Ayúdame Señor, a comprenderlos, a escuchar pacientemente lo que quieran decirme y a responderles acertadamente todas su preguntas con amabilidad. Evítame que los interrumpa, que les dispute y sea cortés con ellos para que ellos sean conmigo de igual manera. Dame el valor de confesar mis errores y pedir perdón cuando comprenda que he cometido una falta. Impídeme que lastime los sentidos de mis hijos. Prohíbeme que me ría de sus errores o que recurra a la afrenta y a la mofa como castigo. No me permitas que induzca a mis hijos a mentir y a robar: Guíame hora tras hora para que confirme, por lo que digo y hago que la honestidad es la fuente de la felicidad. Modera, te ruego, la maldad en mí. Evítame que los incomode y cuando esté mal humorado, ayúdame, a callarme. Hazme ciego ante sus pequeños errores, auxíliame a ver las cosas buenas que ellos hacen. Ayúdame a tratar a mis hijos como niños de su edad y no me permitas exigirles el juicio y convicciones de los adultos. Facúltame para no robarles la oportunidad de confiar en sí mismos, pensar, escoger o tomar decisiones. Oponte a que los castigue para satisfacer mi egoísmo. Socórreme para concederles todos los deseos que sean razonables y apóyame para tener el valor de negarles las comodidades que yo comprendo que les harán daño. Hazme justo y ecuánime, considerado y sociable para con mis hijos, de tal manera que ellos sientan hacia mí, estimación. Hazme digno, Señor, de que sea amado e imitado por mis hijos.
ANTES DE QUE LEAS ESTO, CONTESTA ESTA PREGUNTA
¿Qué preferirías? ¿Éxito, abundancia o amor? Sólo puedes escoger una. Una mujer salió de su casa y vio a tres ancianos sentados frente a su casa. No los conozco. Dijo ?Pero creo que deben estar hambrientos?, por favor entren a la casa para invitarles algo de comer. Uno de ellos preguntó: ¿Está el hombre de la casa adentro? ?No?, dijo ella. Él está fuera. Entonces no podemos entrar replicaron los tres. Al anochecer cuando su esposo llegó a casa ella le contó lo que había ocurrido. El hombre se compadeció de ese gesto y le dijo.
?Ve a decirles que ya estoy en casa e invítalos a que vengan a compartir con nosotros los sagrados alimentos?. La mujer salió e invitó a los hombres a entrar. ?Pero la contestación de uno de los ancianos fue ésta, nosotros no entremos a la casa juntos?. ¿Por qué? Dijo ella. Y uno de ellos explicó: ?Su nombre es Abundancia?, dijo señalando a uno de sus amigos y luego dijo señalando al otro ?él Éxito y yo soy Amor?. Luego agregó, ahora entra a tu casa y conversa con tu esposo sobre cuál de nosotros quiere que pase a casa. La mujer fue a su casa y le contó a su esposo lo que habían dicho. Su esposo estaba encantado , ¡qué bonito!, dijo ya que éste es el caso invitemos a la Abundancia. Su esposa no estaba de acuerdo. ?¿Querido, por qué no invitamos a Éxito??, en eso estaban cuando la hija mayor que estaba escuchando desde la otra habitación de la casa. Saltó con su propia sugerencia: ?¿No sería mejor invitar a Amor?, nuestra casa se llenaría de amor?. Escuchemos el consejo de nuestra hija , dijo el esposo, así que ve e invita a Amor para que sea nuestro invitado. La mujer dulcemente salió y le preguntó a los tres ancianos, ¿quién de ustedes es Amor?, por favor entre y sea nuestro invitado. Amor se levantó y empezó a caminar hacia la casa. Los otros dos también se pararon y lo siguieron. Sorprendida la señora le pregunta a Abundancia y Éxito; sólo invité a Amor ¿Por qué vienen ustedes? Los ancianos replicaron juntos: ?Si tú hubieras invitado a Abundancia o a Éxito, los otros dos de nosotros nos hubiéramos quedado afuera, pero como invitaste a Amor, a donde quiera que él vaya vamos nosotros con él. Donde quiera que hay Amor hay también Abundancia y Éxito.
REALIDADES
Un hombre se encontró un capullo de una mariposa y por curiosidad se lo llevó a casa para poder ver cuando ésta saliera del capullo. Pasando unos días observó que había un pequeño orificio y entonces se sentó para verlo más detenidamente por varias horas. El hombre notó que la mariposa forcejaba duramente para poder pasar a través del pequeño agujero del capullo, hasta que llegó un momento en el que pareció haber cesado de forcejear, pues aparentemente no progresaba en su intento. ?Parecía que se había quedado atrapada?. Entonces el hombre, con su bondad, decidió ayudar a la mariposa y con una pequeña tijera cortó parte del agujero para hacerlo más grande y ahí fue que por fin la mariposa pudo salir del capullo. Sin embargo al salir la mariposa tenía el cuerpo muy hinchado y unas alas muy pequeñas y dobladas. El hombre continuó observando, pues esperaba que en cualquier instante las alas se desdoblaran y crecieran lo suficiente para soportar el cuerpo, el cual se contraería al reducir lo hinchado que estaba. Ninguna de las dos situaciones sucedieron y la mariposa solamente se podía arrastrar en círculos con su cuerpecito hinchado y sus alas dobladas... ¡Nunca pudo llegar a volar! Lo que el hombre con su bondad y apuro no entendió, fue que la restricción de la apertura del capullo y la lucha requerida por la mariposa, para salir por el diminuto agujero, era la forma en que la naturaleza forzaba fluidos del cuerpo de la mariposa hacia las alas, para que estuviesen grandes y fuertes, luego pudiese volar. Libertad y el volar solamente podrán llegar luego de la lucha. Al privar a la mariposa de la lucha, también la fue privada su salud. Algunas veces las luchas son lo que necesitamos en la vida.