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SEGUIMOS PRESENTES

JORGE ROMERO MONTAÑEZ

Y tú ¿cómo aprecias la vida...?En una gran juguetería, donde el dueño trabajaba a toda la gente por igual, procuraba que ningún cliente que entrara a la tienda no saliera, aunque fuera con un pequeño juguete. Ahí dentro, en un rincón semi obscuro, estaba recostada contra la pared una muñeca rota. Así había llegado de fábrica y el dueño no había tenido el corazón tan duro, como para romperla o tirarla. Era una muñeca hermosísima de ojos y pelo largo negros, vestía de color rojo. !Era bellísima¡ Cierto día, una niña entró a la tienda a comprar un juguete. Tenía que ser uno especial, porque era la primera vez que ella compraría algo con su propio dinero, ahorrado con muchísimo esfuerzo... Así que ese juguete debería ser algo especial. El dueño recibió a la niña con una sonrisa y grandes muestras de alegría. La niña comenzó a mirar. ¿Cuál de ellos sería el suyo para siempre? ¿Cuál se llevaría? ¿Un juego para armar? No. ¿Un rompecabezas de doscientos cincuenta piezas? No. ¡Un bebezote de pelo rizado y ojos celestes? No, no. Noooo... Nada parecía gustarle a la niña, porque ella quería algo muy especial. Cuando la niña vio la muñeca en el rincón semi obscuro, sus ojos se agrandaron de gusto y una gran sonrisa se dibujó en su carita. ?Ésa, señor. Ésa es la muñeca que yo quería?, dijo entre sonrisas y alegría. El dueño miró la muñeca. Luego miro a la niña. ?En mi tienda hay muñecas más bonitas que ésa?, dijo entre sonrisas. ?Pero yo quiero esa muñeca?, insistió la niña. El dueño se dirigió al otro lado de la tienda y le trajo otra muñeca. ?Mira. Mira ésta. Mira cómo baila?, le dijo. ?No?, dijo la niña. ?Yo quiero la muñeca del rincón?. El dueño insistente le trajo más muñecas. Una que decía: ?Mamá, mamá, mamá?. Otra que repetía todo lo que uno le decía, pero la niña quería llevarse la muñeca del rincón. ?No puedo venderte esta muñeca?, le decía el dueño. ?¿Por qué no? Si ésa es la muñeca que yo quiero?. ?Porque a la pobrecita le falta una pierna y no sirve. Es una muñeca rota?, le dijo muy triste el dueño, levantando la muñeca para que la niña pudiera verla bien. ?Pero yo tengo el dinero y quiero comprar esa muñeca?, dijo mostrando su bolso donde traía guardado sus ahorros. ?No puedo venderte la muñeca?, le dijo nuevamente el dueño y agregó mejor:

?Te la regalo?. ?No?, dijo la niña, ?yo quiero comprarla?. El dueño nuevamente le decía que no. La niña continuó insistente, ?pero yo quiero comprar esa muñeca?. ?No, no y no?, decía el dueño, ?y no te la voy a vender?. ¡Pero de pronto sucedió algo inesperado! La niña levantó su tobillera y golpeó el piso. ?Toc toc toc toc?, sonó su pierna artificial, y dijo con lágrimas en sus ojos. ?Entonces yo también soy una muñeca rota y no sirvo?. A los diez minutos la niña salía feliz de la juguetería, con el más hermoso de los regalos, una muñeca de larga y negra cabellera con un vestido rojo, tan hermosa y radiante como ella.

¿Y TÚ... CÓMO VIVES LA VIDA?

En cada amanecer, cada uno, cuando abrimos los ojos, estamos listos para enfrentar a otro día más. La mañana se va llenando de gente que marca la carrera veloz hacia sus tareas diarias. Las calles se están llenando de estudiantes, trabajadores y gente desempleada que se afanan por llegar a su lugar esperado. Tanta es la prisa que el tiempo no es suficiente para detenernos a mirar el interior del ser humano que nos rodea. Nuestros ojos se conforman con fijarse en el exterior solamente. Recordamos el largo de una falda, la marca del pantalón, el color de la piel. Comentamos el gesto huraño de algún compañero sin buscar la causa que lo provocó. Transcurre el día y no hemos mirado el interior del amigo que nos acompaña diariamente. Deberíamos jugar a descubrir lo hermoso de la gente. Cada ser humano tiene un pedazo de Dios dentro. ¡Es lo que debería llamar nuestra atención diaria! En lugar de ver el gesto agrio de alguien, entendemos el valor que tiene para resistir las tensiones provocadas por situaciones que no conocemos. ?Antes de burlarnos del que no aprende con rapidez de los demás, demos un aplauso a su magia para ser bueno con sus semejantes. Todos los días son buenos para comenzar a descubrir sonrisas hermosas, manos hábiles, actos valiosos, espíritus valientes, luchadores incansables. Cada ser humano tiene un valor especial, un don divino que recibe al nacer y que si se descubre, puede utilizarlo para su beneficio y para el de los que lo rodean. Hagamos un alto en nuestra prisa diaria, miremos el interior de nuestros hermanos y aprendamos a valorarlos por lo que son y no por lo que quisiéramos que fueran.

Gracias a los amigos Enrique Montes Castañeda, Daniel Hernández Lerma y Enrique Muñoz Félix, por los presentes que nos trajeron de acuerdo a sus recientes viajes que realizo cada uno en el interior de la República Mexicana y parte de la Unión Americana. ?Reflexión?. A pesar de las distancias siempre estarán presentes los amigos en nuestros pensamientos. ?Seguimos presentes?.

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