Tan sobrado se siente Manuel Bibriesca Sahagún, tan protegido por el enorme poder que aún le queda a su madre, que el joven junior cree que puede burlarse de un país entero. En su soberbia, piensa que basta que él y su mami digan que todo es falso y recurran a los tribunales para que la sociedad crea que los vástagos de la primera dama son mansos corderos y no se han beneficiado y traficado con las influencias que les da el ser hijos de la señora de Los Pinos.
Con el viejo y conocido truco de los prestanombres, tan socorrido por nuestra corrupta clase política de hoy y de antaño, el joven Manuel cree verle la cara de idiota a una sociedad que se conoce bien, a fuerza de escándalos y de una corrupción endémica, el cuento de que “nada está a mi nombre”.
Cree que bastan unas cartas de exoneración en papel membretado, que servilmente le extiende cualquier área del Gobierno, incluso las honorables fuerzas armadas, cuando se trata de proteger al hijo de la primera dama. Porque basta hablar con empresarios de León y de Celaya, algunos de ellos vecinos y conocidos de hace tiempo de Bibriesca Sahagún, para saber que la historia de enriquecimiento, lujos y prepotencia que narra la periodista Olga Wornat en su libro tiene mucho de verdad.
Y es innegable que el joven hijastro presidencial y su madre tienen todo el derecho de recurrir a los tribunales si creen que se les difamó. Es probable que Manuel Bibriesca Sahagún pueda probar que ni el avión en el que viaja constantemente por el país y al extranjero, ni los contratos públicos ni las propiedades que se le adjudican estén a su nombre. Tampoco a Raúl Salinas de Gortari, toda proporción guardada, se le podía probar en su momento que él fuera Guillermo Gómez Gutiérrez o que las colectas que hacía entre grandes empresarios para obtener favores y hacer negocios a través de su hermano eran reales.
El tiempo y el eclipsamiento del poder que ahora lo protege hará que muchas cosas afloren y se conozca la verdad en torno a la forma en que los hijos de la señora Marta aprovecharon su poder para prosperar económicamente. Eso será cuando ya no los cobije la sombra de Los Pinos. Por lo pronto hay un dato que se conoce de voz directa de un miembro del Gabinete presidencial. El secretario en cuestión cuenta que en una ocasión salió de vacaciones y de regreso a su despacho saludó al piloto militar que le tiene asignado el Estado Mayor Presidencial. “¿Cómo le fue, descansó ahora que yo no estaba?”, preguntó el funcionario en tono informal. “No, jefe, cómo iba a descansar. No estaba usted pero el avión no paró, porque tuve que acompañar a los hijos de la señora Marta que hicieron varios viajes a varias partes con sus negocios”, contestó el piloto.
Claro que de esos viajes no se acuerda el general José Armando Tamayo, jefe del Estado Mayor Presidencial, quien le firmó una carta a Manuel Bibriesca, seguramente a petición de su señora madre, afirmando que el hijastro presidencial “nunca” había utilizado aviones oficiales para asuntos o negocios personales.
Notas Indiscretas... El nombre del empresario constructor Cosme Mares es clave en el asunto de los hijos de la señora Marta. Apoyador financiero de la campaña de Fox y amigo personal de la señora Sahagún y de sus hijos, el empresario guanajuatense fue uno de los selectos invitados a aquella comida en un exclusivo restaurante de Guanajuato, propiedad del priista Francisco Arroyo, en diciembre pasado, donde Marta lanzó aquella profecía que tan mal le salió: que para marzo Andrés Manuel López Obrador ya no estaría en la carrera presidencial. Muy cerca de la señora estaba en aquella comida Cosme Mares. ¿Y si también le falla a Marta la afirmación de que sus hijos, su apellido y el del presidente Fox saldrán limpios del escándalo que hoy rodea a sus vástagos?.. Reapareció Elba Esther Gordillo en el acto oficial del Día del Maestro. A la lideresa moral del magisterio se le veía recuperada de sus padecimientos físicos, aunque hasta donde se sabe sigue sujeta a cuidados y tratamiento... Los dados mandan Escalera. Bien empieza la semana.