Una amiga me platicó que siendo adolescente, un día como todas las mañanas se había despertado corriendo para ir a la escuela, dijo que esa noche la había pasado muy mal, con pesadillas y muchas cosas más, por lo que no deseaba levantarse. Que su madre había regresado una vez con pera, por lo que apenas tuvo tiempo de lavarse la cara y desayunar en un abrir y cerrar de ojos y ahí estaba su mamá diciéndole come despacio, un día te vas a ahogar. ?Sí, ya lo sé, no empieces a regañarme?, y aún así tuvo qué soportar las preguntas de rigor: ?¿Llevas el lonche?, ¿te cepillaste los dientes?, ¿tienes listos los libros??. Y que ella impaciente le había contestado levantando un poco la voz. ??¡Qué sí!?. Y que su madre sonriendo le dijo suavemente, espera hija no te vayas aún te falta darme el beso. Por lo que ella con fastidio le había dicho enfadada: ?¡Mamá, no ves que ya es muy tarde, no tengo tiempo para esas cosas! Está bien hija, que Dios te bendiga?. Mi amiga continuó diciendo que aún recordaba esas palabras ?que no tenía tiempo para esas cosas?... por lo que con las prisas y el enfado había pasado por alto ese hermoso detalle, me di cuenta de esto mientras iba corriendo a la escuela y estuve a punto de regresarme para darle el beso a mamá, pero mis compañeros empezaron a llamarme y fui hacia ellos, ¿Con qué excusas regresaría con mi madre? ¿Decirles que iba a darle un beso? Se hubiesen reído de ella. Luego pensó que cuando regresara a casa le daría dos en lugar de uno. Continuando con la plática dijo que ese día había pasado volando, entre clase y clase, juegos y almuerzo, por lo que ya había olvidado el incidente, y que sin embargo apenas había sonado el timbre salió corriendo a casa sin entretenerse, y que antes de tocar el timbre había salido a la puerta su padre. Pero que había notado que no era el hombre que ella conocía, el que siempre denotaba un entusiasmo juvenil, dijo se veía como una persona mucho mayor, con los hombros caídos, los ojos hinchados y una profunda tristeza lo rodeaba. ?Por lo que de pronto su corazón había empezado latir alocadamente, presintiendo algo. Por lo que apenas le salió algo para preguntarle: ¿Pasó algo papá, mamá está bien? Y que él en un suspiro contestó: ?Tu madre sufrió un ataque al corazón esta mañana, su muerte fue instantánea, nadie se dio cuenta hasta que una vecina la encontró tendida en el piso, fue muy rápido hija, se fue nuestro ángel... ?Un sollozo salió de su garganta y no pudo continuar hablando. Dijo mi amiga, mi mamá, mi mamá, la que todas las mañanas me despierta, la que por las noches reza conmigo, me arropa y me da un beso de buenas noches, mi madre a la que no le di ni un beso de despedida. Por lo que expresé las siguientes palabras: Dios, por favor dile a mi madre que me perdone, ya que aún siendo adolescente pretendí ser mujer, dile, por favor, que ella es lo que más quiero en esta vida. Que sus abrazos me han dado seguridad siempre y es ahí donde me he sentido más protegida, dile que su suave sonrisa me acompañará toda la vida, y que prometo valorar a todas las personas que comparten conmigo mi existencia. Dios, ella es muy buena, cuídala y dile por favor que cuando me toque la hora de partir de este mundo venga a mi lecho y me arrope como siempre lo hizo en vida... Sus palabras me entristecieron y a la vez me hicieron reflexionar por lo que a todos los hijos, que tienen la dicha de tener a su madre la disfruten no sólo en este día, ni él día de la madre, sino todos los días de su vida... Ya que nunca sabremos hasta cuándo contaremos con su presencia mortal. Y si ya no está con nosotros, no te preocupes; ¡Una madre es muy necia y nunca nos dejará solos!
Hoy me permito hablar del buen amigo Víctor Jesús Juárez Carmona, médico cirujano especialista en ortopedia y traumatología, doctorado en columna vertebral. Con quien cultivo amistad desde hace varios años, debido al trato afable y ameno que tiene con la gente. Médico traumatólogo de la Clínica de Especialidades No. 71 del IMSS desde hace varios años, donde ha mejorado la calidad de vida de muchas personas que tenían problemas con su columna. Ya sea a causa de un accidente o por desgaste de la misma. Por lo que esto se transforma en un dolor insoportable. Hago mención que al inicio el paciente se envía a realizarse varias radiografías para ver el daño de la misma. Si es leve el daño por lo pronto se envían al departamento de rehabilitación de medicina física. El buen amigo Víctor Jesús, originario del Distrito Federal donde realizó sus estudios preparatorios para posteriormente ingresar a la Universidad Autónoma de México, de ahí especialidad y doctorado en el Centro Médico Nacional, hijo de los señores Jesús Juárez Rodríguez y María Belem Carmona (q.e.p.d.). Víctor Jesús, está casado con María de Jesús Ibarra, con quien procreó tres hijos, que son Érick Jesús, Neftali Ixbalanque y Yosefat Quetzalcóatl Juárez Carmona, todos aún en edad juvenil y estudiantes por lo que continúan integrados en el núcleo familiar.
La unidad médica o consultorio particular está ubicado en la calle Doce entre avenidas Hidalgo y Juárez, de esta ciudad. El cual comparte al lado del médico Alejandro Gallegos Balderas al cual llama su maestro. También especialista en traumatología de columna. En el interior del consultorio cuelgan infinidad de reconocimientos y diplomas los cuales dan fe de su gran capacidad intelectual relacionado a esta materia. Ya que ha asistido a infinidad de congresos que se han realizado en diversas partes de nuestro país. Él es miembro de la Sociedad Médica de Ortopedia y Traumatismo de La Laguna, A. C. Aparte que es amante al deporte de atletismo donde ha obtenido numerosos trofeos. Sobre la enfermedad o problema de columna él comenta que según los años, llega el desgaste metabólico. Por lo que cada día debemos cuidarnos. Por último quiero hacer notar que Víctor Manuel, aparte de sus conocimientos médicos, es un hombre de gran gentileza y toda caballerosidad. Algo más que le caracteriza. ?Reflexión?. El ser humano se distingue, por el que sabe comprender y tratar a la gente. ?Seguimos presentes?.
