¡FELICIDADES A TODOS LOS PADRES! Ayer se conmemoró una fecha muy importante, el Día del Padre. Fecha similar al Día de la Madre, por lo que ambos son iguales a celebrarse. Los hijos que hemos descendido de padres ejemplares, hemos aprendido a ser coherentes, además que siempre se ha admitido la primacía del padre como representante máximo en la familia. Sin sustraer ni un momento su imagen como el tierno progenitor, que guío nuestros primeros pasos durante la infancia, así como la enseñanza en nuestra educación y formación aparte de los buenos consejos que nos dieron para diferenciar entre lo bueno y lo malo. El Día del Padre no solamente es una fecha para honrar a los nuestros sino a todos los hombres que mantienen la figura paternal, llámense padrastros, tíos, abuelos y todo lo relacionado a la paternidad, dado a que se han hecho acreedores a que se les reconozca y se les festeje este maravilloso día. Felicidades.
UN SUEÑO CONVICENTE...
Un día antes de acostarme me puse a platicar con Dios, como lo hago la mayoría de las noches, pidiéndole salud y bienestar, no sólo para mi familia o para mí, sino para toda la gente que me rodea. Durante la plática se me vino a la mente un deseo: le pedí que me diera una muestra de su existencia, para fortalecer mi fe hacia Él; y si no era abuso, me dijera cómo estaba mi padre el cual había fallecido hace algunos años; y si era verdad que la gente buena se va al cielo y sigue viva junto a Él, y esto fue lo que pasó. Luego de quedarme dormido, me di cuenta que alguien me observaba; al abrir los ojos vi en mi habitación unos colores muy bonitos que reflejaban mucha paz. A mi lado estaba mi esposa que dormía profundamente. Todo pasaba como una cámara lenta, volteé la cabeza hacía la puerta, la cual siempre permaneció cerrada, veo una persona que se acerca y una fuerte luz venía detrás de ella. Yo me sentía atemorizado, hasta cuando se acercó los suficiente y pude verle el rostro, era una hombre como de treinta y tantos años, pero con la mirada de un hombre maduro lleno de sabiduría.
En ese momento la pregunta obligada, ¿eres Dios?, y sin mediar palabra, sólo con un gesto con la cabeza, lo afirmó. Hubo en mi cuerpo un estremecimiento comparable al que sentí cuando me avisaron que había nacido mi primer hijo. Temeroso le pregunté ¿me escuchas Señor? Y Él dijo con voz tranquila y tono suave; si siempre lo hago, entonces se sentó en una silla al lado de mi cama y me dijo: aunque ya lo sé, me gustaría que me dijeras todas tus dudas. Pasaré toda la noche contigo, hasta que amanezca para saciarlas, dime tu mayor deseo, para ayudarte. Entonces le dije, Dios mi mayor sufrimiento es no tener a mi padre, me falta la guía, la protección, me falta su luz, y que mi mayor deseo sería poder hablar con él tan sólo un rato, y hacerle un montón de preguntas y decirle muchas cosas. Entonces con un movimiento suave, tomó mi mano y me dijo: haz de cuenta que estás con él y pregúntame, y yo te responderé. Así fue, le hice todas la preguntas, y Él me las contestaba, pero ya con un tono más raro y así pasamos muchas horas, y cuando ya casi amanecía y luego de llorar mucho, me abrazó, pero fue raro con la firmeza con que lo hacía y escuche un sollozo, presté atención y sí realmente era eso. Estaba llorando en mi hombro, entonces me dijo en el oído: hijo, estoy muy orgulloso de ti, no te reproches nada, porque has sido buen hijo, y en honor a mí, te pido que sigas siendo un excelente padre. Sé feliz como soy yo, y gracias por convertirme en el abuelo más feliz del mundo, gracias. Yo estaba confundido y Él no dejaba de abrazarme, cuando de repente al abrir los ojos y parpadear para poder ver atrás de las lágrimas, las cuales me hacían ver todo nublado, para mi sorpresa veo al mismo hombre que supuestamente estaba abrazado a mí, o sea Dios. Él me dijo no dejes de creer nunca, porque sólo tu fe fue la puerta para que tu padre pasara la noche contigo, y se despidió diciendo adiós. En ese momento estallé en llanto y al girar la cabeza para ver a la persona que hacía diez segundos había estado abrazándome, era él, mi padre, que se secaba las lágrimas y se iba hacia la luz. En ese momento, con el hilo de voz que me quedaba, le di las gracias, el giró hacia mi, y vi como su rostro estaba lleno de lágrimas, pero con una sonrisa llena de felicidad y dijo: ?gracias hijo por ser el reflejo de mi alma, te amo,?; giró su rostro suavemente y su imagen se perdió en la luz. Ya con el amanecer en el cielo, yo mismo me dije, habrá sido un sueño y al abrir los ojos y ver a mis esposa a mi lado, ella dijo: ?buen día cariño, ¿hoy despertaste más temprano verdad??. ¡Cómo decir que sólo fue un sueño!
Felicidades a todos los padres en su día y que sus hijos sepan valorarlos, con entrega y cariño, como hasta ahora, así como ustedes han sido con ellos, para los que ya los perdimos hagamos una oración y recordemos todos esos bellos momentos que pasamos juntos a su lado. ?Reflexión?. Como sólo se vive una vez, atesoremos cada momento de nuestra existencia. ?Seguimos Presentes?.