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Seguimos Presentes / HISTORIA DIVINA

Jorge Romero Montañés

Hace algún tiempo caminando por los senderos de la vida me llamó la atención un letrero que decía: ?Tienda de Virtudes?. Me acerqué a la puerta la cual se fue abriendo lentamente, cuando de pronto me di cuenta que me encontraba dentro. Vi mucha gente a mi alrededor, y una de estas personas me entregó una canasta, y me dijo, ten, pasa y compra con paciencia y cuidado todo lo que necesites. Primero compre Amor, más adelante Comprensión que se necesita por donde quiera que uno vaya, seguí caminando y adquirí dos cajas de Sabiduría más dos bolsas de Fe, y también un paquete de Perdón. Coraje para ayudarme en esta carrera que es la vida; ya casi tenía lista la canasta cuando recordé que necesitaba Gracia. Al término de las compras me di cuenta que me faltaba la Comprensión y el Servicio, las tomé y las coloqué en la canasta, porque cuando saliera sabía que las iba a necesitar... la Paz y la Felicidad, estaban en estantes pequeños al lado de la caja así que aproveché también para tomarlas. La Alegría, colgaba del techo y arranqué una para mí, al fin llegué a la caja y pregunté: ¿cuánto debo? ?Lleva tu canasta a donde vayas porque en ella llevas el bien a tu gente?. ?Sí?... pero cuánto le debo, repliqué. El cajero nuevamente me volvió a contestar: no te preocupes, tu deuda ya está saldada, ?porque con tu esfuerzo y dedicación ya lo has pagado?.

DIÁLOGO CON EL SEÑOR

Gracias Señor: por mis brazos perfectos, cuando hay tantos mutilados. Por mis ojos perfectos, cuando hay tantos sin luz. Por mi voz que canta, cuando tantos enmudecen. Por mis manos que trabajan, cuando tantos mendigan. Oh, maravilloso Señor, tener un hogar para regresar, cuando hay tanta gente que no tiene a dónde ir. Sonreír, cuando hay tantos que lloran. Amar, cuando hay tantos que odian. Señor, cuando hay tantos que se revuelven en pesadillas. Vivir, cuando hay tantos que mueren antes de nacer.

DÍA DE LOS MUERTOS

El próximo miércoles dos de noviembre, será el día de muertos. Actitud específicamente mexicana ante la muerte, donde celebramos el Día de los Difuntos, ya que es un día específicamente consagrado a nuestros seres desaparecidos. Extraña y característica idea todavía arraigada entre la gran mayoría de los mexicanos, de que en el más allá se da licencia a los difuntos para visitar a sus parientes que se han quedado en la tierra; que son huéspedes ilustres, a quienes se debe festejar y agasajar en la forma más atenta. Las tumbas se riegan y se adornan con flores, de preferencia cempasúchiles, consideradas desde hace muchos años como flores de muerto, con guirnaldas de papel de china e imágenes de santos. En la casa o en el patio, se improvisa una especie de altar donde se coloca una ofrenda a los difuntos que está compuesta de una mesa llena de golosinas y los platillos que más le gustaban a nuestros muertos en vida, frutas de esta temporada en compotas dulces como la caña, la guayaba y el tejocote. Este día los panaderos hacen un pan especial que denominan pan de muertos, los niños reciben juguetes confeccionados expresamente para ese día, como tumbitas de tejamanil, esqueletos de barro con piernas y brazos sujetos con alambres, entierritos (colección de figuras con cabezas de garbanzo y vestidos de papel que representan un entierro), cadáveres de chocolate o azúcar, decoradas con papelitos y con sus nombres escritos en ellas. Las tumbas se adornan con ramos y coronas de flores y en algunos poblados la gente riega con flores y hojas el camino de la tumba hasta la entrada de la casa para que el difunto no se extravíe. En la actualidad las costumbres piadosas de honrar a los muertos han cambiado, pero aún persisten algunas tradiciones muy arraigadas, en las que los familiares se reúnen y se dispersan por los pasillos del panteón que conducen hacía las tumbas y llevan sus ofrendas compuestas por crespones, ramos de flores naturales, coronas y cestas con comida y frutas, jarros con bebidas, cervezas, etc.; con las que adornan las tumbas, prenden cirios, entonan canciones y oran por sus difuntos. Reflexión: quien ha llegado fuerte y sano a la madurez, nunca ha perdido el entusiasmo por la vida. ?Seguimos presentes?.

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