El Cairo, (EFE).- La capital egipcia perderá uno de sus principales símbolos urbanos, el coloso de Ramsés II, que dejará de presidir la concurrida estación central de trenes y será trasladado definitivamente al Nuevo Museo Egipcio, junto a las Pirámides.
Los evidentes daños causados en la estatua por la contaminación de miles de vehículos que cruzan la plaza donde está emplazada la estatua fue la principal razón esgrimida por el ministro egipcio de Cultura, Faruq Hosni, para retirar del lugar el coloso.
"El imponente poder decorativo que tenía el coloso en la plaza de la principal estación de El Cairo prácticamente se ha perdido en medio de las pistas elevadas y los edificios construidos en las últimas décadas", dijo además Hosni para justificar la decisión.
Cuando en 1954 Gamal Abdel Nasser, entonces en la cumbre de su poder, decidió colocar la estatua frente a la estación de trenes, Ramsés II se convirtió en uno de los iconos del Cairo y eran cientos de miles los egipcios que tenían ocasión de contemplarla cada mes.
Con su traslado al nuevo museo que se levantará junto a las Pirámides de Gizeh, Ramsés II dejará de ser familiar al egipcio de a pie y se convertirá en un objeto más de consumo turístico.
La descomunal pieza arqueológica, fabricada de roca de granito rosa, con una altura de 11.36 metros y un peso de más de 80 toneladas, será trasladada "tal vez dentro de un año, cuando se termine de preparar el lugar donde Ramsés II permanecerá para siempre", dijo Hosni.
En los próximos dos meses la poderosa constructora egipcia, "Muqaualun Al Arab", realizará una prueba en la que transportará hasta los terrenos del Nuevo Museo una pieza de hormigón del mismo peso que el coloso, declaró por su parte Ibrahim Mehlab, presidente del Consejo Directivo de la empresa.
Mehlab explicó, mostrando una maqueta de la plataforma móvil en la que se cargará la estatua, que el monumento será cortado de su base con un serrucho de diamantes y que el descenso de la estatua a la plataforma durará aproximadamente 24 horas.
Mientras que el viaje de la estación de trenes al lugar donde quedará emplazado se prolongará durante seis horas, y que el coste total del traslado se calcula en unos seis millones de libras egipcias, casi un millón de dólares.
El transporte deberá llevarse a cabo en la madrugada de un viernes, día feriado semanal en Egipto, el único en que las avenidas cairotas registran un tráfico menor.
La estatua, descubierta en 1888 en los palmerales de Mit Rahina, próxima a la antigua capital faraónica de Menfis, a unos cuarenta kilómetros al sur de El Cairo, fue colocada frente a la estación de ferrocarriles en 1954.
Muchos quisieron ver entonces un intento de Nasser de equipararse con Ramsés II, ya que al igual que el faraón puso fin a la errática XVIII dinastía e inauguró una era de gran prosperidad, Nasser se veía como el verdugo de un régimen monárquico caduco y el fundador de un nuevo Egipto.
¿Quién fue?
Ramsés II, uno de los más importantes faraones del antiguo Egipto, cuenta con un templo levantado en su memoria hace 3,300 años en Abu Simbel, en la región de Nubia, en el extremo meridional de Egipto, a 1,200 kilómetros al sur de El Cairo.
En las paredes interiores del santuario -uno de los sitios arqueológicos más visitados por los turistas- se muestran varias estatuas e imágenes de este faraón, que nació en 1304 y murió en 1237 antes de Cristo.
En sus expediciones militares hacia el sur y el noreste, ese faraón incrementó el poder del imperio y alcanzó su mayor gloria en su guerra con los hititas, pueblo guerrero procedente de Anatolia, en la actual Turquía.
Tras imponer la paz a los hititas, Ramsés II se casó con la reina Nefertari, de belleza legendaria y presumiblemente hija de un rey hitita.
Lo mismo que la llegada de Ramsés a la Estación Central tuvo lecturas políticas, su traslado a la periferia cairota no dejará de inspirar jugosas comparaciones ahora que se habla de la retirada del hombre que durante 24 años ha regido los destinos de Egipto, Hosni Mubarak.