Al parecer Arístides Rubio Palacios ya no quería ser una carga para su familia
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Porque presuntamente ya no quería ser una carga para su familia, prefirió terminar con su vida. Arístides Rubio Palacios, cuyo estado de salud había empeorado debido al mal de Parkinson, aprovechó la ausencia de su hijo y nuera para darse un tiro en la boca que le salió por la cabeza.
Agobiado por su padecimiento que meses atrás le hicieron perder la movilidad de su brazo derecho, Arístides, de 89 años de edad, quien por mucho tiempo practicó la abogacía, se cansó de depender de sus hijos y decidió terminar con su existencia.
A eso de las 09:15 horas, Homero Arístides Rubio Gaurrieta, de 43 años de edad y con domicilio en calle Gregorio A. García (Diez) No. 90 sur, esquina con avenida Matamoros, fue hasta la recámara de su padre para avisarle que él y su esposa saldrían por un momento pero que no tardarían en regresar.
La pareja de Homero Arístides tenía que trasladarse hasta su centro de trabajo donde había olvidado unos documentos, pero al cabo de 45 minutos retornaron hasta el domicilio conyugal, sin saber la terrible sorpresa que les esperaba.
Al llegar a su domicilio, de nueva cuenta, Homero Arístides acudió hasta la recamara de su padre sólo para encontrarlo inerte sobre la cama, boca arriba, con una pistola sobre el regazo y con la mirada fija, amén de un charco de sangre.
Confundido por la fuerte impresión que acababa de sufrir y todavía con la esperanza de que aún estuviera con vida, llamó telefónicamente al médico que por varios meses había estado atendiendo a su progenitor. El doctor Gustavo García Meléndez, cuya clínica se encuentra a cien metros de su hogar.
El galeno acudió al llamado de auxilio pero fue cuando se dio cuenta que el abogado retirado presentaba un orificio producido por proyectil de arma de fuego, por lo que tras comunicar lo anterior a los familiares, dio aviso a la autoridad competente.
Hasta el domicilio en mención se constituyó Yolanda Ezqueda Moreno, agente en turno del Ministerio Público de Delitos Contra la Vida y la salud Personal, mesa uno, quien dio fe del cadáver y ordenó su traslado al anfiteatro donde se le practicaría la necropsia de Ley.
Felipe de Jesús García Reynoso, responsable de Servicios Periciales, se encargó de tomar gráficas del sitio donde se hallaba el cuerpo sin vida del infortunado octogenario, donde aseguró el arma utilizada, una pistola tipo revólver, marca Sentinel HI Standard, de nueve tiros, calibre .22, totalmente abastecida y con un cartucho percutido.
Los parientes del profesionista manifestaron que momentos antes lo habían dejado en su lecho muy tranquilo, incluso que la noche anterior no notaron nada extraño en él.
