gobiernos estatales y seis administraciones municipales.