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Seguridad/Nuestro concepto

Un Estado que no garantiza un mínimo de seguridad a sus ciudadanos, es un Estado que no tiene razón de ser. Simple y sencillamente el pueblo otorga facultades, atribuciones a sus autoridades (y cede espacios de libertad en aras de la armónica convivencia social) para que éste administre los recursos públicos, garantice con transparencia y honestidad las condiciones para acceder a mayores niveles de bienestar y progreso y aplique sin distingos el referente legal para que los transgresores sean castigados y la población pueda desarrollar sus actividades en un clima de necesaria seguridad.

De eso se trata vivir dentro de un Estado de Derecho, que las normas legales, la Ley establezcan con claridad y firmeza los parámetros de la convivencia. Cuando el crimen organizado, cuando los delincuentes son los que marcan por dónde y a qué horas se puede transitar y qué es seguro o no hacer, pues entonces el Estado ha fallado y se vive en un estado de simulación e inseguridad.

México atraviesa por una severa crisis de inseguridad, derivado de esa suerte de guerra declarada por la mafia del narcotráfico contra el Gobierno Federal y que se manifiesta cotidianamente en las ejecuciones, la situación que priva en los llamados penales de máxima seguridad, pero también en las calles de ciudades aparentemente fuera de los “círculos al rojo vivo” como la frontera de Sonora, Chihuahua y Tamaulipas.

En Torreón se vivió hace sólo unos días, una expresión que da cuenta del nivel de peligrosidad del crimen organizado y del bajísimo y torpe nivel de respuesta de las autoridades. Bandas rivales del narcomenudeo intercambian balas en total impunidad. La guerra entonces, se libra en todos los niveles y la autoridad queda en entredicho.

En este contexto, resulta lastimoso el que cuatro elementos de la Agencia Federal de Investigación (AFI), hayan causado asombro al presentarse, la tarde del martes en las instalaciones de Televisa San Ángel, para participar en un capítulo de la telenovela Apuesta por un Amor. Mientras una camioneta de la corporación los esperaba afuera de la puerta tres de la televisora, los elementos ingresaron a las instalaciones para dirigirse al foro cuatro.

En qué clase de país pensarán los máximos responsables de la seguridad nacional que vivimos, que los agentes tienen tiempo y energía para participar en una telenovela, mientras a lo largo y ancho del territorio nacional, la delincuencia organizada sigue lanzando retos, demostrando su poder y ejecutando a adversarios. Total, en este país nos tocó vivir.

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