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Ser Humano / ORIENTAR A NUESTROS HIJOS

Psicólogo Ricardo Mercado Dávila

En días pasados comentaba con ustedes de una plática que sostuve con el padre de una muchacha a la que le practicaba un estudio de orientación vocacional. Y les comenté sobre lo que encontré entre todos los jóvenes a quien realizó este tipo de estudio. Todos presentaban falta del hábito de la lectura fuera de lo que exige la escuela.

El mismo padre de esta muchacha me preguntaba: ¿Cuándo debe iniciarse la orientación vocacional? Les platicaré la misma historia que le relaté a él.

En una ocasión un niño de escasos tres años empezó a rayar las paredes de la sala de la casa y por más que se le pedía que no lo hiciera, este niño seguía realizando sus obras ?artísticas?.

Ante esta situación, sin la anuencia de la madre, claro es, el padre de este niño retiró un poco los muebles de la sala de la pared y pintó toda la pared de la sala desde 30 centímetros al metro y medio una franja con la pintura propia para piaron.

Además, le compró una caja de gises de colores para que con todo gusto realizara los dibujos que quisiera. Imagínense el grito en el cielo que pega la mamá y todo lo que dijo respecto a lo que hizo su esposo en la casa sólo para consentir a su hijo.

Pues pasó el tiempo y este niño vivió un ambiente donde en la casa (después de que se resignó la mamá, claro) podía realizar, plasmar, sus inquietudes, desarrollar sus habilidades artísticas.

Este niño después del tiempo se hizo famoso, y no estoy hablando de que esto sucedió en el viejo continente o en un gran país desarrollado. Esta persona seguro lo han escuchado, aunque tal vez, como yo, nunca lo conocieron en persona, pero sí en todo lo que hizo.

El hijo de este padre de familia se llama, aunque ya murió en carne, vive por su obra: Diego Rivera. El pintor de grandes murales en todo México.

En días pasados estando en la librería un niño le pedía a su mamá que le comprara un cuento y la madre le contestó: ?para qué quieres te lo compre si no lo vas a leer?, podrá ser cierto, tal vez nunca lo lea, pero lo que sí es cierto, pensé para mí, si no lo compra, es extremadamente seguro que no lo leerá.

¿Cuántas veces le impedimos a nuestro hijo que no juegue con tierra, que no haga caminitos en el jardín y estaremos coartando su inclinación hacia la ingeniería civil?

¿Pero cómo descubrir sus inclinaciones vocacionales desde chico? Es muy sencillo. Brindándole las opciones que las experimente y si no son de él o ella, las deseche y experimente otra diferente.

Cuántas veces hemos visto que llega un niño y le pide a la mamá que lo inscriba en el equipo de basquetbol de la escuela y la mamá le contesta: Ahora es basquetbol, para qué quieres entrar si ni vas... ya ves te inscribí en el de futbol y no te gustó. Tampoco te va a gustar el basquetbol.

En las vacaciones pasadas viajé con mi familia a la ciudad de Monterrey, por solicitud de mi hijo mayor recorrimos todo aquel lugar donde hubiera animales, zoológicos o cosas parecidas, él se sabe el nombre de muchos animales, yo no, va identificando las especies y las familias. No perdía la oportunidad de tocarlos, acariciarlos, de sentir su pelaje (siempre y cuando no lo vieran los cuidadores y no fuera peligroso, claro) si tenían crías el tiempo que les dedicaba era mayor.

Realmente no sé en qué vaya a acabar todo esto, tal vez veterinario, creador de animales o simplemente en una afición, o tal vez en nada. Pero lo tiene que experimentar, lo tiene qué vivir, lo tiene qué probar. No tengo ningún derecho de coartar ese gusto e incluso, tengo toda la obligación de fomentársela.

Mi correo electrónico:

ricardomercado@hotmail.com

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