Las comunidades de Mezquital y Pueblo Nuevo carecen de los servicios básicos.
“A los indios siempre nos han utilizado para fines políticos a cambio de una despensa, los gobernantes se olvidan de quienes los llevan al poder y no cumplen sus promesas”, afirman los profesores bilingües de los municipios de Mezquital y Pueblo Nuevo.
En Llano Grande más de mil habitantes carecen de los servicios básicos, viven en la marginación; hoy ni los talamontes los visitaban porque existe suspensión del aprovechamiento forestal, debido al corte de pinos y encinos de manera desmedida, afrimó Asención Reyes Nolazco, profesor de ese lugar.
Señaló que ese poblado es anexo de la comunidad Santa María de Ocotán y Xoconostle y se localiza a 105 kilómetros de San Francisco del Mezquital; las familias se sostienen con la agricultura de autoconsumo y ganado en poca escala, aunque las mayorías viven en situaciones de extrema pobreza, no tienen nada, “viven de milagro”, dice.
Tal como en Llano Grande, ocurre lo mismo con más de 20 mil indígenas en las comunidad de Mezquital y Pueblo Nuevo; tal es el caso de Santiago Teneraca y Llanos de Jerusalén, límites con Nayarit, donde las necesidades están al orden del día: están marginados, hay pocas expectativas de lograr una vida decorosa, faltan fuentes de empleo, añaden Amador Mijares Calleros y Honorato Reyes Nolazco, también trabajadores docentes de la zona indígena.
“Estamos muy desatendidos, dicen; para abastecernos de agua tenemos que recorrer más de un kilómetro en el caso de Llano Grande. En los otros lugares hay que caminar más distancia; las viviendas son de paja y madera, el atraso es irrefutable”.
Recuerdan que hace 35 años surgió el Plan Huicot, que incluía a los huicholes, coras y tepehuanos de los estados de Jalisco, Nayarit, Zacatecas y Durango, donde el Gobierno prometía formar centros ganaderos, financiamiento para proyectos agrícolas, forestales y otros.
Esos recursos de que tanto se habló en 1970 se quedaron en los bolsillos de unos cuantos, principalmente funcionarios que han sabido enriquecerse a costa de la pobreza e ignorancia de los indígenas, señalaron.
A la fecha han surgido muchos programas, pero son insuficientes y en la mayoría de los casos simulaciones para darse popularidad algunos políticos o dependencias que nunca han funcionado con honestidad, pues los beneficios no llegan a las comunidades marginadas; finalmente, nadie lo comprueba y la gente por ignorancia no recurre a las denuncias o reclamos.
Reconocimiento al amigo
Miguel García Arcadia, profesor jubilado, recibe el reconocimiento de los maestros bilingües que en otro tiempo fueron sus alumnos; conoce las necesidades de los indígenas y avala sus reclamos.
La vida en la zona indígena es muy difícil, sobre todo para quienes no están acostumbrados a las carencias o a la vida cara, dijo García Arcadia.
Hasta cuando se tiene el acercamiento directo con estas gentes se enteran del porqué muchos de ellos se alimentan de raíces, pues un kilogramo de frijol les cuesta 15 pesos y otros productos se triplican; además, no hay fuentes de empleo. Entonces, ¿cómo van a sostener una alimentación balanceada para sus hijos?, cuestiona García Arcadia.
Durante muchos años, García Arcadia vivió entre los indígenas, se ganó su cariño y respeto, tanto en Llano Grande, como Canoas, Santa María de Ocotán, Las Golondrinas y San Bernardino de Milpillas Chico; en fin, sembró mucha amistad y la semilla del saber. Hoy se lo reconocen personalmente frente al reportero.
García Arcadia señala que son muchos años de promesas incumplidas para los indígenas, quienes por más de cuatro siglos han vivido en la pobreza y la marginación.