El próximo domingo habrá elecciones locales en los estados de Baja California Sur, Guerrero y Quintana Roo. En ese orden, alfabético, abordaremos la situación de cada Entidad de hoy al viernes.
Como en Zacatecas y a diferencia de Tlaxcala, el PRD conservará el Gobierno de Baja California Sur. Es tan ancha la diferencia marcada por las encuestas que, a pesar del alto número de indecisos, sólo un cataclismo (o la intensa presión de la ola roja priista) podría impedir que Narciso Agúndez Montaño gane la gubernatura, apoyado por su partido y por Convergencia. El sondeo practicado por el Grupo Reforma (con el diario sinaloense El Debate) entre el 20 y el 23 de enero le concede 19 puntos de ventaja sobre el candidato del PRI (y el Verde) Rodimiro Amaya. Y si bien la misma medición encontró un 21 por ciento de indecisos, se requeriría que todos los votantes incluidos en ese porcentaje sufragaran por la alianza tetracolor para que se alzara con la victoria, lo que estadísticamente es muy improbable.
Ese estado peninsular fue coto priista hasta hace seis años. Con regularidad se sucedieron los gobernadores de esa filiación a partir de 1975: Ángel César Mendoza Arámburu, Alberto Alvarado Arámburu, Víctor Manuel Liceaga Ruibal y Guillermo Mercado Romero. Ninguno de los tres primeros enfrentó dificultades para su elección, pero sí Mercado Romero: como reflejo de lo que sucedía en la porción septentrional de la península (donde Ernesto Ruffo ganó la gubernatura en 1989) el PAN obtuvo 45 por ciento de los sufragios en 1993, apenas cinco puntos por debajo del alcanzado por el priista. Pero lo hizo no con candidato propio, sino recogiendo una disidencia priista. Abultada coyunturalmente la votación panista con el descontento tricolor, en ese año el PAN ganó los ayuntamientos de La Paz, Los Cabos y Comundú, pero no pudo conservarlos ni ha logrado recuperarlos desde entonces.
La gestión de Mercado Romero significó la culminación del deterioro priista. Su desaprensión financiera, por llamar eufemísticamente a la corrupción, lo llevaría a la cárcel durante algunos años, hasta hace poco. Y su incapacidad para conciliar los intereses diversos dentro de su partido generó una ruptura en 1998. El ex alcalde de La Paz, Leonel Cota Montaño, se retiró del PRI tras perder la elección interna que calificó de tramposa y se hizo postular por el PRD, cuya tenue presencia apenas se percibía en la Entidad. Cota Montaño probó que su dicho era cierto: era él quien contaba con el apoyo mayoritario y ganó la elección constitucional.
Se afilió después al partido que lo acogió y se hizo tan significativo en él que hoy figura como el principal candidato a la presidencia partidaria. Paradójicamente, lo estorba un hecho que también señala su preponderancia en la cúpula partidista: es uno de los dirigentes invitados por Andrés Manuel López Obrador a coordinar las redes de comités ciudadanos con que juzga preciso impulsar su campaña. Parece necesario que opte por una de las dos posiciones. Pero será él quien elija, pues lo avala un Gobierno que consolidó al PRD: Junto a la elección de Cota, en 1999 su nuevo partido se quedó con las tres alcaldías que seis años atrás había ganado el PAN y con 12 de las 15 diputaciones locales. En la elección federal de 2000 ganó con amplitud las senadurías por mayoría y en los mismos términos la diputación del segundo distrito, con cabecera en La Paz. Aunque perdió la del primero, Santa Rosalía, la diferencia fue mínima: 16,414 votos para el PRI y 16,291 para el PRD (es decir la Alianza por México).
Al terminar su Gobierno, el PRD podría ratificar su condición de partido dominante. Además de la previsión para la gubernatura, el PRD (que con Convergencia forma la Coalición Democrática Sudcaliforniana) ganará la elección legislativa, pues la encuesta de Reforma muestra una preferencia de 51 por ciento de los votantes contra 28 que sufragaría por el PRI. Esa holgada diferencia es aún mayor respecto de la elección del ayuntamiento capitalino: 61 por ciento contra 28 por ciento.
Narciso Agúndez Montaño nació el 26 de octubre de 1958, es ingeniero agrónomo, fue alcalde de Los Cabos y ahora es diputado federal, con licencia. Se impuso en el proceso interno, entre otros, al senador Amaya (un antiguo priista que todavía en 1994 fue diputado bajo esa bandera) que se inconformó con el resultado. Amaya era especialmente cercano a Cota Montaño. Lo acompañó en su tránsito al PRD, coordinó su campaña y recibió el nombramiento de secretario de Gobierno, el número dos de la estructura y encabezó la fórmula senatorial. Cuando, a pesar de esa trayectoria no fue elegido candidato, lo atribuyó a maniobras del gobernador saliente, al que acusó de favorecer a su primo Agúndez Montaño, a sabiendas de que no mantienen parentesco alguno. Entonces, arrepentido, volvió al PRI donde se le hizo candidato porque de ese modo Roberto Madrazo impidió que el aspirante perdidoso de 1999, Antonio Manríquez, reeditara su intento. Es que Elba Ester Gordillo lo honra con su amistad.
El decaído PAN y el PT tienen también candidatos, con casi nulas posibilidades de triunfo. Acción Nacional padece conflictos internos que ocasionaron la intervención del Trife y a última hora escogió al empresario, Luis Alberto Coppola como su candidato, por el cual votaría el 11 por ciento de los electores. Alfredo Porras, por su parte, fue priista, ingresó al PRD y ahora es candidato del PT. Alcanzaría el ocho por ciento.