Una noche, como eso de las once de la noche, una mujer de edad madura, estaba parada en el acotamiento de la autopista, tratando de soportar una fuerte tormenta; su coche se había descompuesto y ella necesitaba desesperadamente que alguien le ayudara y la llevara a un lugar. La señora toda mojada, decidió detener el próximo coche. Un joven al verla se detuvo para ayudarla, a pesar de todas las cosas malas que suceden continuamente. Ella le agradeció, parecería estar bastante apurada. El joven la llevó a un lugar seguro para que recibiera asistencia, y la puso en un taxi. Cuando el joven se marchó ella anotó las placas del auto del joven siete días pasaron, cuando tocaron la puerta de su casa para su sorpresa, era un televisor de pantalla gigante a todo color, que le fue entregado directamente a su casa, tenía una nota especial adjunta al paquete. Y ésta decía: ?Muchas gracias por ayudarme en la autopista la otra noche. La lluvia no sólo abnegó mi ropa sino mi espíritu y entonces apareció usted. Gracias a usted, pude llegar al lado de la cama de mi marido agonizando, justo antes de que él muriera. Que el ser supremo lo proteja por haberme ayudado y por servir a otros desinteresadamente. Atentamente. ?La persona que usted ayudó?. Nunca esperes nada a cambio sólo lo recibirás.
NUESTRA NIÑEZ
Cuántos recuerdos nos quedaron... Les cuento de aquellos días de los antojos, los helados costaban una fortuna y más para un niño de diez años. Cierto día un niño entró a uno de estos establecimientos y se sentó a una mesa. La mesera puso un vaso de agua enfrente de él y pronto el niño le preguntó: ?!Cuánto cuesta el helado de chocolate con almendras!?. ?Veinte pesos, respondió la mesera?. El niño metió su mano al bolsillo y examinó un número de monedas y nuevamente volvió a preguntar: ¿Cuánto cuesta un halado solo y sin almendras?
Para eso algunas personas estaban esperando por una mesa y la mesera ya estaba un poco impaciente. ?Quince pesos? el niño volvió a contar las monedas. Quiero el helado solo, dijo el niño. La mesera le trajo el helado, y puso la cuenta en la mesa y se fue. El niño se terminó el helado, pagó en la caja y se retiró. Cuando la mesera regresó, para recoger y limpiar la mesa, le costó tragar saliva con lo que vio ahí, el niño había puesto ordenadamente junto al plato vacío. Treinta pesos era su propina. ?Jamás juzgues a alguien antes de tiempo?.
EL ÉXITO EN LA VIDA
Una persona emocionalmente adulta y sana no demanda cosas extraordinarias e imposibles a la vida. Ha aprendido a apreciar y a gozar del placer de la existencia diaria. Sabemos que el éxito consiste en reír frecuentemente y querer mucho; conquistar el respeto de las personas inteligentes, ganar la aprobación de las personas críticas y soportar el engaño de los amigos falsos, en saber apreciar la belleza, en encontrar los puntos buenos de la gente, en dar del mismo al mundo para hacerlo en un lugar mejor, ya sea plantando un árbol, hacer un jardín hermoso o un mejora para nuestros semejantes, en haber jugado y reído con entusiasmo, y cantado con exaltación, y en saber que algunas vidas, han sido más fácil y felices porque uno ha existido.
SABIOS CONSEJOS
Una vez acudí con mi padre para manifestarle uno de mis tantos problemas. Él me contestó. Con una parábola: Hijo, ya no eres una simple rama; pues has crecido y trasformado, ahora eres un árbol en cuyo tronco un tierno follaje empieza a florecer. Por lo que tienes que darle vida a esas ramas. Tienes que ser fuerte, para que ni el agua ni el día ni los vientos te emboten, debes crecer como los de tu especie. Algún día vendrá arrancar parte de ti y parte de tu follaje. Quizás sientas tu tronco desnudo. Piensa que estas podas siempre serán benéficas, tal vez necesarias, para darle forma, para fortalecer tu tronco y afirmar tus raíces. Procura jamás lamentar las adversidades, sigue creciendo, y cuando te sientas más indefenso, cuando sientas que el invierno ha sido crudo, recuerda que siempre llegará una primavera que te hará florecer... Trata de ser como un roble mas nunca como un Bonsai. Cómo recuerdo esas palabras: ?Pero ya es tarde? ahora quisiera tener a mi padre conmigo y dar las gracias por haber nacido y por haber triunfado. Si todavía mi padre estuviera conmigo, no tendría palabras para agradecerle todo lo que hizo por mí podría, agradecerle sus tiernas caricias le daría las gracias por estar aquí, le agradecería mis grandes tristezas, sus sabios regaños, sus muchos consejos, y los grandes valores que sembró en mí.
Si mi padre viviera podríamos charlar como en otros años, de cuando me hablaba de aquel árbol, que debe ser fuerte y saber resistir, prodigar sus frutos, ofrecer su sombra, cubrir sus heridas, formar sus firmezas y siempre seguir luchando, seguir perdonando, seguir olvidando y siempre seguir... Seguir. Si acaso viviera mi padre le daría las gracias, porque de él nací...