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Ser Humano / LA ENVIDIA

Psicólogo Ricardo Mercado Dávila

Si la envidia fuera tiña cuántos tiñosos no habrían, reza un viejo refrán. Y es que la envidia, al igual que el amor, es un sentimiento que ha acompañado al hombre desde el principio de sus días.

Desde el mismo momento en que la culebra envidiosa hizo que Eva mordiera el fruto del árbol prohibido, el hombre ha sido envidioso y envidiado. Pero, ¿qué es la envidia? Algunos la definen como el sentimiento de pesar, de ira o de codicia, por el bien ajeno, que lleva al envidioso a sentir gran cantidad de emociones negativas por la persona envidiada. Hay quien la define como una conducta no asertiva acompañada del miedo a la pérdida de afectos y de posesiones. Otros la definen como una especie de ira pasiva.

Si nos remontamos a la historia del principio de nuestros días, vemos cómo el primer caso de envidia se presenta con Caín y Abel. Según el Génesis IV, Caín, cegado por la ira, se dejó llevar por la profunda envidia que sentía por su hermano Abel y lo asesinó.

Wolfang Amadeus Mozart fue altamente odiado y envidiado por la genialidad que desde pequeño lo acompañó en la composición de música que hacía para las cortes de Austria en el siglo XVIII, especialmente por Antonio Salieri, quien arraigó dentro de sí un profundo odio hacia Dios, pues creía que éste había mandado a ?su criatura? (Mozart) para desplazarlo.

Muchos son los momentos en que la envidia puede aflorar. La llegada de un hermano, por ejemplo, causa en el primogénito sentimientos de envidia, pues la atención y el afecto de los padres inevitablemente se desviará hacia el nuevo miembro de la familia. Esta inseguridad puede generar en el hermano mayor la necesidad destructiva de dominar al hermano menor. El resentimiento hacia el ?hermanito? no requiere necesariamente un fundamento racional pues éste puede darse aún cuando la atención de los padres y los recursos económicos sean abundantes para ambos hijos.

Es aquí donde la labor de educación de la autoestima de los niños por parte de los padres es fundamental y prioritaria para evitar estos sentimientos de envidia entre hermanos.

Pero no solamente en el ámbito del hogar pueden generarse sentimientos de envidia. Con mucha frecuencia vemos que en el campo profesional este sentimiento es más generalizado. En los entornos políticos y artísticos predominan las intrigas producto de las envidias, pero en muchos otros casos se puede identificar entre abogados, médicos, ingeniero, etc.

En líneas generales el envidioso es una persona con baja autoestima que vive deseando el logro, los reconocimientos y las cosas materiales de los demás. En la mayoría de los casos son mediocres, tienen poca capacidad para generar ideas y muy por el contrario les gusta robar ideas. Son amigos de ganar indulgencias con escapulario ajeno, critican destructivamente y son propensos al fracaso. Siempre se sienten víctimas, son desorganizados, menos inteligentes y en el mayor de los casos son personas pasivas, retraídas y no lideriza. Les gusta la intriga y el chisme. Es servil, adulador e hipócrita. Además, la venganza es su mejor arma para destruir.

Por su parte, la persona blanco de las envidias, por lo general es exitosa, trabajadora y con una gran capacidad de liderazgo, producto de una autoestima elevada y de una profunda creencia en sí misma.

Los envidiosos son personas talentosas, con una dosis de ingenio, capaces de tomar decisiones, asumir retos y responsabilidades. Generalmente fijan posición ante las cosas y la vida, pero si se equivocan son capaces de rectificar, lo que las hace personas con sentido autocrítico. Son sociables, con buen sentido del humor, de buen carácter y siempre están dispuestas a colaborar. Tienen gran amplitud de pensamiento y no ejercen la venganza.

La persona envidiosa tiene una serie de características que la incorporan dentro de las personas no asertivas. Los no asertivos son personas que no se expresan adecuadamente y no saben confrontar sus problemas a tiempo, sino que los tienen capsulados y cuando quieren algo no son claros en sus peticiones y negociaciones, hacen sus quejas solapadamente, hablan en líneas generales y no son específicos en su forma de hablar. En su voz se puede apreciar un tono de súplica y cuando entablan una conversación, no mantienen contacto visual con su interlocutor. Viven en una permanente tensión corporal y tienen poco poder personal.

?La evolución del individuo tiene mucho qué ver en este problema de la envidia. En la medida que el Ser Humano tenga mayores destrezas, piense mejor, domine sus emociones y sepa cómo comportarse en situaciones sociales, en esa medida se planteará si el envidiar a alguien y desear sus bienes, sus éxitos profesionales y personales, será una prioridad en su vida. Si se convierte en una obsesión, se convierte en un problema importante y si se trata de envidias pasajeras, se puede decir que es característico del ser humano que puede querer cosas y desearlas?.

Ahora que ya los conoces, pregúntate en qué lado quiere estar, en el de los envidiosos o en el de los envidiados. La decisión es sólo tuya.

Mi correo electrónico:

Ser_humano@prodigy.net.mx

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