Cuando las adenoides son grandes y obstruyen la respiración, los niños padecen cansancio crónico y se les altera la forma de la cara .
La experiencia enseña a las madres a reconocer casi de inmediato ciertos males en sus hijos, sobre todo cuando son bebés y no pueden comunicar qué es lo que sienten.
En los recién nacidos o niños de semanas es de vital importancia distinguir algunos signos de enfermedad, pues en esa etapa de la vida las horas son de gran importancia.
Señales
Una madre debe estar atenta a las señales de alerta que da su pequeño hijo, por ejemplo, si respira por la boca, tiene interrupciones frecuentes de la respiración por unos segundos durante el sueño (apnea), ronca porque tiene la nariz tapada, sufre frecuentes infecciones del oído, registra síntomas de adenoides grandes, que son unas estructuras orgánicas que se encuentra detrás de la nariz.
Estas partes del cuerpo humano comienzan a disminuir de tamaño después de los siete años y, de acuerdo con especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), es común que los niños padezcan infecciones en la garganta, lo cual es hasta cierto punto normal.
Pero, advierten, si estas enfermedades ocurren más de tres veces al año y se presentan a la vez que se registran ataques de fiebre, además de los síntomas anteriores, es necesario operar las adenoides, porque al impedir respirar a un niño pequeño pueden llegar a causarle una insuficiencia cardiaca o pulmonar.
La doctora Susana Gutiérrez Avila, especialista del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital General Regional "Gabriel Mancera", indica que en un infante el respirar por la boca a causa de adenoides grandes, también se relaciona como causa de malformación de la cara y de alineación incorrecta de los dientes.
Y es que "cuando las adenoides son grandes y obstruyen la respiración, los niños padecen cansancio crónico y se les altera la forma de la cara porque al crecer el tercio medio facial, la boca les queda como de pescado y la cara plana. Asimismo, favorece el desarrollo de sinusitis debido a que no pueden drenar las fosas nasales", afirma.
En pocas palabras, este mal puede desencadenar enfermedades crónicas, por lo cual hay que atajarlo lo antes posible. Para Gutiérrez Avila es de suma importancia tomar en cuenta que en la etapa infantil se presentan también alergias que ocasionan flujo nasal, mucosidad, por lo que pueden confundirse con cuadros de amigdalitis.
No a la automedicación
Por ello, es necesario que no se opte por la automedicación, sino acudir al médico.
Después de los 10 años, señala, se reducen de manera importante los cuadros infecciosos de las vías respiratorias, porque el niño ya creó suficientes defensas.
Insiste en que la automedicación es muy mala, pues genera resistencia a los fármacos utilizados, porque, por lo general, se hace de manera inadecuada. Recomienda acudir al médico para dar seguimiento a este tipo de casos, ya que a veces es necesario cambiar de medicina y, en otras ocasiones, modificar la dosis.
