Llego la Navidad fecha muy especial para todos y más para los niños, que esperan ansiosos y gran entusiasmo la noche del 24 para poder abrir sus regalos los cuales han ido apareciendo debajo de sus árboles navideños. En mi caso que este servidor cuenta todavía con una jovencita de 14 años, por lo que creo que es una experiencia maravillosa y más para los padres que recién andan por el camino de ir viendo crecer a sus hijos. La Navidad, como todos sabemos nos trae felicidad, alegría, nostalgia y tristeza debido a que no es igual para todos. Fíjate bien porque: imagina a alguien, velando a ser querido ese día, o al que está en fase terminal y está por morir, al padre o madre que están sin trabajo y no tienen dinero ni para el sustento de su familia, (menos para regalos) al niño huérfano olvidado por la sociedad, al anciano que está solo u olvidado por sus hijos, en sí a toda esa gente que carece de lo más elemental. ¿Cree usted que para ellos exista lo que se llama Navidad? ?Claro que no?. Pero no dramaticemos la Navidad por estos conceptos, ya que la mayoría de la gente ve este mes, como un mes prometedor tal vez por ser el más fructífero por las bonificaciones y aguinaldos que se entregan por lo que existe más circulante. Las fiestas, las posadas, los intercambios de regalos, la compra de un coche, una casa, un artículo para el hogar o simplemente un vestuario o traje nuevo, las reuniones familiares, los regalos, los mejores vinos y lo mejor de la cocina estarán presentes como cada año en muchos hogares. ¿Verdad que la Navidad no es igual para todos?
¡EL ESPÍRITU NAVIDEÑO!
Hasta ayer me sentí atrapado por el verdadero espíritu de las fiestas decembrinas. Los estacionamientos llenos, y dentro de las tiendas el caos era mayor. No se podía ni caminar por los pasillos. ¿Por qué vine hoy? Me pregunté. Me dolían los pies, lo mismo que mi cabeza. Es mi lista estaban los nombres de personas que decían no querer nada, pero yo sabía que si no les compraba algo se resentirían. Llené rápidamente mi carrito con compras de último minuto y me dirigí a las colas de las cajas registradoras, escogí la más corta, calculé que serían por menos 20 minutos de espera.
Frente a mí estaban dos niños, uno de diez años y su hermanita de cinco años. Él estaba mal vestido con un abrigo raído, zapatos deportivos muy grandes, a lo mejor tres números más grandes. Los jeans le quedaban cortos, llevaba en sus sucias manos unos cuantos billetes arrugados, su hermanita lucía como él, sólo que su pelo estaba enredado. Ella llevaba un par de zapatos de mujer dorados y resplandecientes. Los villancicos navideños resonaban por toda la tienda y yo podía escuchar a la niñita tararearlos. Al llegar a la caja, la niña le dio los zapatos a la cajera cuidadosamente, como si se tratara de un tesoro. La cajera les dijo son $220.00 el niño le entregó sus arrugados billetes, pero no completó le faltaban $140.00 por lo que empezó a buscar más billetes en sus bolsillos y al no encontrar nada sólo dijo, bueno pienso que tendremos que devolverlos volveremos otro día y los compraremos, añadió. ?A mamá le hubiera encantado que Jesús la viera con estos zapatos?, dijo el niño volveremos a casa, trabajaremos un poco más y regresaremos por ellos. No llores hermanita, vamos a volver. Al ver esta escena mi corazón se conmovió, por lo que le pedí a la cajera les diera los zapatos puesto que yo pagaría la diferencia. Me había dado cuenta que ellos habían estado esperando en la fila por largo tiempo y después de todo era Navidad, en eso un par de bracitos me rodearon con un tierno abrazo y una voz me dijo, muchas gracias señor. Aproveché la oportunidad para preguntarle qué había querido decir cuando dijo que a Jesús le encantarían esos zapatos. Y la niña con sus grandes ojos redondos me respondió, mi mamá está muy enferma y está casi yéndose al cielo. Mi papá nos dijo que se iría antes de Navidad para estar con Jesús, mi maestra de la doctrina dice que las calles del cielo son de oro reluciente. ¿Por lo que mi mamá se verá muy hermosa caminando por esas calles con estos zapatos nuevos? Mis ojos se inundaron al ver una lágrima bajar por su rostro radiante. Por supuesto que sí le respondí. Y en silencio le di gracias a Dios por ponerme a estos niños para recordarme el verdadero valor de las cosas.
A todos los lectores(as), a todos mis amigos(as) a todo el personal de esta gran casa editora a todos mis seres queridos, en especial a ti mi querida y adorable Mari, les deseo que pasen una feliz Nochebuena. Reflexión: no todas las navidades son iguales para todos y menos si han perdido un ser querido. ?Seguimos presentes?.