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Jorge Romero Montañés

¡NO TE DETENGAS JAMÁS!

Siempre ten presente que la piel se arruga, el pelo se vuelve blanco, y los días se convierten en años. Pero lo importante no cambia; tu fuerza y tu convicción no tienen edad. Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña. Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida; detrás de cada logro hay otro desafío. Mientras estés vivo siéntete vivo. Si extrañas lo que hacías vuelve hacerlo. No vivas de fotos amarillas. Sigue aunque todos esperen que abandones. No dejes que se oxide el hierro que hay en ti. Haz que en vez de lástima te tengas respeto. Cuando por los años no puedas correr, trota. Cuando no puedas trotar camina. Cuando no puedas caminar usa el bastón, pero ¡nunca te detengas!

CON EL PASO DE LOS AÑOS

Cada uno vamos experimentando cómo la madurez va llegando automáticamente a nuestras vidas. Pero no me refiero exclusivamente a la madurez física; que aparece como consecuencia lógica con el paso de los años, sino me refiero a la madurez física, emocional y afectiva. Sabemos que para aspirar convertirnos en personas maduras, tenemos que empezar por aceptarnos tal y como somos, ser capaces de analizarnos y tomar conciencia de nuestros defectos así como de nuestras virtudes. Una persona sin autoestima no es capaz de enfrentar sus defectos, y tiene probabilidad de caer en las neurosis o irse al desagradable extremo de la prepotencia, para evitar enfrentarse a la realidad. De ahí que tenemos que pasar por un autocontrol que nos implique cultivar una voluntad recia, que nos permita controlar y orientar positivamente nuestros impulsos y sentimientos. Difícilmente veremos que a una persona madura le falta la humildad y que la soberbia lo lleva a ser protagonista de todos los eventos en que participa. Al maduro, su humildad lo lleva a reconocer que siempre tiene algo que aprender por lo general, aprender a escuchar más de lo que habla. El maduro mantiene en orden su efectividad y relación con los demás, ya que sabe amar y saberse amado, además, a pesar de ser responsable no se toma demasiado en serio porque sabe que es capaz de cometer errores y cuando se equivoca, además de reconocerlo, su sentido del humor lo saca a flote con elegancia, sin dramatizar y darle la importancia real que tiene. Una persona inmadura hace dramas de cosas triviales y pierde la paz por tonterías, en cambio, el maduro se distingue por aceptar la realidad como es y por mantener su serenidad a pesar de las adversidades de las circunstancias. En fin algunos nos creíamos maduros. Tal vez estos conceptos nos ayuden a reconocer que desgraciadamente lo único que llega de manera automática, con el paso de los años, es la vejez.

EXCLUSIVO PARA PERSONAS QUE NACIERON ANTES DE 1940

Y consideren la infinidad de cambios que ha tenido el mundo a la fecha. Recuerda que antes no existía la televisión ni la penicilina, ni la vacuna antipolio, ni los alimentos congelados, ni la Xerox, ni el plástico, ni los lentes de contacto, ni la píldora anticonceptiva. Que estuviera antes del radar, de las tarjetas de crédito, del átomo, de los rayos láser y bolígrafo; antes de la pantimedia, la vajilla, secadora de ropa, cobijas eléctricas, aire acondicionado, ropa ?de lavar y usar?, y antes también de que el hombre llegara a la luna. En sus tiempos no se hablaba de ?bochos?, si de coche familiar, tener una relación duradera significaba casamiento, se acuerdan qué bien se llevaban con sus primos y hermanos. Solíamos pensar que el ?espacio exterior?, era ir al patio de atrás; nunca pensaron en satélites suspendidos en el aire... ni que los maridos ayudaran en los quehaceres del hogar, ni que llegaran a existir los derechos civiles del sexo opuesto ni citas por computadora. Fueron de la época de RCA Víctor, jamás oyeron de radios FM, ni casetes, ni de máquinas de escribir eléctricas; corazones artificiales, procesadores de palabras, ni hombres que usaran aretes. Para ustedes tiempo compartido significaba platicar un rato juntos, nada de computadoras, ni condominios y ?software? ni siquiera existía en el diccionario. En 1940 lo que decía ?hecho en Japón? significaba algo muy corriente o chatarra. Las pizzas, McDonalds y café instantáneo era completamente desconocido. Llegabas a las tiendas a comprar algo y te daban ?pilón? podrían comprar cosas de cinco a diez centavos. Había paletas de cinco centavos y barquillos de diez centavos. El pasaje de camión, hacer una llamada telefónica, un refresco o estampilla para mandar una postal o carta por correo, cada una de estas cosas costaba diez centavos. Recuerda que se compraba un coche con dos mil pesos pero ¿quién podría darse ese lujo? Sólo pocos. Y era una lástima puesto que la gasolina sólo costaba 12 centavos el litro. En esos tiempos el fumar estaba de moda. La ?coca? era un refresco, y ?droga? era un compromiso que adquirían cuando compraban a crédito, la palabra SIDA no sólo se conocía y los homosexuales eran mal vistos como lacras de la sociedad. Aunque el mencionar esa palabra era fuera de lugar. Fueron de la última e inocente generación que creían que tener un bebé era necesario casarse. Por eso no es de extrañarse, que con tantas cosas nuevas, todavía algunos de ustedes estén tan confundidos.

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