La emigración de jóvenes de los municipios de San Pedro, Matamoros, Francisco I. Madero y Viesca, es ya una triste historia cotidiana. Ante la falta de oportunidades muchos de ellos deciden dejar a su familia en busca del “sueño americano”. Así abandonan sus raíces para tratar de cruzar como indocumentados la frontera a los Estados Unidos.
Estos municipios satélites tienen una vocación netamente agrícola. Sin embargo, el campo ya no produce y hasta el momento ninguna autoridad se ha preocupado por diversificar las actividades económicas. Si un día cae granizo, los pobladores de estos municipios ven perder sus cosechas y por ende las posibilidades de obtener ingresos.
Resulta por demás preocupante que a punto de terminar su gestión, ninguno de los alcaldes de los municipios mencionados, se haya preocupado por sentar las bases que permitan generar el desarrollo en sus comunidades.
La apuesta de los actuales ediles es que Torreón los absorba y así por fin llegue el desarrollo. Así lo deja entrever el presidente municipal de Francisco I. Madero, José Luis Álvarez Marrufo cuando declara: “En 15 años Torreón ya no va tener a dónde más crecer y va a estar junto a Madero. Vamos a ser zona urbana, ya va a estar todo aquí, nosotros todavía tenemos mucho por crecer y estamos en un área donde colindamos con diversos municipios”.
En Matamoros hasta hace apenas dos años se generó un Plan de Desarrollo Urbano e Hidráulico, que deberá permitir un crecimiento ordenado.
Para los académicos ha faltado mayor promoción por parte del Gobierno del Estado, para atraer inversiones a estos municipios que históricamente han sido sólo tomados en cuenta con fines electorales. Por este motivo es necesario que las próximas autoridades lleguen al poder con un proyecto económico definido para estas regiones que deberán contemplar el desarrollo como una prioridad y no como una promesa de campaña.
