Estamos hoy a unos días de haber iniciado un nuevo año. Han quedado atrás días de tamales, posadas, buñuelos. Bolos, piñatas, desveladas, bailongos, alcoholes (y bastantes) y esas cosas raras que algunas personas realizan todavía para estas fechas de diciembre: rezar, orar, reflexionar, entre otras cosas, que ya son tan pocas que difícilmente se acuerda uno de ellas.
Viene ahora el limpiar culpas del disfrute de la gula: las dietas. De la resaca moral de tantas alcoholizadas durante varios días, el ya no voy a tomar. La búsqueda de la estabilidad económica, la visita al Monte de Piedad o cualquier otro bazar de nuestra elección, pues nos gastamos el raquítico aguinaldo, la quincena y echamos mano de aquello guardado para cumplir todos ?nuestros compromisos? y enfrentamos la cuesta de enero sin dinero. La misma historia cada año, siempre un ciclo, siempre lo mismo.
Nos ponemos a reflexionar, ahora que hay tiempo, en iniciar a pensar a ver qué vamos a hacer de ahora en adelante. Se empiezan a formular los propósitos de año nuevo. Ahora nos salen las ganas de ponernos a dieta (que curiosamente no hay dinero ni fiestas a las que nos inviten). Hoy que sólo hay que trabajar, nos ponemos a planear y ver qué otra opción podemos tener para mejorar.
Lo más triste es que todo eso que hoy supuestamente hincamos, sólo queda en eso, en pensar que podemos hacerlo.
En un brindis de fin de año entre los trabajadores de una empresa se les pidió dijeran cuál era su propósito de este año, un propósito real, un grupo de gente en el que hay confianza, pasaron cerca de cinco minutos y nadie podía iniciar, no fue por falta de confianza ni que no les saliera nada en esa cabecita. Es algo muy sencillo el pensar una idea, un propósito frente a un grupo es un compromiso hacia otros, a los que no podemos engañar como podemos engañarnos a nosotros mismos.
Por ejemplo: qué pasaría si una persona en este brindis dice: en este año que terminó por diferentes motivos he subido de peso y con las fiestas decembrinas se incrementó más mi pancita y hoy, fin de año, en este brindis de cara ustedes al levantar mi copa me he puesto como propósito el llevar algunas acciones para bajar de peso y llegar al peso de acuerdo a mi estatura.
Ése ya no es propósito, es un objetivo claro y definido que se transforma, al momento de planearlo delante de un grupo en un directo compromiso.
¿Con cuántos propósitos de año nuevo nos hemos quedado cada inicio de año? ¿Cuántos propósitos de año nuevo sólo quedan como propósitos del primer día del año? ¿Por qué no poner la fecha y objetivo claro a cada uno?
Iniciar un año, las energías se han renovado. Las expectativas están cambiadas. Cuántos de nosotros nos sentamos a ver con amargura lo que hay de atrás, como si esto pudiéramos cambiar, nos pasamos el presente añorando y quejándonos del pasado. Pero es muy rato que nos pongamos a vivir el presente creando el futuro.
Dejarnos de los buenos propósitos, que en realidad los propósitos se vuelven estorbosas y por consecuencia, malos. Plantemos hoy las metas que queremos y que realmente podremos lograr. Ser realistas y comprometidos con nosotros mismos, primeramente y no para otros.
Creer en nosotros. Pensar que alguna cosa no es posible que podamos hacerla nos lleva a que cualquier intento que realicemos sea un fracaso. Aquellas personas con sobrepeso que intentan (o fingen intentar) bajar de peso siempre inician una dieta con la frase: Bueno, un intento más de bajar de peso, pero estoy seguro de que esto no me va a servir. ¿Y saben qué pasa? Siempre crean un gran pretexto para bloquearse, auto engañarse, y que todo quede en buenos propósitos.
Pensar por y para nosotros. Le preguntaba a un niño: ¿Qué quieres ser de grande? Y contestaba: el prójimo. Dale el paso al prójimo, piensa en el prójimo, el prójimo es primero, para servir al prójimo. Pues yo quiero ser el prójimo.
Nuestra cultura está diseñada para una despersonalización, la cultura de la globalización. La alta comunicación en todos sentidos, menos en lo interpersonal. Empecemos hoy, como cualquier día, con renovados ánimos, con expectativas claras, con objetivos definidos, con compromisos reforzados.
Dejemos lo que pasó, un año, un mes... un día. Empecemos hoy a sentir, a vivir sólo al que viene, al día de hoy. Empecemos hoy a Ser Humano.
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