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Sería bueno considerar/Las laguneras opinan...

Mussy Urow

cada día es más evidente la libertad de expresión en nuestro país. Es una característica de la democracia. Todos vimos a René Bejarano rellenarse los bolsillos con fajos de billetes; supimos que una candidata al Gobierno del Estado de México no se llama como se llama y que un senador pidió un minuto de silencio por la muerte del Papa Juan Pablo II cuando aún no ocurría. La libertad de expresión es un arma de dos filos: algunas cosas más valía no saberlas, evitarnos la pena de ver expuestas a personas públicas en situaciones comprometidas; otras, es necesario saberlas por lo que definitivamente es preferible tener esa libertad a vivir sin ella.

Es evidente también que la libertad de expresión es fuente de confusión porque los mensajes se manejan y difunden con claras tendencias de manipulación. La democracia exige cada vez más a los ciudadanos una mayor capacidad de reflexión, estar verdaderamente informados e interesarnos, primero para no ser objetos a disposición y segundo, para definir preferencias y encauzar una decisión. A la larga la democracia debe funcionar porque permite la alternancia. Es de humanos errar y las sociedades también se equivocan; siempre es posible corregir los rumbos.

Según los politólogos, lo que resta del año 2005 se nos irá en el asunto de Andrés Manuel y las carreras por elegir a los candidatos de los principales partidos políticos. El año 2006 se dedicará por completo a la carrera grande; nos estaremos enterando de lo que no quiero ni imaginar de cada uno de ellos. Por eso es importante considerar, valorar, desechar información manipuladora y por lo menos ser dueños de nuestra decisión personal.

Un tema grave y muy importante pero difícil de captar, sobre todo porque es de los que más se disfrazan y maquillan, es el de la economía. Cualquier ama de casa sin muchos estudios puede darse cuenta que la macroeconomía, de la que tanto se ufana el Gobierno Federal, es un ente abstracto y que la microeconomía es una realidad que se enfrenta todos los días en millones de hogares mexicanos y ésa sí que está muy mal.

No pretendo conocer mucho de economía; sé que hay demasiados factores que intervienen y que un buen número de ellos depende de la globalización y de tantos otros términos que escuchamos y repetimos sin saber a ciencia cierta qué significan.

Por ejemplo, en México existen Personas Económicamente Activas (eso se conoce como PEA). Es toda aquella persona que tiene un ingreso fijo y que a su vez, paga impuestos. También existe la economía subterránea; aquí hay muchísima gente, la mayoría, y ésta no paga impuestos ni está cubierta por el seguro social. En la economía subterránea (fomentada por el Gobierno Federal con la idea de los “changarros”) hay muchísimos profesionistas que no encuentran trabajo.

La economía de un país depende, principalmente, de la producción de tres sectores: agropecuario, industrial y de servicios (antes llamados primario, secundario y terciario). En México, de 1960 a 1990, de los tres sectores el que más ha bajado es el agropecuario; el industrial ha tenido un crecimiento pequeño y el que más ha crecido es el de servicios, pero éste es sólo eso, no produce. Al crecer la población, el sector industrial y el de servicios han captado lo que ha perdido el agropecuario porque la tierra no crece, sólo cambia de dueño.

Para que un país ofrezca a sus habitantes un mejor nivel de vida, es necesario que exista crecimiento y desarrollo. En el lenguaje económico, se le llama desarrollo sustentable y ese se mide por varios parámetros. El crecimiento es cuantitativo, en volumen y el desarrollo es cualitativo y cuantitativo. El crecimiento económico se mide por el PIB (Producto Interno Bruto o valor total de la economía de un país). Ésta crece o decrece. Si el valor de la economía decrece y la población crece, hay que repartir entre más lo poco. La principal manifestación del desarrollo económico es la elevación del nivel de vida para la población en su conjunto.

Otros factores que miden el crecimiento económico de un país son el nivel de empleo; el ingreso per cápita; el nivel de ahorro e inversión; infraestructura (carreteras, escuelas, obras de irrigación) y ventas (volumen) de exportación e importación.

