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Seguimos Presentes / LAS RELACIONES DE PAREJA

Jorge Romero Montañés

Decían que se querían mucho, y que se amaban hasta la eternidad. ¿Sería esto verdad? A mi modo de ver todo esto resulta una farsa, dado que yo he conocido a infinidad de parejas, que se dicen haber nacido el uno para el otro y en un momento todas esas palabras de amor que se juraron durante muchos días, se derrumbaron de la noche a la mañana. Si no vean cuántos matrimonios han terminado en divorcio. Desgraciadamente lo más elocuente o desastroso es cuando se ha tenido familia por lo que los hijos quedan desamparados de padre o madre. En relación al noviazgo casi pasa lo mismo, dado que ninguno de los dos encontró lo que buscaba con su pareja, de crear una relación estable y duradera. ¿Pero qué pasa por lo regular con los matrimonios cuando se divorcian? Muchas veces la comunicación se pierde entre ellos. Pero nunca si éstos son responsables. Ya que ésta se torna constante debido a los gastos de alimentación y educación que tienen que darle a los hijos de ambos, por lo que las visitas o llamadas telefónicas tienden a ser frecuentes. Y sin querer llega el día que nuevamente la pareja se une después de haberse divorciado. Ya que el tiempo que vivieron separados, les sirvió para recapacitar y volver a empezar nuevamente esa unión. Referente al noviazgo casi pasa lo mismo, debido a que ninguno de los dos desea terminar la relación. Ya que el tiempo de haber convivido juntos durante meses y quizás hasta unos años, les ha permitido pasar ese tiempo llenos de felicidad. Por lo que ninguno de los dos está dispuesto a renunciar, a menos que sea por una falta grave, como lo es la infidelidad. Ya que esta falta se vuelve imperdonable.

REALIDAD O FÁBULA

Una bella dama casadera que estaba buscando consorte, un día se propuso en buscar su príncipe azul. Por lo que decenas de hombres, por cierto muy guapos y adinerados habían llegado hasta su casa para ofrecerle toda clase de lujos, joyas y regalos, para poder conquistar a tan hermosa criatura. Entre los candidatos que se podían contar, había un hombre, que no tenía más riquezas que su amor y su perseverancia.

Cuando le llegó el momento de hablar, dijo: ?amada mía, como vez soy un hombre pobre y no tengo nada qué ofrecerte, sólo mi sacrificio y como prueba de mi amor... Te digo que estaré sentado frente a tu casa durante cien días, sin más alimentos que la lluvia y sin más ropas que las que llevo puestas... Esto sería únicamente lo que puedo ofrecerte. La bella dama conmovida por semejante gesto de amor, decidió aceptar. ?Tendrás tu oportunidad: si pasas la prueba, me desposarás?. Así pasaron los días: el pretendiente estuvo sentado soportando los vientos, la lluvia, el sol y las noches frías. Sin pestañear siquiera, con la mirada fija hacia el hogar de su amada. Firme en su empeño, el pobre hombre siguió sin desfallecer un momento. De vez en cuando la cortina de la ventana dejaba traslucir la esbelta figura de la joven, la cual con un noble gesto y una sonrisa, aprobaba la prueba. Todo iba muy bien, incluso algunos optimistas había comenzado a planear los festejos. Al llegar el día noventa y nueve, los vecinos se congregaron al lugar, listos para felicitarlo por su próximo enlace matrimonial. Todo era alegría y jolgorio, pero de pronto, cuando faltaba exactamente una hora para cumplirse el plazo, ante la mirada atónica de los asistentes y la perplejidad de la infanta, el hombre se levantó y sin ninguna explicación alguna, se alejó lentamente del lugar. Unas semanas después, mientras deambulaba solitario por la calle, un amigo lo saludó y le preguntó a quemarropa: ?¿qué fue lo que te ocurrió?... Estabas a un paso de lograr la meta... ¿Por qué perdiste esa oportunidad?... ¿Por qué te retiraste?...?. Con profunda consternación y algunas lágrimas mal disimuladas, el hombre contestó en voz baja: ?no valía la pena, no me perdonó ni un día de sufrimiento... es más, ni siquiera una hora... simplemente no merecía mi amor...?.

¡LO QUE NOS PASA A VECES!

Todos tenemos momentos de tristeza, de alegría, de mal y buen humor. Pero en realidad hay momentos en el que creemos que la tristeza será eterna; pero esto es sólo pasajero, porque volvemos nuevamente a reír sin parar. Hubo un momento en el que dejamos de creer en el amor, pero luego apareció esa persona y no pudimos dejar de amarla cada día más. Hubo un momento en el que estábamos seguros que la comunicación con alguien se había perdido y fue luego cuando el cartero visitó nuestra casa.

Hubo un momento en que la amistad parecía no existir, y conocimos a ese amigo(a) que te hizo reír y llorar, en los mejores y peores momentos. Hubo un momento en el que creíamos que nadie podía comprendernos, y nos quedamos boquiabiertos cuando alguien apareció en nuestro corazón.

En realidad hay momentos en que la vida cambia totalmente en un instante, por eso nunca olvides que aún habrá momentos en que lo imposible se tornará un sueño y que éste pronto se hará una realidad. Por eso nunca dejes de soñar, porque soñar es el principio de una realidad. Recuerda que todo lo que sucede, sucede por una razón.

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