SUN-AEE
BAGDAD, IRAK.- En Tikrit, 41 iraquíes retiraron su candidatura para las elecciones regionales en la provincia de Salaheddin por miedo a sufrir atentados, dijo ayer el presidente de la Alianza de los Independientes, Saad Saleh al Aisi.
Previamente, 11 miembros de la comisión electoral habían dimitido en Tikrit de sus cargos tras ser amenazados por insurgentes. Se prevé que las elecciones programadas para el 30 de enero las ganará con amplia mayoría la Alianza Unida Iraquí, que cuenta con el apoyo del clero shiita.
Eso ha incrementado la tensión en la comunidad árabe sunita, que representa 20 por ciento de la población iraquí y ha sido la principal fuente de apoyo de la insurgencia. De hecho, varios partidos sunitas dicen que boicotearán las elecciones.
Un fuerte despliegue de seguridad ante las elecciones del 30 de enero podría no ser suficiente para persuadir a los iraquíes de que es seguro votar, admitió ayer un oficial de alto rango del Departamento de Estado estadounidense. “Dada la naturaleza e historia de violencia en Irak en los meses recientes, yo no esperaría que la mejor exposición de arreglos de seguridad necesariamente sean convincentes”, indicó el funcionario. “Decidirse a votar requerirá un acto de coraje de parte de los iraquíes”, añadió.
Por otro lado, el ministro iraquí de Interior, Falah al Nakib, confirmó ayer que el aeropuerto internacional de Bagdad permanecerá cerrado entre el 29 y el 31 de enero como medida de seguridad ante las elecciones que se celebrarán esos días.
Sin embargo, quedarán abiertos al tráfico los aeródromos de las ciudades de Basora, al sur del país, y Erbil, en la región septentrional de Kurdistán, puntualizó Al Nakib durante una rueda de prensa ofrecida en Bagdad.
El ministro admitió que la seguridad es la principal preocupación del Gobierno interino durante los comicios, pero que confía en que el plan especial diseñado para esa fecha y la colaboración de las tropas estadounidenses faciliten la votación.
El Gobierno interino iraquí ya decidió sellar provisionalmente el aeropuerto internacional de Bagdad el pasado noviembre, en víspera de la demoledora ofensiva del Ejército estadounidense contra la ciudad rebelde de Fallujah.