El desarrollo es un proceso de cambio de estados atrasados a avanzados en términos cuantitativos y cualitativos: mejoramiento en calidad de vida en salud, educación y alimentación; más y mejores empleos y salarios; aumento en salario nominal y real; mayor poder adquisitivo. Todo esto suena muy teórico pero en pocas palabras, es a lo que debemos aspirar. Para que verdaderamente se inicie un desarrollo sustentable se deben promover las inversiones que favorezcan el crecimiento de la economía.

Pero para que esto suceda en México se necesitan reformas estructurales. En esto están de acuerdo todos los partidos políticos. Al nivel actual de nuestra incipiente democracia, los posibles futuros escenarios prevén a un presidente sin mayoría y con divisiones en el Congreso. Para enfrentar este panorama no es recomendable un populista, por muy carismático que sea; la población de México no vive solamente en el Distrito Federal. La población en su mayoría, está conformada por jóvenes que, en muchos casos y con grandes sacrificios, empieza a estudiar y abandona sus estudios. Otros se van del país y los que terminan y se quedan, no encuentran trabajo. No necesitamos un presidente que prometa; ya sabemos que prometer no empobrece.

Tampoco necesitamos a un presidente nacionalista a ultranza, que se refugie en argumentos del pasado. Se requiere a una persona que conozca verdaderamente las posibilidades que tiene este país y su gente y cuya principal característica sea la de saber conciliar y negociar, para conseguir lo que tanto necesitamos. Ya basta de circos, telenovelas y datos engañosos.

La globalización y el incremento de población en las zonas urbanas han modificado a la economía. Antes de la Revolución de 1910, las tierras cultivables de México estaban en manos de unos pocos; se les llamaba latifundistas. Hoy las tierras de México, después de haber pasado por el experimento fallido del Reparto Agrario, volvieron a quedar en manos de unos cuantos. A falta de tierras, la nueva fuente de empleos baratos se llama maquila.

El crecimiento original de las maquiladoras en el norte del país, principalmente, elevó el número de afiliaciones al Seguro Social, que es la forma que el Gobierno Federal adopta para medir la creación de nuevos empleos. Pero sucede que en el sureste del país la cosa es más grave, entonces los maquiladores se llevan sus fuentes de empleo para allá, porque además, la mano de obra es más barata.

La incongruencia de estas medidas rebasa mi capacidad de entendimiento: ¿Se crean nuevas fuentes de empleo en el sureste a costa de sacrificar a las del norte? ¿Qué no somos todos parte de un mismo país? ¿Quién decide o aprueba estas medidas? Los números de creación de empleos, basados en las afiliaciones al IMSS de trabajadores de maquiladoras, son empleos temporales (y datos engañosos) porque duran hasta que los dueños de las mismas encuentran mano de obra más barata, sea en el sur de México, Asia o el Caribe.

Mientras se siga fomentando esta falsa forma de crecimiento y desarrollo, el país se hundirá inexorablemente, perdiendo oportunidades y gente.

Por lo tanto, sería bueno considerar qué nos está pidiendo la democracia a los mexicanos. Primero que nada, participación activa y propositiva; reflexión; interés por el bien común. Fomentar la democratización de la política y no lo contrario: la politización de la democracia. El mayor obstáculo que tiene México es que todo se reduce a política.

Que la libertad de expresión -aun con dos filos- nos sirva para informarnos y considerar lo importante. Rechacemos a quienes no tienen el pudor de autoelogiarse y promoverse, particularmente cuando ocupan un cargo público.

La presidencia de México no debería ser una decisión de mercadotecnia. Los mexicanos necesitamos a un hombre inteligente, capaz de sentar las bases de un cambio real y auténtico, que sepa unir criterios no polarizar posiciones. ¿Conoce Usted a alguien así? Vaya haciendo sus consideraciones; queda poco tiempo.

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