La gran diferencia entre administrar una empresa y un municipio, es el origen del dinero. En el primer caso, se trata de capital privado y quienes invierten, finalmente, saben cómo administrar las ganancias, si otorgan premios de productividad y el monto de éstos; tan simple como un negocio que si cumple con los requisitos de la Ley, puede crecer tanto como la creatividad y visión de los dueños lo permitan. En el segundo caso se trata de dinero público, del erario, que no tiene otro dueño que la ciudadanía; no se trata de un negocio particular sino de administrar en forma eficiente, transparente y honesta, los recursos que son de todos y deben beneficiar a todos.
Un servidor público no es otra cosa que un ciudadano que se comprometió ante la comunidad a administrar los recursos públicos y para lo cual recibe un sueldo. Hacer bien las cosas, trabajar con honestidad, eficiencia y entrega absoluta no es otra cosa que su responsabilidad y un premio, con el dinero que es de todos, por hacer lo que se comprometió a hacer y para lo cual ya recibió un sueldo, resulta excesivo y hasta injusto. No se trata de un negocio familiar en donde se recompense los aciertos y se premie la productividad. Se trata de sacar adelante una encomienda, actuar con decoro y decencia sin mayor recompensa que la satisfacción del deber cumplido ya que simplemente no tiene otra opción, ya que el yerro y la omisión, la falta de rigor, de honestidad o ineficiencia se castigan hasta con la cárcel.
Qué lamentable resulta que la eficiencia en el servicio público requiera una recompensa, ya que evidencia que hoy resulta una excepción lo que debería ser la norma. Igualmente lastimoso es que aquellos hombres que con los vientos de campaña, navegaron con un discurso de sólido compromiso social y que pedían el favor del electorado bajo la premisa de que en su agenda política no había nada más alejado que el dinero, los intereses o el disfrute del poder por el poder mismo y hoy avalen el que se canalicen recursos por una cuantía importante a recompensar el desempeño de funcionarios.