La cultura democrática en México tiene un avance fuera de toda duda. Por lo menos eso sugieren los resultados de la Segunda Encuesta Nacional sobre Cultura, Política y Prácticas Ciudadanas 2003. Este estudio estableció que los mexicanos tenemos una gran convicción democrática; 68 por ciento de nosotros estamos dispuestos a sacrificar el avance económico con tal de tener una democracia respetuosa de los derechos ciudadanos, aunque en la realidad, si se diera un pleno respeto por los derechos ciudadanos, sin duda, tendríamos un sólido avance económico.
La misma encuesta señala que mantenemos altas expectativas para el futuro; 47 por ciento de los ciudadanos creemos que vienen mejores tiempos para la democracia. Aún así persiste el nada despreciable 42 por ciento de los que piensan que será igual o incluso peor.
La convicción democrática, sin embargo, contrasta con los hechos. A pesar de que 23 por ciento de los mexicanos estamos por lo menos satisfechos con la democracia que tenemos, 61 por ciento están poco o nada satisfechos con ella. La razón hay que buscarla, en alguna medida, en el enorme peso que el sistema político otorga a los partidos y el desprecio que en la práctica muchos de ellos asumen respecto de los ciudadanos. La agenda de Gobierno y las agendas de los partidos están muy lejos de las preocupaciones cotidianas de los ciudadanos y de las exigencias para el fortalecimiento de las instituciones; oímos a diario las razones para no hacer los cambios: "...que antes de la reelección hay que fortalecer al Congreso y modificar las normas internas de los partidos"; "...que la reforma a la seguridad pública es muy cara"; "...que las inversiones en energía y el consiguiente empleo que generan atentan contra la soberanía", el rosario es interminable.
México se encuentra atrapado. El tiempo pasa y no vemos salidas para los graves problemas que nos aquejan. La mayoría de nuestros jóvenes emigran, tienen que aceptar empleos informales o -en el peor de los casos- son seducidos por el dinero rápido de las actividades ilegales. Las calles y los parques son inseguros. La droga está envenenando a muchos jóvenes y niños, cada vez a más temprana edad.
Se requiere una respuesta desde la sociedad, una importante y representativa movilización de ciudadanos que demanden compromisos concretos a la clase política.
De ahí la enorme importancia de la convocatoria de un numeroso grupo de organizaciones a sumarse a Sociedad en Movimiento a partir del diez de marzo, como medio para salir de la trampa en que estamos. En la convocatoria se habla de un movimiento unido en los objetivos, pero flexible en las acciones y temas que cada organización se comprometa a realizar. Su éxito dependerá de que las organizaciones participantes ayuden a contagiar el sentimiento de esperanza de hacer lo que a cada quien toca, para que México sea un país mejor. Sus ideas básicas consisten, por un lado, en delimitar el perfil personal y programático que una buena parte de la sociedad quiere encontrar en el próximo presidente de la República y en los integrantes del Congreso de la Unión y, por el otro, definir preguntas concretas desde la sociedad a los candidatos y encontrar ahí, en sus respuestas, una guía muy clara sobre su visión y propuestas para el país.
La sociedad ya está en movimiento. En 2000 nuestro voto hizo realidad la alternancia política en el poder. En 2004 los mexicanos hicimos posible la movilización más numerosa de toda la historia del país y también la Conacon, en la que se dieron cita más de mil organizaciones civiles. La sociedad sigue en movimiento, ahora los ciudadanos nos acercaremos unos a otros para encontrar qué queremos y a quién debemos confiar el timón de nuestra nación. La sociedad seguirá en movimiento cuando debatamos con los políticos para señalarles el rumbo y comprometerlos con nosotros.
El movimiento de la sociedad tiene que ser fuerte y permanente.
Tenemos que encontrar los nuevos liderazgos que nos conduzcan en los próximos años; que tengan el valor y la capacidad de tomar las decisiones trascendentales que están pendientes. En 2006 tenemos que poner a esos nuevos liderazgos en las posiciones desde las que deberán actuar. Después tenemos que exigirles en todo momento que trabajen a favor del bien común y del futuro de México. Unida, la sociedad en movimiento vencerá la pobreza y hará a los mexicanos más libres.
correo electrónico: gfunes@coparmex.org.mx